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-Vamos a hablar esto con Andrew -Sam me tira hacia sí.

-Una vez me dijo, que la única sangre que bebía era la mía -me doy vuelta para enfrentarlo cara a cara -Nunca lo hemos visto beber sangre, pero es un vampiro igual que un hombre lobo.

-Y su licántropo puede sanar por sí sólo las heridas.

-¡Pero míralo! -lo señaló, las vendas que le había puesto se están tiñendo de rojo -No perdemos nada con intentarlo.

-Aria, no estás en la mejor forma... Y estoy seguro que Christian no tomará solo un poco de tú sangre.

-Solían sacarme sangre muy seguido en el recinto, litros y... frecuentemente ¡Dios, si ustedes vieron lo que me hicieron en ese lugar! -Grito.

-Hermosa... Bien, vamos a conversarlo con Andrew. Y si quieres intentarlo comerás algo y te hidratarás primero -dice guiándome fuera -dejemos que el bastardo descanse un rato.

-Hice pasta -digo, me abraza por la cintura y apoya su cabeza en mi hombro tomándome por sorpresa.

-Hey... ¿Qué haces?

-¿Acaso no puedo abrazar a mi compañera? -susurra en mi oído provocándome un escalofrío.

-Supongo que puedes -río.

-¿Sabes? estoy muy orgulloso de ti -vuelve a susurrar.

-¿Por que hice pasta? -avanzamos lento en dirección a la cocina con nuestros cuerpos pegados.

-Definitivamente no por el almuerzo, pero vamos a darle una oportunidad de todas formas.

.

-Puede funcionar -habla Andrew llevándose un bocado de la pasta que arregló con salsa a su boca.

-Me preocupa que Aria pierda sangre -comenta Sam.

-Necesitamos a Christian -dice como si fuera obvio, no me gusta la mirada que le da el escocés -Lo lamento -se disculpa levantando los hombros -Pero no hubiera salido vivo hoy de no ser por él, tiene experiencia con los vampiros, nos da una ventaja. A mí tampoco me cae de lo mejor.

Odio que no se puedan llevar bien, con Christian llevan un trato más bien formal, de conveniencia, me molesta. Quiero a Christian, aunque muchas veces se comporte como un verdadero idiota y me hiera.

- Tiene experiencia con los vampiros porque el desgraciado es uno de ellos -gruñe- Bien, estaré en la habitación en todo momento, por si hay que apartarte -Sam tiene los ojos fijos en mí.

-Debería salir bien, por lo que tengo entendido Christian es un vampiro Veter, tienen una persona de sangre en su vida, que normalmente coincide con su pareja.

-Vamos a intentarlo -digo cuando termino el plato.

-Bien -dice Sam de mal humor.

-Necesito hacer unas llamadas por el ataque, poner en contacto a los betas... -Andrew se levanta -Estarás bien nena -se acerca y me besa la coronilla, para luego irse escaleras arriba.

-¿Qué esperas? -le pregunto a Sam, me pongo de pie y camino a paso apresurado por el pasillo.

Me quedo parada unos segundos junto a la cama, si me concentro puedo sentir dolor físico por el dolor de Christian, llevo mi mano a su cabeza y acaricio su frente peinándolo con mis dedos. Tenía el pecho abierto, el cuello desgarrado, el hombro a carne viva y las vendas ya no pueden absorber más sangre.

Nota mi presencia porque enfoca sus ojos apenas abiertos, traga saliva con dificultad y su mirada del color de la mañana me observa con detenimiento.

-Aria...-susurra con mucho esfuerzo -ten cuidado...

Sin saber muy bien que hacer y con Sam apoyado en el marco de la puerta sin intención de ayudar. Intento seguir mi intuición, muevo mi pelo dejándolo todo sobre el hombro derecho dejando la yugular al descubierto. La idea que me vuelva a morder me excita y aterra al mismo tiempo.

Me arrodillo lentamente, sin perder contacto visual y me inclino hacia él dejando el cuello a la altura de sus labios.

-Bebe Christian -susurro cerca de su oído. lo oigo gemir y comprendo que tiene problemas para levantar el cuello. Llevo mi mano con delicadeza detrás de su nuca y lo levanto hacia mí.

Christian presiona sus labios en mi cuello y hunde sus dientes en mi piel, dios creo que moriré. Un escalofrío erótico me recorre entera. Christian levanta el brazo con fuerza, me coge de la nuca y me acerca más a su boca, siento como se inclina para adelante quedando sentado en la cama, me coge con lo que suena como un gruñido de placer y me sienta sobre su regazo.

Siento como empiezan a arder las llamas del deseo. Los labios de Christian succionan, chupan con una ansiedad que es casi una locura. Todo lo demás se desvanece, le echo los brazos al cuello, paso mis dedos por su suave cabello y lo apretó contra mí, que tome todo lo que quiera. Si muero desearía que fuera así.

Christian vuelve a la vida, estoy apresada en sus brazos. Empiezo a moverme inquieta, a frotar las caderas contra él, a abrazarlo con más fuerza. Se mueve de una manera que todo mi cuerpo queda en contacto con el suyo, siento los pechos presionados a su torso y un gemido de alivio sale de mis labios. Gruñe, y poco a poco desclava sus dientes haciéndome estremecer, un deseo indescriptible se concentra en mi entrepierna.

-Dios mío... -gimo.

Christian pasa la lengua y lame en donde me ha mordido, a cada caricia húmeda de su lengua me siento cada vez más cerca de aquel abismo. Todo es un dolor agradable que necesita ser calmado.

-Es hora de irse Sammuel -habla Christian mirándome a los ojos, no me da tiempo para pensar. Desliza su mano por mi cuello tocando su marca, los hombros, mi espalda. Saca la sudadera que llevo puesta de un tirón y con el deseo mientras nos besamos, los pantalones también encuentran su camino.

Me toma de las caderas y me atrae a su erección. El deseo ruge por ser liberado, lo deseo, con un deseo casi animal, salvaje y arrasador. Me da la vuelta y termino bajo él, roza con avidez su erección, mientras hacemos el amor con la boca y la lengua.

-Mírame -ordena. Lo siento entrar, poco a poco los primeros segundos. Hasta que me penetra de una embestida.

-Christian...

Echo la cabeza hacia atrás y sollozo. Christian me abraza e inmoviliza por las caderas, siento el palpitar en mi interior, como mis músculos luchan frenéticos por acostumbrarse a la invasión y nos besamos con todo el ardor del infierno.










Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora