HalBarry

641 47 0
                                        


  A Barry le gusta la nieve, Hal puede ver eso cuando el precioso rubio suelta un grito de alegría pura al ver las montañas y el rio congelado desde el helicóptero que los está llevando a ese complejo vacacional pagado por Bruce-Que-Rico-Soy-Wayne.

Lo admira de reojo, viendo su perfil delicado, semejante al de una estatua griega, la curva frágil de su mentón o sus mejillas nacaradas a causa del frío. 

Hal no puede negarlo, está enternecido con la vista.

Y se enternece más, aunque no lo confiesa, cuando ve a Hal salir de la habitación que el complejo les ha dado, bien abrigado por un traje de lana que le sienta de maravilla.
Está enamorado... Se le nota ¿no?

Pues es la cosa más agradable del mundo viendo a Barry dar vueltas de lado a lado, y siguiéndolo a donde quiera que va.

Y es así como llegan, de nuevo, al rio congelado y hay patines en los pies de ambos.
Tras una hora y cinco caídas vergonzosas que prefiere no recordar Hal está deslizándose con Barry por el hielo, lo hacen lentos y girando a veces, lo hacen lento porque es algo extraño hacerlo así para ambos, pero Hal no es bueno sobre el hielo y Barry no quiere que se caiga... de nuevo, y Hal, a Hal le gusta ver a Barry moverse lentamente, paciente, por el hielo, por su vida, porque siempre está allí. 

Lo nota cuando sus manos se conectan para que él no se caiga de vuelta, cuando Barry hace de sostén para él, algo que es muy bonito y cómodo, porque allí no están salvando al mundo... pero sintiendo las manos enfundadas en guantes de lana guiarle sin temor, no puede evitar pensar que lo suyo, es de verdad algo especial.

Porque hay algo realmente bonito que los conecta. 

Que los conecta de verdad. 

Y cuando se ve en los amables ojos de Barry, esos ojos de precioso tono azul claro, sabe que no le importa caerse otras cinco veces en el hielo, si al elevar la mirada aún tiene la seguridad de ver esos ojos del color del cielo.   

Drabbles Dc-comicsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora