Enrojezco de pies a cabeza. Mis hormonas ya están revoltosas por su sangre, por lo que la mera sugerencia de una actividad sexual las hace saltar. Y se que ellos lo huelen.
-Estoy enojada contigo -digo a Christian, bajo la cabeza y vuelvo a la tarea de poner pasta en la fuente.
-No veo que ese sea un problema -siento su mirada fija en mí. De nuevo, con esa velocidad vampírica que tiene está a mi lado -Ven aquí.
Me atrae a sus brazos y me besa. Gimo bajito. Dios, es muy bueno. Paso los brazos por su cuello, y no me importa lo más mínimo que esté enojada con él. Lo quiero, y quiero arrancarle la ropa.
Chupa mis labios y muerde eróticamente la parte inferior. No es gentil, su toque es exigente. Desliza sus manos bajo la blusa, hasta tocar mis pechos con sus palmas. Titubeo cuando sus pulgares tocan mis pezones, y me arqueo hacia él, queriendo más.
Noto como mi respiración se agita, Christian deja una hilada de besos en mi cuello y clava los dientes en la curva del hombro, donde descansa su marca. Grito de la sorpresa y mis piernas ya no me sostienen. Andrew me agarra. No me doy cuenta cuando estoy balanceándome entre dos duros cuerpos. Uno delante. Otro detrás.
Gentiles besos llueven donde Andrew me marcó. Me inclino hacia atrás, queriendo más del tacto del Irlandés.
Christian saca mi blusa en un rápido movimiento y siento las manos calientes de Andrew desabrochando el sujetador. Al segundo Christian se inclina y mete un pezón a su boca. Dios, estoy que hiervo. Ningún preámbulo. Fue por ello. Duro y rápido.
-¿Lo deseas Aria? Dime cuanto lo deseas -dice Andrew apretándose a mi trasero.
-Lo deseo -logro murmurar.
Christian tira de su camisa, sacándosela totalmente y lanzándola al suelo, me atrae hacia él para que pueda sentirlo a través de los pantalones.
Me devora la boca y escucho el caer de unos pantalones.
-Al sofá -murmura Andrew. Christian me agarra un poco más fuerte, permitiéndole caminar conmigo al lado abierto del sofá, donde se estiran las piernas.
Andrew se sienta y Christian me deja con cuidado en el suelo.
-Ven -dice Andrew extendiendo su mano.
Tan pronto como como deslizo sus dedos a través de los suyos, me tira hacia él, a su regazo hasta que me tiene sentada a horcajadas sobre su cuerpo.
-Terminemos de sacarte esto -me tira los pantalones.
Christian está detrás de mí esta vez, acaricia mi oreja, luego lame el lóbulo y lo chupa con su boca. Un temblor me invade el cuerpo y ahora es Andrew el que encuentra uno de mis pezones.
Me dan vuelta, y mi espalda queda apoyada al sillón.
-Abre las piernas cariño -manda Christian.
Dudo un momento, ante la idea de estar tan expuesta y tan abierta para los dos. La mano de Andrew se desliza por mi vientre, y me tenso cuando roza suavemente el vértice de mis piernas, gradualmente separando mis muslos.
-Relájate nena -susurra Andrew -te haremos tocar el cielo.
Christian se mueve más arriba de mi cuerpo, y se va a jugar con mi marca, con mis pechos. De pronto siento los dedos de Andrew en mis pliegues, rozando aquel lugar que me hace perder la cabeza.
-Te besaré justo aquí -toca en aquel lugar.
Apenas puedo reunir pensamientos lógicos, me tienen tan dolorosamente al borde del orgasmo.
-Vamos Aria, déjate llevar, te daremos más después de éste -murmulla Christian. Andrew introduce un par de dedos en mí y me dejo caer. Una larga y espléndida caída.
Apenas me empiezo a recuperar cuando oigo una cremallera y siento a Andrew entrando lentamente en mí, Christian se pone de pie dejándome ver a Andrew, que se inclina a besarme el cuerpo. Y el termómetro empieza a subir otra vez.
Christian mueve mi cabeza a la izquierda y tengo su masculinidad, grande frente a mí.
-Vamos cariño, abre la boca.
Hago lo que dice sin pensar, toma mi cabello para establecer su propio ritmo, ono, dos, tres, cuatro, más profundo. La inquietud se apodera de mí, y el aturdimiento no me deja reaccionar. Trato de razonar. Es Christian. Christian no me hará daño. No puedo tener miedo de él.
"Vamos puta, abre la boca. ¡No es necesario que respires!" me da una cachetada, luego otra más. "¡Más hondo perra! y no te atrevas a morderla" la garganta me arde, si no fuera por que no he comido nada las arcadas me harían vomitar. Y el cuero cabelludo duele con la fuerza que tira de mi cabello "Me voy a correr 72, y lo vas a tragar todo porque no tendrás qué comer hoy"
No lucho contra la oleada de pánico, batallo para tomar aire. Aprieto tan fuerte los puños que mis uñas me hacen daño. Todo da vueltas, presión, impotencia.
-¡No! -oigo mi propia voz, pero no soy consiente de ella.
Pateo, y ruedo lejos, al otro extremo del sillón de tres plazas. Acurruco las rodillas contra mi pecho, bajo la frente hasta tocar mis piernas. Mi estomago, las costillas y mi rosto están a salvo. No me hagan daño.
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Estoy curiosa... ¿Team Andrew, Christian o Sam?
Amor a todas!! gracias por leer y votar!!
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Nuestra Frágil Luna
Hombres LoboAria es una dañada licántropo que logra escapar del laboratorio donde la mantuvieron cautiva por cinco años. Encontrándose en el camino con el Alfa que sería su compañero. Sin embargo, la especie se encuentra a pasos de la guerra más sangrienta que...