-Elizabeth -Christian también baja la cabeza en señal de respeto.
-Andrew por favor, no seas tan dramático -le digo para que se ponga de pie y me sonríe.
-Lo mejor es que volvamos a la cama, podemos seguir hablando cuando amanezca -dice Christian y estoy de acuerdo con él.
Salimos en silencio de la gran biblioteca para dirigimos a nuestras habitaciones. Andrew me abraza y me quedo dormida en su pecho. Esta vez sin sueños.
Un beso en mi mejilla derecha, otro en la izquierda, frente, nariz, los labios mi cuello.
-Mmm...
-Es hora de despertar nena -susurra Andrew en mi oído. Dios... Se siente bien, enredo mis manos en su pelo y junto su boca con la mía.
El beso es suave y lento y hace girar su lengua alrededor de la mía, una de sus manos descansa en mi estomago, la otra me acaricia el pelo. Cruzo los brazos por su espalda abrazándolo con fuerza.
Los labios de Andrew bailan con los míos,y deslizo las manos por debajo de su polera de pijama. Sus caderas se mecen contra las mías, y un gemido escapa de mis labios.
-Elizabeth... -Susurra, me detengo y separo de su cuerpo incorporándome en la cama.
-No me llamo Elizabeth -mi voz suena ronca y me aclaro la garganta.
-Es el nombre que tu madre te dio.
-Estoy un poco confundida. Iré a la cocina -digo saliendo de la cama rápidamente.
Escucho unas voces en el primer piso mientras bajo las escaleras y un segundo después el aroma a la naranja me golpea.
-¡Sam! -Exclamo y bajo corriendo los peldaños que me faltan.
Sonríe gigante al verme y sus pelos pelirrojos los ha enredado en un pequeño moño.
Alzo mis brazos a su cuello y lo abrazo fuerte.-¿Qué haces aquí? -Pregunto cuando nos separamos.
-Tú y tus compañeros han invadido mi casa -gruñe Christian que está a su lado. Le frunzo el seño.
-Pienso que es justo que también tengas mi olor -dice Sam olfateándome y me sonrojo -¡Además nos iremos hoy! -me vuelve a abrazar contento.
-¿A la casa nueva?
-Si, ya está todo en orden, aún faltan un par de cosas pero está lo básico. Hicieron un trabajo increíble.
-Mandamos a 54 hombres. Obviamente hicieron un trabajo increíble -Christian pone los ojos en blanco.
-¿Por qué tienes que ser tan pesado? -lo miro a los ojos.
-No te metas conmigo Elizabeth.
-¡Dios! ¡dejen de llamarme Elizabeth! Lo de ayer no cambia nada -hiervo y subo las escaleras pisando fuerte.
Intento recordar cual es el camino a la biblioteca y en unos segundos me encuentro frente a miles de libros de distintos años y colores. El que sacó Christian ayer sigue abierto en la mesa, lo tomo con cuidado y me voy a un sillón.
Cuenta la historia de los herederos de sangre de la luna y la conexión directa que tienen con ella. Dudo que sea una heredera con todo lo que sufrí en el recinto, "La luna te cuidará" había dicho la mujer en mis sueños. Pues vaya forma de cuidarme.
El propósito de los herederos de la luna es mantener la raza protegida, evitar guerras entre licántropos y ayudar en caso de conflictos externos. Suelen tener más fuerza, mejor estrategia en el campo de batalla, y dicen que controlan una especie de energía. Siendo más difícil acabar con ellos.
Los herederos fueron respetados por muchísimos cientos de años y se les otorgaba el título de monarcas. Hasta que un Alfa prepotente y celoso decide acabar con ellos, por lo que escapan del viejo continente y nunca más son vistos.
-Aria -Sam golpea la puerta y entra a la habitación. Le sonrío.
-Lamento haberme ido así, es solo que últimamente me sacan de quicio -digo y se viene a sentar a mi lado, me apego a él.
-Me contaron lo que descubrieron anoche -suena algo asombrado.
-Por favor no me llames Elizabeth -ríe y me encanta -No sé como pueden estar tan seguros. O sea fue un sueño que sentí real y extraño, por eso se los dije. Pero no tengo ningún recuerdo de aquello, y podría decir que tenía unos tres años.
-Es normal no recordar nada a los tres -dice tomando mi mano y acariciándola.
-No lo entiendes, tengo bastante buena memoria.
-Nadie recuerda los tres -vuelve a reír.
-Como sea -No discuto más -¿A qué hora nos vamos?

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Nuestra Frágil Luna
Kurt AdamAria es una dañada licántropo que logra escapar del laboratorio donde la mantuvieron cautiva por cinco años. Encontrándose en el camino con el Alfa que sería su compañero. Sin embargo, la especie se encuentra a pasos de la guerra más sangrienta que...