Ideal
Damián está enamorado cuando dice que sí en el altar.
Suena estúpido, es cierto, pero está enamorado.
O cree estarlo.
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El amor es una joya amarga, un beso cálido, un abrazo envenenado, una aguja rota.
El amor es agua que se pierde entre los dedos.
Agua salada que no calma la sed.
Damián susurra en voz baja poemas antiguos y su consorte le mira sin nada que dar.
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El amor no es ideal cuando esta con Damian.
Timothy desearía amarlo, amarlo como se merece, porque a veces… Damián puede mirarte y decirte con una mirada que lo eres todo para él.
Puede, cuando se desliza por las sábanas blancas, y extiende los brazos hasta él, hacerle saber que lo ama.
Y podría ser suficiente… para ambos.
Pero la verdad es que no lo es.
Timothy no termina de entender porque fue su propuesta la que el muchacho acepto.
No comprende del todo porque están juntos.
No lo amaba, y sospechaba, como otras familias, que Damián amaba a Grayson, protegido de Wayne.
Pero AlGhul acepto a Drake y el heredero acepto, dando a entender que estaba feliz.
Timothy cierra los ojos y piensa en Conner Kent Luthor. De la casa real de otro imperio.
Cierra los ojos y se desliza en las sabanas de seda sin fijarse que su consorte no tarda en llegar.
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Para Damian no es difícil entender, desde el primer día, que su esposo no lo ama y que tampoco pretende enamorarse.
Así que no le dice nada de sus propios sentimientos.
No le cuenta del jardín que hizo para él.
Ni de los poemas que escribió.
Ignora en silencio y simplemente viven entre las sombras de la apagada resignación de un amor no expresado.
Sospecha del dueño del corazón de su esposo.
Pero no dice nada cuando los Kent llegan allí y aparta los ojos cuando Conner desaparece de la fiesta y Timothy le sigue al poco tiempo.
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Damián susurra en voz baja, cuando Richard se lo pregunta acariciándole el cabello con el silencioso cariño de un hermano, que Drake no debió tomar un caballo tan salvaje como Golliath.
La verdad es que Golliath no es salvaje.
Es muy dócil, pero las personas le echan la culpa a Tim de su propia muerte.
Porque todos saben que nadie domina a ese animal excepto el heredero.
Los AlGhul fingen ignorar el rumor y todo va sobre ruedas.
Damian inclina la cabeza ante Jonathan Kent y susurra en voz baja palabras que no se dicen a gente tan joven.
Pero Jon sonríe y nadie dice nada. .
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La segunda vez Damian dice Acepto en el altar, y Jonathan Kent sonríe.
Está enamorado.
Y Damian desea esta vez estarlo de verdad.