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Odio sentirme tan débil, solía tener bastante músculos cuando escalaba y mi resistencia no estaba nada mal. Pero ahora corro un poco y siento mis pulmones sin aire.

-¿Podemos parar ya? -Andrew corre demasiado lento para lo que puede junto a mí.

-Un poco más -dice, estoy a punto de dejar mi cuerpo caer al suelo.

-Soy muy débil -paro y toco mis rodillas con las manos. Respiro hondo intentando recuperar el aliento -Entiendo por que tengo que estar más fuerte. Es solo que -me siento en el suelo que se encuentra húmedo por el clima -Disfrutaba hacer ejercicio, era fácil. Ahora solo me canso y duele -Andrew se acuclilla quedando a mi altura.

-Se te hacía más fácil que a los demás por tus genes licántropos. Siguen ahí, vamos -me levanta tomándome la mano -Solo un poco más -dios... este hombre me quiere matar.

-Christian tiene una bonita casa -señala Andrew entrando a la cocina con su pelo mojado.

-Prefiero la tuya - sonríe -¿Nunca habías venido?

-¿Tú crees que Christian sería tan amable de invitarme a su casa por qué sí? -subo los hombros.

-No lo sé, pensé que como los tres eran los alfas más fuertes... tendrían reuniones o algo.

-Una vez al año, pero siempre en alguna casa de la manada. Con Sam solemos vernos más a menudo.

-Sam y Christian si que no se llevan bien -comento mientras Andrew abre la nevera en busca de comida.

-Son demasiado distintos. ¿Qué quieres comer?

-Lo que sea.

¿Podríamos vivir bien los cuatro? solo fueron unos días los que estuvimos juntos y no todo fue exactamente lindo.

-¿Hamburguesa y patatas? -pregunta sin darse la vuelta.

-Suena bien. ¿Sabes que Christian puede hacer que las personas hagan lo que él quiere cuando las mira a los ojos?

-Claro -responde dejando un par de ingredientes en la mesa y toma un cuchillo para pelar las patatas -Aunque solo puede hacerlo con los humanos.

-¿Todos los vampiros pueden hacerlo?

-No estoy seguro, creo que solo los de una clase más alta, de la que viene Christian -asiento -¿Ha estado todo bien con él? puedes contarme Aria -su mirada muestra preocupación.

-No fue fácil -respondo -pero creo que nos entendemos un poco más.

-Tiene un pasado duro, como el tuyo, los malos rumores dicen que eso formó su carácter.

-¿Qué sucedió? -pregunto interesada.

-Solo conozco los rumores, además no es mi lugar decírtelo nena -afirma.

Me queda dando vueltas lo que le ocurrió Christian, tiene pinta de que nada ni nadie lo pude lastimar. Me molesta pensar que alguien le haya hecho daño.

-Su mente es impenetrable -digo para mi misma.

-¿Cómo la tuya ahora? -me sonrojo.

-Peor.

-¿Qué le dijiste para que te enseñara aquel truco? Mi pared es la más segura que conozco pero creo estás ganando -Le sonrío y siento como trata de perforar mi mente.

-Nada -levanta una ceja.

Nos encontramos terminando la cena cuando el ruido de la cerradura indica que el dueño de casa a llegado, me golpea una ráfaga de su aroma y me siento bien. Me siento bien con los dos aquí. si solo estuviera Sam...

-¿Qué tal todo? -pregunta Andrew.

-Necesito un trago -avanza hacia nosotros aún con su esplendido traje, soltándose el nudo de la corbata, me gusta cuando hace eso -El maldito se tragó la lengua para no contarme su plan -gruñe, saca dos vasos de uno de los estantes junto con una botella de whisky, mira a Andrew que asiente con la cabeza.

-¿No lograste sacarles nada antes de eso? -pregunta el irlandés.

-Nada. Los hubieras visto... se reían como enfermos. Vamos a la sala de estar necesito relajarme -dice tocándose los ojos con el pulgar y el índice. Andrew deja los platos en el fregadero y seguimos a Christian. Diviso un sofá prometedor y me hundo en él.

-Dijiste que me mostrarías una foto de los vampiros -lo miro emocionada y sonríe de una manera fría. Mi mente se llena de imágenes de unos hombres tan pálidos que llegan a ser azules con venas moradas. Sus ojos son negros y rojos al mismo tiempo. Dan asco, me asusto y las imágenes desaparecen. Mi corazón late rápido y mi cuerpo se pone a la defensiva.

-Que bien que no te gusten -comenta -No huelen para nada bien tampoco -dice llevándose el vaso a la boca. Sus ojos están clavados a los míos, y lo miro con odio.

-¿Qué hiciste con ellos? -habla Andrew.

-Les arranqué el corazón y los quemé -dice como si fuera obvio -no me servían sin lengua -Andrew asiente pensativo -Estaba pensando que cuando ustedes dos terminen su unión, podríamos empezar a practicar la comunicación. Supuestamente la Diosa nos ha unido para que los tres pudiéramos comunicarnos en batalla a través de Aria. Me ha estado dando vueltas en la cabeza como funciona aquello.

-Si, a mi igual - concuerda Andrew.

De nuevo siento que estoy aquí por un propósito que no es el mío.

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora