#corto
#DamiDick
Mientras el beso profundiza en su boca, Dick cierra los ojos y gimotea en un sollozo de placer aferrandose a su amante, envolviendo los brazos alrededor del cuello contrario y deshaciendose entre sus brazos sin oponer resistencia.
No puede evitarlo.
Se siente feliz, endemoniadamente feliz.
Triunfal cuando nota las manos de Damian colarse bajo sus ropas exigiendo una rendición que él no puede menos que entregar con total satisfacción.
Se deja llevar sin oponer resistencia.
Sin titubeos.
¿Porque lo haría?
Ha vencido.
No hay pudor en sus movimientos cuando se entrega, no hay dudas cuando abre la boca, o enreda sus piernas alrededor de las caderas del demonio.
No hay verguenza cuando ofrece el cuerpo y sostiene la mirada del mas joven.
Sus dudas se deshacen en la ansiosa lujuria de las manos contrarias... En su dominante actitud.
Y desea ser plastilina para que el otro lo amolde a su gusto.
Se amolda.
Cede.
No puede evitarlo.
No cuando esta tan feliz, no cuando las lagrimas de alivio bañan sus mejillas.
No cuando Damian lo ha elegido a él por encima de los otros.
No quiere pensar en ello.
No recuerda a cuantos ha rechazado él por estar con el hombre que le abre las piernas sin misericordia, su mente se resume al hombre al que Damian ha renunciado para irse con él y una parte de él, esa que es cruel y miserable, se retuerce orgullosa al saberse vencedor.
Ha ganado.
No importa lo que digan los otros.
Gime en voz alta y sin verguenza porque ya no hay razones.
Al diablo con el otro.
Se siente feliz.
Triunfal.
Damian le ha elegido.
Le ha escogido.
Lo ha preferido por encima de su alma gemela.
Y él... Él solo quiere que esto sea para siempre.
