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-Ten.

-¿Qué es ésto? -me limpio los mocos, y me acomodo en la cama de Sam cuando Andrew me entrega un papel doblado por la mitad.

-Solo ten, te dejaré sola -sonríe triste y sale por la puerta.

"Para Aria" se lee. Mi corazón late fuertemente, y lágrimas mojan las letras desordenadas.

"Espero que no estés leyendo ahora mismo, y yo te esté sosteniendo en mis brazos frente al fuego, mientras tú sonríes con las historias que me encanta contarte.
No fue idea mía, Andrew sugirió que escribiéramos una carta por si algo salía mal. Y si estás leyendo esta, de corazón espero que no tengas que leer ninguna más.
Te amo Aria, más que a nada en el mundo. Me faltan montones de historias que contarte, y montones de cosas que quiero hacer contigo.
No quiero pensar en una vida sin ti a mi lado...
Creo que esto no esta yendo bien, no sé escribir"

río entre lágrimas, hay un montón de líneas vacías y más párrafos abajo.

"Mi dulce olor a jazmín. Necesito que seas fuerte, y que no llores demasiado por mí. No hay momento en que me sienta más indefenso cuando las lágrimas caen por esos ojos, y no hay nada que pueda hacer además de abrazarte. Siempre te abrazaré, siempre estaré contigo, en esta tierra o o en otra.
Eres especial Aria, eres la persona más fuerte que conozco. No dejes que nadie te diga lo contrario, créelo.
No dejes de visitar Escocia, ve a ver a mis padres y a Lucy, si estos idiotas te dejan tener un perro, sería buena compañía.
Hablando de idiotas, bromea a Andrew por mí, necesita reír más. Ambos necesitan reír más.
No se que mas decir... Bueno, tengo mucho que decir, pero no es tema para una carta de despedida. No de despedida, estaré esperando por ti donde sea que me encuentre.
Te amo, mucho más de lo que puedes imaginar.
Siempre tuyo.
Sam."

Me hundo a llorar en su almohada, que aún huele a él. La desesperación me apreta el pecho.

No lo disfruté nada, no lo viví nada. No se pudo haber ido así.

Me quedo dormida en su cama sin soltar la carta.

-Nena... Vamos a comer algo -se sienta Andrew a mi lado y despeja mi cara del pelo que se ha quedado ahí pegado con las lágrimas cuando abro los ojos.

-Tú también lo extrañas -murmuro.

-Mucho, Sam es una de las mejores personas con las que me he cruzado. No se merecía esto.

Peina mi cabello con sus manos y lo amarra con un elástico.

-Hey... -habla cuando vuelvo a sollozar. Me sostiene por un rato, meciéndonos sin decir nada.

-Christian ha vuelto -le digo, siento su presencia cerca.

-Aria... No puedes tratarlo así de por vida. El hombre se siente miserable.
No fue culpa de nadie, no tenía como saberlo -hace una pausa- Eres su única familia.
Tienes que perdonarlo nena, no podrás vivir en paz si lo sigues culpando.

-No lo culpo -digo -no podría.

-Te espero abajo, si no quieres comer, al menos té y galletas -me besa la frente antes de salir.

Tomo la carta. La leo una y otra vez, con la esperanza de que de la nada comiencen a aparecer más palabras en la hoja. No sucede.

Dejo el papel en el cajón del velador y bajo por algo de compañía.

Christian se encuentra de pie en medio de la sala, su mirada es de cansancio, de arrepentimiento, de tristeza.

-Él... Era un buen tipo Aria, era bueno para ti -su voz es grave -Nunca te quitaría a alguien que te hiciera sentir como Sam lo hacía.

-Le olía a jazmín... -susurro -Siempre me servía té de jazmín. Como tú me compras lociones de vainilla -miro al piso.

Quiero destruir todo, hacer todo añicos, romper los muebles, los platos. Volver a matar una y otra vez a esas criaturas. Nada me traería a Sam de vuelta, ¿Por qué el hombre tiene el poder de matar, y no de dar vida?

-Hay alguien más en la casa -Christian se pone en alerta. No escucho a nadie, Andrew está en la barra de la cocina tecleando algo en su computadora. El refrigerador hace un sonido molesto -Lo he oído antes... Con Rose, mi hermana -se pasa las manos por la cabeza.

-¿Qué sucede Christian? Me estás asustando.

-Creo que estás embarazada, y podría apostar mi vida que es de Sam -sonríe radiante, ¿A qué viene tanta felicidad?
-Es la razón por la cual adquiriste su poder de alfa -Andrew se apresura hacia nosotros al escuchar aquellas palabras -No es tuyo, es de tú hijo.

-No es cierto -digo hiperventilando -¡No es verdad!

-Tiene sentido cuando lo piensas -murmura Andrew -No hay otra razón por la cual se haya ido hacia ti, normalmente se va a un hermano cuando no hay heredero directo.

-¿Por qué no lo escucho? -digo mirando mi estómago, que sigue igual de plano que siempre.

-Es muy pequeño, un zumbido. Espera que crezca.

Bien, no sé si reír o llorar.

-Ahora si que vas a comer -manda Andrew -La pobre criatura lleva más de 3 días sin una comida apropiada.

Un bebé, mío y de Sam, con su autoridad de alfa, en mi estómago. No puedo dejar de mirarlo.

-Ven aquí Aria -Christian extiende sus brazos y me acomodo en su pecho.

-¿Ustedes lo querrán? -levanto la mirada.

-Con nuestra vida nena -sonríe el irlandés.

FIN

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora