Una tarde de baile y vinos su amor nació y se convirtió en la adición más grande que ellos algún día pudieron imaginar.
Elliot & Amy:
Querer volar tan alto como el halcón sin imaginar que jamás había volado más alto que el cielo de esa hada.
Ellos s...
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Despierto temprano y hago la misma rutina de ayer y me dirijo al Fairmont Olympic Hotel y ordeno para dos personas.
Opción: Trío de Patatas de Desayuno Orgánicas: Fingerling, Yukón y Tostado Rojo Infundido con Hierbas de Jardín Bollos Frescos Housemade y Mermelada.
Conduzco hacia Consocio Viñedos Steele, para ir a ver a la hermosa, pero enojada Amy. Al llegar soy anunciado y por unos minutos pienso que no me recibirá.
Al entrar esta saliendo de una habitación que supongo es la sala de juntas. Mis ojos recorren todo su cuerpo y esta hermosa como siempre. Lleva una blusa blanca, falda tubo negra y zapatos rojos de gamuza. Su hermoso cabello castaño suelto y sus labios pintados de un tímido rojo.
—Elliot, ¿A qué se debe tu visita? —Pregunta, sacándome del deleite de contemplar su hermosura.
La observo al darme cuenta que me trata como si fuera un total desconocido.
Sigue enojada y en esa faceta de mujer altiva me fascina más. Así, puedo hacer que caiga con más fuerza en mis brazos.
—Estas hermosa. —Musito totalmente perdido en su belleza. Sonrío al ver como rostro se sonroja, demostrándome que puedo avanzar. Aprovecho esa ventaja para llegar hacia ella y depositar un pequeño beso en su mejilla. —Viene a desayunar contigo.
—¿A desayunar conmigo? —Pregunta sorprendida. Le muestro las bolsas con nuestro desayuno. —No te hubiese molestado. Toma asiento, por favor.
Camina hacia su escritorio y tomar el teléfono y sigo con la mirada fija en ella y en cada gesto al hablar.
—Clare, podrías traernos café, por favor. —Esta mujer es muy segura de sí misma y podría jurar que más de uno caería rendido a sus pies con solo sonreírle. —Gracias.
Camina hacia dónde me encuentro y toma las bolsas para desempacar, colocarla en una pequeña mesa de cuatro sillas. Me animo a ayudarla y es un completo error, porque su delicioso aroma me tienta a tomarla y demostrarle que esa indiferencia que quiere mostrar es una jodida fachada.
Respiro profundo y decido que no es la mejor opción.
—Sé que estas enojada por lo ocurrido la otra noche y no quiero perder tu amistad por eso.
Mejor no quieres perder la oportunidad de llevártela a la cama, se burla mi subconsciente.
—No estoy enojada Elliot, nuestra amistad continúa igual que siempre. Ayer estuve muy ocupada. —Responde como si nada. —No tuve la oportunidad de agradecerte el desayuno y las hermosas flores que llegaron con el mismo.
¿Flores?
¡¿Que jodidas flores?!
Fairmont Olympic con el despacho trajeron unas flores que no pedí, pero no le diré nada de eso a ella.
