Capítulo 8

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Decido que por hoy mi día laboral ha terminado

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Decido que por hoy mi día laboral ha terminado. Le entrego a Clare los documentos que serán enviado al departamento legal y me despido. Aunque son las 16h, creo que merezco salir temprano algún día y llegar a mi casita para consentirme. En todo el trayecto pienso en la actitud de Edward hacia Mía y como lo ha descontrolado.

En todos estos años nunca lo había visto comportarse de esa manera por alguien ajeno a su familia. Aunque, he sabido de buena fuente que con las mujeres que está se ha comportado de una manera ejemplar, pero con ella todo eso cambia.

¿Será que el Donjuán ha quedado bajo las redes de una chiquilla inexperta? Eso sí sería un gran acontecimiento para todos.

Llego a la casa cansada pero no hay mejor que un buen baño de espuma por una hora para que borre el cansancio. Después de una relajante ducha voy a la cocina para comer un poco de fruta y pasar la noche viendo película. Mis planes cambiaron al recibir la llamada de Elliot y eso quiere decir que no le soy del todo indiferente.

Eso provoca un cosquilleo en mi interior.

Me visto con un pantalón blanco con una blusa azul y me gusta lo que veo. Me ha encantado que me invitara a bailar por lo que salgo al salón para informar que no estaré aquí. 

Veo entrar a Edward con su rostro cansado y pensativo. Al parecer esta noche no irá a su casa y nos honrará con su presencia. Eso pondrá feliz a nuestra madre al tener a su pequeño ángel para ella toda la noche.

—Hola hermanito, ¡Qué carita traes! —Digo.

—Te ves muy bien y parece que a ti te vaya mejor. —Dice serio. —Por más que trato de entender a la de tu especie no logro hacerlo. —Gruñe, caminando al bar.

Uff... Mía Grey, le ha dado duro.

—Ese mal humor tiene nombre y apellido y yo sé quién es. —Rio, su rostro me miran sorprendido. —La causante de tu mal genio es Mía Grey, ¿O me equivoco? —Arqueo una ceja. Bufa mientras me observa por un momento.

Se toma un trago de whisky y se sienta en el sofá. Recarga su cabeza en el respaldo y cierra los ojos para luego hablar.

—Fue a mi oficina y me comporté de la peor manera... —Pasa sus manos por su rostro.—Para remediar mi error le envié una flores y la invite a cenar, pero ella no respondió mi invitación.

Ay, hermanito tantas mujeres que han pasado por tu cama y no has comprendido que unas flores y una cena no remedian las metidas de patas. 

No has aprendido nada. 

Pero tu hermana te ayudará a intentarlo por lo menos.

—Tengo la solución de tu mal humor. —Digo. —Ve a darte una ducha y te ponte algo cómodo y hermoso.

—No tengo humor de salir, Amy. —Niega. 

Pero es que a ellos hay que decirle las cosas con figuritas o tal cual son. Pongo los ojos en blanco.

Enamorada de un Dandy (#2) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora