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Aria:

-Buen día -Sonríe el pelirrojo desde la cocina mientras bajo la escalera -Adivina lo que fui a buscar hoy en la mañana.

-¿Trajiste el árbol de navidad? - Voy rápidamente a la sala de estar, donde me encuentro con un hermoso pino en una esquina del lugar.

-Estaba pensando que podríamos ir a comprar adornos, Andrew está fuera por asuntos de la manada, así que yo me encargaré de ti hoy.

-No he salido de aquí desde que llegué, bueno fui al hospital pero...

-¡Genial! iremos a la ciudad, almorzaremos allá, ve por tus zapatos y abrigo.

-¿Sabe Andrew dónde estamos? - Pregunto bajando del jeep negro de Sam.

-Le dije que iríamos a dar una vuelta, mencionó que querías arreglarte el cabello - asiento - Eso haremos primero.

Toda la ciudad está llena de luces y adornos navideños, la gente corre a comprar los regalos de último minuto y los villancicos inundan las calles.

Me siento un poco abrumada con toda las personas, Sam lo nota y se acerca a mí pegando su cuerpo al mío. La parte de mi cerebro que lo reconoce como su compañero se siente segura, la otra no tanto.

-Aquí - Me señala la entrada al salon de belleza sujetando la puerta por mí, enseguida una señora con una gran sonrisa en la cara se acerca a nosotros y me guia a una silla.

-¿Qué buscas linda? - pregunta la señora del salón.

-Se hará el cabello, las manos y los pies - Responde Sam sonriéndome por el espejo.

Después de una eternidad estoy lista, mi pelo luce mucho mejor, además mi acompañante insistie en comprarme un aceite para que recuperara su fuerza. Mis uñas están de un rojo brillante navideño. Quedo contenta con el resultado.

Soy normal por un momento, me relajo y disfruto que se hagan cargo de mí, aunque, después de comer mientras estamos comprando los adornos para el árbol de navidad me abraza la melancolía al ver las familias pasear de la mano, riendo y cantando villancicos.
Mis padres siempre ocupan una parte de mis pensamientos y últimamente también el niño que perdí, el cual Andrew ni siquiera me dejó ver.

-Aria ¿Estás bien?

-No, solo quiero volver hay demasiada gente, estoy un poco abrumada.

-Claro, vamos a pagar esto y regresamos - acaricia mi espalda dándome apoyo, la oscuridad me invade. Solo aumenta la tensión.

Andrew, quiero estar con Andrew.

El camino de regreso es corto, Sam sonrie y canta las canciones navideñas de la radio y sus rulos pelirrojos se mueven cuando marca el ritmo de la música con su cabeza.

-Baja, yo llevo las compras -Dice el escoses apagando el motor.

La casa se ha inundado con el olor del arbol navideño, me saco la chaqueta y las botas dejandolas a la entrada, cuando noto el jengibre colarse por mis fosas nasales.

-Me gusta el corte -Aprueba Andrew. -Así que me extrañaste... - sonríe triunfante.

- Cállate, también quise desgarrarte el cuello.

-Lamento no haber estado ahi, sentí que se te hizo un tanto complicado.

-No importa...

-¡Vamos a armar el arbol Aria! -Interrumpe el pelirrojo entrando con muchísimas bolsas en sus manos corriendo hacia la sala.

-Sam es realmente alegre -comento a Andrew.

-Es un niño - vuelve a sonreír.

Cuarenta minutos más tarde Sam es el único que sigue colgando adornos en el árbol, yo disfruto del sofá, observándolo mientras bebo una malteada.
Andrew está en frente trabajando desde el computador.

-Un par de brujas y vampiros vienen mañana - habla Andrew mirando a la espalda de Sam.

-¿No qué estamos en guerra con los vampiros? -Pregunto un tanto confundida.

-Es una raza de vampiros con la cual estamos en guerra, no todos ellos son malos, algunos son hasta buenas personas - contesta Sam.

De un momento a otro Andrew y Sam se ponen en posición de alerta y se miran fijamente por unos segundos.

-Parece que llegó antes -susurra Andrew y golpean la puerta.

-¿Las brujas y los vampiros? - pregunto.

Sam deja el adorno que está poniendo al lado y se dirige a la puerta, al mismo tiempo que Andrew se acerca para sentarse a mi lado.

-¿Qué sucede? - digo

-Llamé a Christian ayer por la noche... pensé que vendria dentro de un par de dias pero al parecer adelantó su viaje. Lo lamento hermosa sé que querias más tiempo, pero la verdad no tenemos mucho. Ni siquiera hemos terminado nuestro vinculo, ni haz marcado a Sam...

Los pasos de los hombres se vuelven cada vez mas fuertes y yo me acerco cada vez más a Andrew.

-Así pues bien... ¿Qué tenemos aquí? -Arrogante, alto, pelo corto y rubio, olor a avellanas tostadas y mi lobo dando vueltas de un lado a otro. No otra vez .


Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora