Capítulo 56

613 58 4
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Han pasado tres semanas y media que salí del hospital y no me dejan hacer nada. Trato de levantarme y si no es mi madre o mi padre es Elliot que me detienen. Cuando quiero ir al jardín para tomar un poco de aire, es en sus brazos, aunque no me quejo de estar en ellos. Los pasos que me permiten dar a los dos minutos quieren que este en la cama. Para bañarme me quieren ayudar y muchas veces es Elliot quien lo hace y me hacen sentir inútil al no dejar que haga algo tan simple como bañarme.

Hacen cuatro días cuando dormía en sus brazos, en una de las noches que se ha quedado conmigo, intenté tener un acercamiento, pero me rechazó con la excusa de estar convaleciente.

Mi cuerpo experimentó un frío que me helaron los huesos. Me di la vuelta sin decir nada y sentía sus ojos sobre mí, pero no lo mire.

Esa noche lloré en silencio hasta quedarme dormida. Desde esa noche no volví a insistir y solo en mis sueños me perdía disfrutar de sus caricias. Dos noches atrás he soñado que me abandonaba por otra mujer más bella y es el tipo de mujer que le ha gustado siempre.

Una modelo, rubia y con el letrero en la frente de "zorra" pintado, una igual a la que vi en su oficina.

A veces me pregunto, ¿Será que está interesado en otra mujer y no se atreve a decírmelo por sentirse comprometido? La voz de mi madre me trae a la realidad.

—Amy, ¿sucede algo? —Pregunta.

Levanto la mirada hacia ella y veo preocupación.

—Madre, ¿sigo viéndome como antes? —Suelto sin más.

Su rostro me regala una hermosa sonrisa.

—Estas más hermosa que antes. —Dice Elliot entrando a la habitación con una amplia sonrisa. —Y me tienes totalmente loco enamorado. —Se acerca y besa mi cabeza. —¿Cómo está, Carla? —Saluda a mi madre y se pone en cuclilla.

—Muy bien. Los dejare solos. —me sonríe y sale de la habitación.

—Has venido temprano. —Digo mirando su barba de varios días.

—Terminé los asuntos que tenía pendientes y quise venir para estar contigo. —sonríe, acariciando mi rostro.

Lo observo sin decir nada, sus manos se posan en mi vientre y lo acaricia sin dejar de mirarme.

—Pensé que te quedarías en tu apartamento hoy. —Le digo mirándolo. —Como ya no despierto el deseo en ti... —Mi voz se quiebra.

Desde hace unos días sus besos son en la frente o en mi cabeza. ¿Por qué has cambiado, Elliot.?

—¿Por qué me estás diciendo eso, Amy? —Pregunta con asombro.

Porque no hay esa chispa que había en él al mirarme y ese fuego que quemaba mi piel por ese deseo al tocarme.

Enamorada de un Dandy (#2) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora