-No puedo hacerlo - digo mirando esos ojos azules que muestran más preocupación de la que deberían.
-Se que es difícil pero igual lo necesitas, tu cuerpo te lo está pidiendo. Es tú cabeza la que no está de acuerdo.
-No lo entiendes.
-Hermosa...
Le muestro, abro mi mente y procuro que Andrew vea también.
No me concentro en lo peor, sino, en lo suficiente para que entendieran lo que me piden.
La primera vez había llorado y gritado tanto que me desmallé por falta de aire, les enseño como cada vez que entraban a mi celda y me tocaban me venían arcadas, lo sucia que me sentía cuando sus cuerpos estaban pegados al mío y ya no tenía fuerzas para luchar, por lo que solo cerraba los ojos.-Mierda Aria... -Me abraza, fuerte enterrando su cara en mi cuello.
-Estoy bien -susurro -Ahora estoy bien, en serio. Solo que... no creo que pueda
-No, claro que no estás bien- se separa y me mira con ojos llorosos -Mereces ser feliz, mereces poder disfrutar las cosas de la vida que esos imbéciles te han quitado.
Su teléfono empieza a sonar y el nombre de Andrew se ve en la pantalla.
-Sabes que odio compartirte -sonríe y contesta la llamada, aparece la cara de Andrew que no esta para nada contento.
-¿Qué fue eso Aria? -pregunta peinándose el cabello hacia atrás con los dedos, algo que lo he visto hacer cuando está disgustado.
-Yo... ustedes me mordieron, no quiero tener que... ya saben y sientan...vean. No puedo - me cuesta encontrar las palabras. Dios... -Entiéndanme.
-¿Recuerdas cuando Sam y yo te besamos las marcas? -siento como el calor me sube a las mejillas y me llevo una mano al cuello, recordando donde había sentido tal placer. -¿Los sueños que haz tenido gracias a la sangre de Christian? ¿Cómo despiertas en medio de la noche mojada, deseando que alguien te toque?
-Para -le digo llevándome las manos a la cabeza. -No quiero que suceda. Sé que después los voy a odiar, no quiero que las cosas cambien.
-Van a tener que cambiar tarde o temprano -habla Sam -más temprano que tarde hermosa.
-Andrew... -susurro en busca de ayuda.
-Cuando mordiste a Christian, las cosas se pusieron bastante calientes...
-Estaba borracha con su sangre, no lo recuerdo.
-A lo que voy es que el no te ha mordido, no sentiría nada más que tus emociones, además lo deseas, por que su sangre sigue en ti.
-Ayer no soñé con él -El Andrew de la pantalla pone sus ojos en blanco.
-Ayer no tuviste tiempo de soñar.
-Lo conozco hace 6 días, no lo sé...
-Es eso o lo de anoche hermosa -Sam acaricia mi brazo -No quiero pensar que... Dios, pero tampoco te puedo ver de nuevo con ese dolor.
-Pero cuando estoy contigo... -miro a Andrew por la pantalla.
-Tu misma dijiste que por que te marcamos... Además no quiero que nuestra primera noche sea así.
-¿Pero no te importa que con Christian lo sea?
-No quise decir eso Aria, No sabes las ganas que tengo de... te lo he dicho. -su cara muestra cansancio y recuerdo que ha estado toda la mañana en reunión además de anoche recibiendo mi agonía a través de nuestro vínculo.
-Está bien, lo intentaré. Llámalo.
-Bien, tengo unas cosas que hacer, hablamos después -Andrew se desconecta y queda la pantalla en negro.
-No puedo estar aquí para esa conversación -le digo a Sam y subo las escaleras en busca de algo para distraerme, mi búsqueda no demora demasiado ya que en uno de los salones hay un gran piano de cola.
Un montón de recuerdos de mi infancia inundan mi mente, yo sentada en la banqueta y mi abuela con un puntero guiándome a través de la partitura, audiciones, presentaciones en mi escuela. Sé tocar el piano.
Me siento en frente y paso mis manos que se empiezan a mover solas por las teclas, recuerdo cada nota, cada movimiento que tengo que hacer para que la melodía fluya, como el pie en el pedal y la fuerza con la que tengo que presionar para que la música llene la estancia.
No se cuanto rato estoy, solo el piano y yo, hasta que no se me ocurre otra melodía para interpretar, aún así recuerdo bastante. Me gusta.
-Christian llegará en una hora, vamos a preparar tus cosas -me sonrojo.
-¿Cuanto haz estado ahi?
-Unos 30 minutos -sonríe acercándose - No te quise distraer. Tocas preciosamente Aria. Sorprendente -me da la mano ayudándo a ponerme de pie.
-No recordaba que podía tocar el piano hasta que lo he visto -menciono -Mi abuela era profesora y ella me empezó a enseñar cuando tenía cinco, hasta... bueno, ya sabes. -me besa la cabeza mientras atravesamos la puerta a la habitación.
-Estoy seguro que Christian te llevará de compras -musita Sam guardando mi ropa en la maleta.
-No estoy segura sobre hoy -murmuro- tampoco es justo para Christian.
-Hermosa, no estas obligada a hacer nada que no quieras ¿Está bien? puedes pasar la noche de nuevo en la nieve si así lo deseas. Y no pienses que es injusto para Christian, estamos dejando que sea el primero que se meta entre tus piernas y él bastardo lo disfrutará.
-¿Cómo va el arreglo de la casa? -pregunto para cambiar el tema.
-¿Ya está aquí? -pregunto cuando Sam cuelga la llamada.
-Así es. Vamos -bajo las escaleras con Sam cargando la maleta detrás.
-Me hubiera gustado conocer a tu familia -lamento recordando la conversación del día de noche buena.
-Te traeré de visita un día de estos -sonríe. Deja la maleta en la sala y yo me quedo parada ahí mientras el va a abrir la puerta. La avellana hinunda la habitación y un Christian vestido con camisa y corbata, entra a mi campo de visión.
-Aria -saluda Christian con un asentimiento de cabeza.
-¿Qué tal? -le sonrío a medias.
-¿Café? -ofrece Sam.
-Tenemos que estar en el aeropuerto en cuarenta minutos, es mejor ir saliendo.
-Bien -dice Sam -Yo conduzco.
-Hey... Nos vemos al final de la semana preciosa -me abraza Sam antes de entrar a embarcar.
-Pensé que teníamos que viajar en auto, ya que no tengo pasaporte.
-Ten -saca uno de su bolsillo y lo miro sorprendida, lo abro y obviamente la mujer de la foto no era yo. Aunque tiene mi pelo y el mismo color de piel.
-Se parece, pero dudo que...
-Déjamelo a mí, pasaré primero - le entrega su pasaporte al de seguridad y mira al hombre fijamente a los ojos "Cuando la señorita pase y te muestre su pasaporte todo estará a la perfección con su documentación" dice, y luego me indica con la cabeza que avance.
-Marianne Chase -mira el pasaporte y luego a mí -Que tenga un buen viaje señorita -sonríe amable.
Miro a Christian incrédula y rápidamente camino a su lado.
-¿Puedo yo también hacer eso? -lo miro esperanzada.
-Nop, cosas de vampiros. Vamos -me toma la mano, me cae por sorpresa y nos apresuramos a la fila ejecutiva.
-Dos rosé, por favor -le ordena a la asistente de vuelo que se acerca a nosotros luego de tomar nuestros abrigos.
-Enseguida señor -le sonríe demás la pelirroja.
-Vamos a tomar asiento, tenemos unas cosas que hablar.
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Nuestra Frágil Luna
WerewolfAria es una dañada licántropo que logra escapar del laboratorio donde la mantuvieron cautiva por cinco años. Encontrándose en el camino con el Alfa que sería su compañero. Sin embargo, la especie se encuentra a pasos de la guerra más sangrienta que...