54

50.8K 4.1K 364
                                        

Cuando la luz se empieza a filtrar por las cortinas llego a la conclusión que no dormí nada. Que sea una boda de hombres lobos no significa que no existan nervios... tal vez sea una razón para tener más nervios, y con tres...

La cama está vacía, ayer Sam se fue a Escocia a buscar a su familia. Y aunque insistí en dormir con Andrew, él y Christian opinaron que era mejor que durmiera sola la noche antes de la ceremonia.

Abajo ya hay movimiento, y el reloj digital del velador marca las 8:30 de la mañana. Me pongo mi bata de levantar y voy a la cocina en busca del café más cargado que pueda hacer.

Hay personas entrando y saliendo de la casa, y me sorprendo al ver que nuestro living y comedor han desaparecido, dejando un gran espacio libre que se comienza a llenar con sillas.

-¿Donde se fueron nuestras cosas? -pregunto cuando Andrew se me acerca.

-En el gimnasio -me besa la coronilla -¿Cómo dormiste?

-Necesito un café -se aparta para darme acceso, tomo el jarro más grande que encuentro y pongo a funcionar la cafetera.

-¡Ya están aquí! -exclama revisando su celular.

-¿Quien?

-Mi madre y mis hermanas -sonríe. Si hubiera tenido café en la boca lo hubiera tirado.

-¡Ni siquiera estoy vestida! -le grito.

-No te preocupes, ellas tampoco están arregladas. Ire a buscarlas.

Genial, esto se pone aún peor. ¿No se supone que una novia tiene que disfrutar su día? Me sirvo el café y de tonta me paso a quemar, por suerte no lo derramo sobre la encimera.

-Al menos no tendrás una suegra de mi parte -dice Christian entrando a la cocina. Toma mi mano y se lleva la pequeña mancha rojiza que dejó el agua caliente a sus labios.

-¿Qué tan normal es que conozca a mis dos suegras el día de mi boda?

-Muy normal -responde sarcástico cuando suelta mi mano.

-Gracias -murmuro viendo donde estaba la mancha.

-¡Aria! -tres mujeres se empiezan a acercar a mí, y cuando estoy por retroceder Christian me toma de la cintura.

Son todas iguales, bueno, no literalmente iguales, altas con piel clara, ojos verdes como los de Andrew. Lo que las distingue un poco más que sus rasgos físicos es su cabello.
La madre de Andrew es obviamente mayor, y las hermanas, una con el cabello lila y corto. Y la otra con su color natural y largo. Christian me mueve un poco haciéndome reaccionar.

-Un gusto -extiendo la mano a la mujer que la toma sonriente y repito la acción con las otras chicas.

-El gusto es todo nuestro -habla la hermana de pelo largo.

-Sam está aquí... -comento cuando lo siento llegar. Dios... esto es demasiado para un día.

-Vamos a la sala de estar -sugiere Christian, estaremos más cómodos.

Todos asienten y caminamos hacia la sala de estar, donde las mujeres de sientan en el mismo sofá.

-¿Quieren algo? -les ofrece Andrew llegando a la sala. Todas niegan y miran detrás del irlandés.

-Dios..., estoy en una bata Christian -le susurro.

-¡Hey...! -entra Sam, con ruido a su alrededor -¿Cómo estás hermosa? -me da un beso corto.

-Bien -le sonrío, mirando a los que le acompañan.

-Aria, estos son mis padres -dice señalando a los más cercanos -Mi hermana Melissa -saluda una chica de unos 20, pelo castaño claro y como de mi estatura -Mi hermano Philip -tiene un parecido a Sam, pero no es pelirrojo -Y mi abuela Elisa -saluda una mujer mayor.

-Por favor, pasen a sentarse -les digo.

En un segundo la sala se llena de mi familia política, y no estoy muy segura de que hacer ni como comportarme.

-Aria -habla Christian y todos quedan en silencio -Son las nueve y tu equipo de preparación ya no tardará en llegar, ¿Qué tal si vas por un baño en sales? -el color sube a mis mejillas.

-Emm si, estaría bien. Nos vemos luego -me escurro con mi taza de café al segundo piso.

Abro los ojos como platos cuando entro a mi habitación, una cama muy muy grande se encuentra donde antes estaba el sillón, que ahora está pegado a la pared.

Respiro profundo, intentando relajarme. Pongo a correr el agua y le vierto las sales de baño.

Termino el café antes de meterme al agua caliente. Me lavo el pelo, enjabono y depilo con más cuidado que otros días.

-Aria -habla Andrew desde fuera del baño, ya han llegado los que te ayudarán a arreglarte, y te dejé unos bocadillos en el escritorio.

-¡Gracias! -exclamo.

Me envuelvo en la bata de toalla y mi cabello. Hay tres mujeres conversando felices en el otro extremo de la habitación, organizando las cosas que llevan en sus maletas.

-Luna -dice una de ellas y todas bajan la cabeza al mismo tiempo.

-Olvidemos las formalidades por hoy -les digo -solo soy una novia, demasiado nerviosa para pensar con claridad. Que acaba de conocer a sus dos suegras y bebió demasiada cafeína. 

-Bien, por aquí luna -señalan una silla con ruedas.

Cejas, mani, pedi, mascara facial, peinado. Ya entiendo por qué necesito horas para estar lista.

-Lindo anillo Luna -comenta la chica que está trabajando en mis manos.

Claro que si. Al día siguiente de poner la fecha, mientras almorzábamos me sorprendieron con un anillo de tres piedras de tamaños iguales, era tan perfecto que estuve a punto de llorar de la emoción.

Mi pelo esta recogido dejando a la vista mi cuello, y el poco maquillaje que me pusieron me sienta bien. De todos los vestidos sencillos que me dieron a elegir la semana pasada, elegí el menos sencillo que había. Deja un tanto de mi espalda al descubierto dejando ver un par de cicatrices, pero Sam dijo que no me tenía que avergonzarme del pasado, porque me había hecho más fuerte, me había hecho quien soy.

-Estas preciosa Luna -veo a las chicas por el reflejo del espejo.

El collar de la luna queda perfecto con el vestido, y por primera vez en mucho tiempo me gusta como me veo.

-Falta solo una cosa.

-¿Tacones? 

-La ceremonia es descalza Luna -responde una de ellas.

-Claro... -digo, ¿Descalza, en serio? ¿Qué iba a parecer al lado de aquellos gigantes? 

La misma chica que me respondió se acerca a mí, con lo que parecía una corona de ramas trenzadas en su mano.

-Normalmente la corona de la Luna se hace con las ramas de la tierra del Alfa. Pero como son tres, nos las arreglamos para juntar las ramas de Irlanda, Inglaterra y Escocia.

-Es preciosa -la admiro cuando la pone en mi cabeza.

-¡Está todo listo! -dice una voz que no reconozco al otro lado de la puerta.

Dios... ¿Por qué estoy tan nerviosa?

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora