Una tarde de baile y vinos su amor nació y se convirtió en la adición más grande que ellos algún día pudieron imaginar.
Elliot & Amy:
Querer volar tan alto como el halcón sin imaginar que jamás había volado más alto que el cielo de esa hada.
Ellos s...
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Me siento muy ansiosa por la cena de esta noche y quiero verme hermosa para cundo el guapo de Elliot me vea. He escuchado mucho de su familia por mi amiga Amalia, pero nunca me he detenido a escuchar a profundidad las cosas que dice de los "Hermanos Grey" y ahora me arrepiento de no haberlo hecho. No me atrevo de ir con Edward y preguntarle por sus celos irracionales de hermano mayor.
Por la mirada que recibí de Elliot al bailar y cuando nos presentamos, puedo decir, que podría ser un gran conquistador, pero como las apariencias pueden engañar.
Soy un claro ejemplo de ello.
Por lo que no sacaré conclusiones apresuradas. Ya veremos qué saldrá de esta noche y mañana le preguntare a mi querida amiga sobre la vida que ha llevado el precioso rubio de ojos azules.
Busco en mi gran armario que podría ponerme para esta noche y no me decido aún. Un vestido verde con un hermoso lazo negro o un vestido blanco extraples con un lazo negro. La mirada divertida de mi hermana me saca de mis pensamientos y levanto las manos mostrando ambos vestidos. Niega y decidimos el vestido blanco. Los convino con unas zapatillas negras de tacón de aguja, unos aretes largos y dejo mi cuello al descubierto. Justo media hora antes de que lleguen nuestros invitados estoy parada en el espejo admirando mi obra, mi larga melena en un moño al descuido y un maquillaje no muy exagerado.
Bajo las escaleras y me encuentro con mi hermano todo un adonis con un traje azul y sin corbata que lo hace ver arrebatadoramente guapo.
—Si no fueras mi hermano y el Don Juan que eres, te puedo asegurar que estaría rendida a tus pies. —Le digo.
Rueda los ojos irritado.
—Sabes que soy un hombre que disfruta de la belleza de una mujer. Además, eres muy inocente para estar con un hombre como yo y no lo pienso porque eres mi hermana. —Estas hermosa. —Se acerca y besa mi frente.
—No soy tan Inocente. —Le guiño un ojo.
Frunce el ceño.
—Amy Alexis. —Advierte.
—Estoy jugando. —Río.
Tan básico. Con las mujeres en la calle una fiera y con las mujeres de su casa un protector.
—Eso espero. —Advierte. —Aunque esa amiga tuya no me convence mucho.
Lo sigo diciendo tan básico.
—A las personas hay que aceptarlas como son, Ed. —Le digo.
—Lo sé, pero ella no te ve como lo haces tú y el día que lo descubras me darás la razón.
Hombre tenía que ser.
Antes de que empiece con lo mismo me dirijo al salón dejándolo solo al pie de la escalera. Estamos conversando cuando Minerva nos anuncia la llegada de la familia Grey y mi corazón se emociona al levantar la mirada y encontrarme con aquel rubio de ojos azules que me sonríe.
