-Voy a volver- prometió con una voz diferente, mirándole a los ojos a profundidad, queriendo hacer llegar hasta él una promesa tan sincera como infame, volvería si, ¿pero para qué? ¿Podía prometerle algo más allá de los convencionalismos sociales?... Algo le decía que Tim deseaba algo más que un simple anillo de compromiso -nos casaremos- término, y los ojos azules le devolvieron una mirada tan encantadora como feliz, se amaban, sonrió.
Pero las cosas nunca serían tan sencillas, jamás y eso Jason lo sabía... Volvería con vida, se juro a sí mismo, mirándolo a los ojos, volvería a su lado... lo haría le costara lo que le costara.
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La sangre escapaba de la herida como el agua de manante, bastaba una mirada para saber que era mortal y ya su boca mostraba signos de aquel líquido vital, Jason no quería morir, aun no, le había prometido a Tim que volvería con él ¡se lo había prometido! Por su vida, por su amor, por la noche que aún no habían pasado juntos.
Elevo los ojos hasta Conner Kent, señor de la guerra extranjero y enemigo, que se encontraba, cuan alto era, frente a él, quiso echarse a reír pero no lo hizo.
Le falto fuerza y valor.
-voy a morir- explico, como si el otro no lo adivinara aún, no fue un comentario sino una realidad completa. Frente suyo, el hijo de Kriptón le miro ligeramente incómodo y ofreció.
-si me permitís llevaros al campamento, quizás podamos hacer algo- era sencillo leer los ojos del otro, era tan obvio, Kent deseaba que él muriera, y si no fuera tan honorable Jasón se atrevería a pensar que aquel hombre joven había estado tras el ataque que iba a costarle la vida, pero no podía pensar en eso, no podía.
Estaba asustado, no quería morir, no podía morir, recordó los brillantes ojos del hijo del líder del clan Drake, recordó sus labios entreabiertos y ansiosos, recordó sus conversaciones inusitadamente serias, recordó como en un momento de emoción Tim le había dicho que moriría si el moría, sabía que las personas dicen muchas cosas que no están dispuestos a cumplir, pero conocía a Tim y su carácter, que podía ser una llama constante y furiosa, lo conocía mejor que nadie y temía que aquel amor que había disfrutado meses antes, se volviera infierno con su muerte.
¿Cómo se lo tomaría el otro? ¿Lloraría?...
"vuelve conmigo, por encima de todo vuelve conmigo" lo había visto en los ojos verdes del muchacho, Timothy pertenecía a una antigua línea orgullosa y vagos rumores decían que tenía sangre de hadas, a Jasón le había costado sangre, años y esfuerzo constante lograr que el muchacho creyese que le amaba antes de concederle la palabras que lo habían hecho tan feliz, del mismo modo.
Habían sido felices...
Por eso, no podía morir, porque cuando el había partido, Tim le había hecho jurar, por la luna, por el sol, por su vida, por el amor que se tenían que volvería.
"volveré" había dicho, a modo de promesa "Nos casaremos" había jurado, con temores pero sin mentir, su corazón había sido noble y había creído que podía volver.
El más joven le había ofrecido una sonrisa clara y un beso ansioso.
"Vuelve a mi lado, por encima de todo, vuelve a mi lado, no permitas que nada te lo impida"
Miro de nuevo a Conner que lo miraba ahora arrodillado a su lado, apretándose una compresa contra su herida.
-Tú... -al borde de la muerte, podía olvidar algún convencionalismo, pues la verdad que diría era negada en las grandes cortes –tú amas a Tim –no era una pregunta, y Conner lo supo, pues sus ojos fueron piezas imposibles de odio absoluto.
-sois cruel al recordarme, Jasón, que incluso en la tumba él os amara –reclamo, aunque su voz y su mirada fueron lo único que declararon su pesar, pues su ayuda no se detuvo.
-¿No contestará?
-No os incumbe
-en eso os equivocáis, contestad
-si eso os place- la indiferencia no era una de las virtudes de aquel hombre- Sí, le amo ¿Qué más da? –se miraron a los ojos, pálidos, al borde de la muerte uno y el otro... el otro vivo, en el momento exacto en que la vida es perfecta.
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La noticia llego y fue de pesar, pues quién había muerto era hijo de Bruce Wayne, gran Duque del reino de Gotham, príncipe en sangre y heredad, primo a largo de los Galavan.
Crimen horrendo, crimen total, la mano que se había extendido para lograr la vida de Jasón Wayne era desconocida pero se buscaría aun a pesar de los años, no hallaría paz porque quien lo había hecho seria buscando sin cansancio.Timothy Drake recibió de manos de Conner Kent un anillo dorado con un diamante de corte perfecto, el joven no le miro a los ojos mientras se lo daba, y no lo hizo tampoco mientras le pasaba las palabras del muerto, así como su promesa.
"te amé hasta mi último momento, lamento no poder cumplir mi promesa"
Lloro en soledad durante noches enteras, lo lloro, tal y como su amado había temido al borde de la muerte.
Lo lloro hasta que se le secaron las lágrimas y, entonces, un día, sin ton ni son... bajo las escaleras de la casa de su padre y las cortinas se corrieron, dejando entrar al sol.
Su piel se había vuelto incluso más blanca, sus labios se habían agrietado y sus ojos habían perdido color, no llevaba en sus manos su anillo, porque había entendido su mensaje pero no podía aceptarlo.
Salió al jardín y espero, espero por horas, con el traje colgando en algunos puntos, pues había adelgazado, sus ojos miraron a la entrada, hasta que lo vio entrar... alto y atractivo, le temblaron los labios y pronuncio su nombre.
-Jasón....
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Conner Kent había creído que las palabras de Wayne eran falsas, exageradas, arrogantes y crueles, pero viendo al muchacho sentado en la silla de piedra del jardín supo que tenía la razón, el dolor mata... se inclinó hasta el muchacho recordando la historia que le había contado el muerto. "morimos, es verdad, pero volvemos para llevarnos a quien nos ama con nosotros" tembló y se inclinó hasta Tim, cuyos labios pronunciaban un nombre que no era suyo.
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