Capítulo 41

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El agua no calmo la quemazón que han provocado las caricias de mi Dandy por todo mi cuerpo. Por mucho que nuestros cuerpos se entregan no podemos estar saciado y deseamos más.

Mis dedos recorren mi piel hidratándola, esa que hace unas horas se resistía a entregarse a esa necesidad que la estaba consumiendo. Por más que luche y me resistí logró que me rindiera y reclamará lo que tanto anhelaba.

Ser la única mujer que deseara. Sentirme amada por mi Dandy.

La suave brisa de la tarde golpea mi rostro haciendo que cierre los ojos para dejarme acariciar.

—Estas hermosa desde las alturas pero me encantaría poder darte un beso antes de irme, ¿Puedes bajar? —Su voz provoca que sonría. Su mirada ardiente provoca que mi cuerpo se caliente.

—Ya bajo. —corro para llegar a él.

Al llegar a él sus brazos me rodean y como una fuerza atrayente sus labios se apoderan de míos. Eso nos pasa cuando estamos, es algo inevitable. Nos perdemos en esa burbuja que se apodera de nosotros, olvidándonos todo lo que nos rodea para darle paso a esa necesidad que nos llama.

Descubrir que desea compartir su refugio conmigo y que no había tomado esa decisión de manera apresurada. En sus ojos pude ver la seguridad de que querer hacerlo y me daba carta blanca para guiarlo en esta relación.

Cuando entendí que está dispuesto a todo por estar conmigo. Mi corazón palpito tan fuerte que pensé que saldría de mi cuerpo en cualquier momento, esa emoción fue evidente y lo bese con todo el amor que despierta en mí.

Recargo la cabeza de la almohada y cierro los ojos con una sonrisa que amenaza por partir mi cara en dos y mi mente recrea el momento que me atreví a pedirle que me hiciera sentir placer en los arbustos.

Parecía una chiquilla que se dejaba guiar por sus hormonas y no por la razón.

Puede darme la lucha que tenía en negarme lo que deseaba o dejarse llevar y ofrecerme lo que le gritaba. En ese momento no me importaba nada, ni el lugar donde nos encontrábamos, solo deseaba saciar esa necesidad. Me hizo desear más que el contacto de sus dedos en mi interior con desesperación.

Estaba perdida en sus manos.

Abro los ojos con la respiración agitada por la manera que mi cuerpo se estremece y como mi entrepierna humedece con solo pensarlo. Elliot me hace sentir segura cuando estoy en sus brazos, estando en ellos no me importa más nada que sentirme amada. Salgo de la cama y me dirijo al cuarto de baño para calmar el ardor en mi piel.

No me cansare de estar en sus brazos y sentirme amada.

Después de darme una larga ducha. Seco mi cabello y salgo del cuarto de baño con una sonrisa en mi rostro por la maravillosa tarde que disfrute.


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Después de salir de su casa con una enorme sonrisa por saber que estamos bien, emprendo mi camino a mi apartamento. Me sentí un poco inseguro cuando decidí que Amy debía tener la libertad de entrar y salir de mi apartamento. Ninguna mujer ha venido aquí y así lo prefería. Con eso nos evitábamos problemas futuros que solo nos arruinarían la diversión.

Con mi hermosa todo cambia.

Pienso que no fue apresurado entregarles las llaves de mi apartamento a Amy. Quiero que en el momento que desee venir no tenga que tocar el timbre o anunciarse. Sienta que es su refugio y pueda venir las veces que desee. Estando yo o no allá.

Nunca lo he hecho y quiero compartirlo con ella.

Reviso mi móvil y encuentro varias llamadas y mensajes de Christian. Sé que esas llamadas tienen que ver con mi relación con Amy, por lo que le respondo con un simple mensaje.

"Estoy camino a tu oficina".

Llego al GEH y una sonriente Andrea me recibe. Me pregunto, ¿Cómo puede conservar esa sonrisa trabajando con el neurótico de Christian?

—Buenos tardes, Andrea. —Le saludo.

—Señor Grey. —Responde y ruedo los ojos por las formalidades de esta mujer. —El señor Grey lo espera. Asiento y sigo hacia su oficina.

—Bros, me sorprende que tengas esa radiante sonrisa todo el tiempo. —Me burlo.

—La misma sonrisa que llevas tú. —Responde.

No te imaginas lo bien que se siente.

— ¿Sabes porque te he citado? —Pregunta, llevando su taza de café a la boca.

—Mi hermosa Amy. —le contesto. Asiente, sin apartar su mirada de mí.

—Anastasia está preocupada por su hermana y también lo estoy. No quiero que mal intérpretes, sé que no jugarías con ella y de eso nadie puede hacerme creer otra cosa. Elliot, los dos hemos sido compañeros de andanzas, pero sabemos que no eres hombre de relaciones largas y ella puede que espere eso de ti. —Su dedo índice se posa en su barbilla. —Si no quieres algo serio no la ilusiones con esta cena, por eso quise que tuviéramos esta plática. —Últimamente todos quieren conversar conmigo.

Es que no se han dado cuenta que muero por ella.

—Bros, no tienes de qué preocuparte y si temes que la lastime eso no sucederá, porque me estaría lastimando a mí mismo. La amo y nunca me había sentido tan vivo y había volado tan alto como lo hago en este momento. Crees que si fuera un juego hubiera ido a su casa y les dijera a todos que estamos juntos.

—Me alegro escuchar eso. —sonríe.

—No te niego que hemos tenidos algunos problemas. —Arquea una ceja. -Sabes la vida que lleve y a mí oficina llego una de esas mujeres acosadoras y Amy mal interpretó las cosas y por poco la pierdo. —lo veo fruncir el ceño. —Pero gracias al cielo aclaramos todo y no pasó a mayores.

—Me alegro saber que has encontrado una buena mujer y ha hecho que cambiaras y te des la oportunidad de amar. Como hemos hecho nosotros.

—La amo y la necesito cerca de mí. Llegue a proponerle que viajara conmigo por no separarme de ella y te juro que si no fuera tan importante ese viaje no iría. —digo resignado.

De un momento a otro se escucha una fuerte carcajada y frunzo el ceño al ver a Christian divertido con mi situación.

—Te tiene agarrado de las pelotas, Lelliot.

—Así es, Chris, las Steele nos tienen en sus manos y no podemos hacer nada para cambiarlo. Al menos yo soy feliz así.

—Que hagan lo que le plazca con nosotros. —Dice riéndose.

Hablamos de otras cosas y sobre la cena de esta noche. Decido irme a mi apartamento para prepararme para esta noche, pero antes de irme le encargo que cuide mucho de mi hermosa hada en mi ausencia. Su diversión no se hizo esperar y su risa provocó la mía. Salimos de la oficina y ambos tomamos nuestro camino.

Enamorada de un Dandy (#2) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora