Damián regresa
Lo hace siempre
No importa cuántas veces se vaya, él vuelve, él regresa.
Regresa porque en realidad nunca se ha ido.
No en su alma, porque su alma continua presa, presa de esos ojos azules, de las manos blancas, de la boca de labios delgados y rojos como la sangre, y las caricias de seda y cristal roto.
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Es de sangre noble, antigua, mítica... Cien veces maldita.Damián lo sabe mientras avanza por los pasillos oscuros de la mansión de los Wayne, lo sabe mientras se mueve con la gracia instintiva del animal que sabe que está siendo cazado... Porque lo sabe, lo sabe desde que ingresa en la mansión.
Lo supo desde la primera vez que ingreso, siendo un niño, a ella.
Richard le esta esperando.
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Su madre lo entrego con la desolación pintada en la cara y la herida hecha a la altura de su pecho turgente, lo entrego con la mirada presa del hombre que era su padre y este lo recibió con la elegante resignación de un sangre azul.Sin preguntas, Sin respuestas.
Cruzo las puertas de la mansión con la mirada orgullosa sosteniendo el terror de un niño que llegaba por vez primera sin saber que esperar.
Le mostraron su habitación y la relación con su padre se anunció tormentosa con aquello, él no deseaba quedarse, anhelante de volver a la calidez de la mirada amante de su abuelo, a las promesas de un futuro brillante bajo la gran corte que presidia este en Nanda Parbat.
No fue así.
No volvió porque al ingresar a la mansión los engranajes de su pasado, su presente y su futuro decidieron jugar.
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Lo había esperado por siglos, lo esperó una eternidad, atado a una promesa envenenada de volver a su lado, se había quedado allí, esperando una eternidad porque llegará un beso de sus labios, una mirada azul topacio de sus ojos y una caricia pálida de sus manos.Y cuando cruzo las puertas las ruedas del destino echaron a correr, Damian ingreso a la recámara sin saberlo pero el espíritu cruzo el aire y echo a reír.
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Nunca fue capaz de irse, aunque lo hizo mil veces siempre volvió,no lo hacía por su padre, ni por su herencia, si en algo debía excusarse era que sus vueltas eran por él.Richard nunca le decía en donde habían conocido en el pasado, en esa otra vida, solo sabía que lo amaba... Y que por eso seguía atado allí, a esa casa.
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Richard no decía nada porque le costaba retenerlo a veces y sabía que la verdad no haría bien a Damian, no podía decirle porque estaba atado allí, lo amaba lo suficiente para dar vueltas a su lado y esperarlo otras veces... Prefería que fuera así, sin contarle de la daga fría que le había atravesado el pecho y como su amante le había dejado dedangrarse durante toda un día hasta morir.No lo culpaba ni lo excusaba, solo sabía que lo amaba... Y que aun podía retenerlo.
Había visto mucho desde que muriera, pero al final siempre volvía... Allí, no porque hubiese muerto allí sino porque allí habitaba el recuerdo de su amor y allí un día había vuelto él.
Joven, cruel y lleno de dolor.