Capítulo 43

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Escuchar como todos nos hacen ver que nuestros sentimientos eran tan evidentes, pero nosotros nos negábamos en aceptar. Pero lo que me sorprendió, es saber que sus padres también habían notado esa fuerte atracción entre los dos. Sentí un escalofrío al darme cuenta que estuve a punto de no estar con mi hada por mi deseo a seguir en un mundo vacío y superficial.

—Lo único que puedo pedirte es que la hagas feliz. —Le sonríe con ternura a su hija. —Amy, es mi princesa, posee unos sentimientos tan puros y de corazón frágil que cualquier cosa puede herirla. Te estoy dando la oportunidad de estar con una de mis joyas más preciadas. —Dice Raymond.

—Así será. Procuraré que sus días a mi lado siga conservando el brillo en sus hermosos ojos y en la sonrisa.

—Si la haces sufrir me conocerás y no permitiré que te vuelvas acercar a ella. —finaliza.

—Viviré para amarla, cuidarla y que su vida a mi lado sea como ella merece. No le prometo que será como un cuento de Hadas, porque en la vida real pueden existir momentos tristes, como momentos felices, pero procuraré que sean más felices en ellos.

Como nos pasó ayer.

—Me alegro mucho por los dos. —Dice su madre.

Mi mirada viaja al rostro de Amy en ellos unas lágrimas manchan sus rostro. Con mi pulgar borro su rastro.

—Estas deslumbrante y eres toda mía. —susurro, besando su mano. Soy recompensado con una hermosa sonrisa.

La cena transcurrió entre bromas y risas por lo tonto que fuimos al no aceptar lo que ambos sentimos. Ellos no saben que el más tonto fui yo al hacer cosas que hicieron que ella se alejara hasta el punto de sentirla pérdida, pero gracias a la divina providencia que no ocurrió y que ahora está a mi lado.

~*~

Mi familia se despidió hace unos minutos y sus padres se disculparon. Ahora estamos en el jardín contemplando la noche.

¿Quién diría que estaría así?

Caminamos tomados de la mano y nos detenemos en aquel columpio en el que nos besamos aquella noche y en la que supe que había quedado tatuada en mi alma.

—¿Te preocupa algo? —Pregunta en un susurro. —¿Te arrepientes de haber hecho público lo nuestro? —Me volteo hacia ella y veo miedo en su mirada.

—Eso jamás, hermosa. Estaba pensando en la última vez que estuvimos aquí y en la manera que tus labios me besaron. —Digo, acariciando sus mejillas. —En Aspen descubrí que estaba enamorado de ti, después de nuestra discusión.

—Esas semanas me hicieron extrañarte y verte en el aeropuerto... Ese acercamiento me hizo desear más.—Sus ojos brillan. —Anhelaba besarte.

—Esa noche quedaste tatuada en mi alma. —Mi boca busca la suya. —Te amo, Amy.

—Te amo, Dandy.

—Estoy muriendo por hacerte el amor. —coloca sus manos en mi pecho.

—Yo igual. Vamos a tu apartamento. —Pide antes de besarme. Sonrío por desearme tanto como lo hago yo.

—Como usted diga. —La aprieto más a mi cuerpo y nos separamos para caminar hasta mi auto.

Conduzco sin soltar su mano y sin dejar de besarla. Detengo el auto en el estacionamiento. Abro su puerta y nos miramos por un momento para entrar al edificio. Entramos al ascensor y nos besamos con ansias de sentir nuestros cuerpos tan cerca como nos sea permitido.

Abro la puerta y la dejo entrar primero.

—Hermosa, deseas... —No me deja terminar y se lanza en mis brazos besándome con esa necesidad que ambos sentimos.

Sus manos ansiosas se deshacen de mi americana, los botones de mi camisa vuelan por todo el lugar, y mis manos la alzan para caminar hacia mi habitación. Entramos jadeando mientras que su sexo se presiona con mi pene volviéndome loco.

—Quiero que pienses en mi cuando estés lejos. —Susurra en mi cuello.

—Amy.—Gruño con fuerza cuando su boca muerden mi piel. —Deseaba tanto sentirte desde el momento que me acorralaste en los arbustos. —Le digo mordiendo su hombro. Mis manos bajan el cierre de su hermoso vestido y cae al suelo.

—Que te detiene. —Jadea, quitando el cinturón y desabrochando los botones. Tomo del bolsillo un preservativo, mis pantalones caen al suelo junto con mis bóxers y a tientas me lo coloco y gruño al sentirme tan sensible.

Esta noche tengo que embriagarme de ella ya que pasare cinco días sin poder sentirla.

—Estoy impaciente por escuchar esos sonidos que me vuelven loco. —Digo bajando sus bragas. Me besa desesperada y caemos en la cama. Sus manos toman mi miembro para colocarlo en su entrada y en un solo movimiento entra en su interior.

—Cielos. —Gime. Mueve sus caderas con urgencia y apretando con fuerzas sus piernas en mi cintura haciendo que me vuelva loco.

—Amy, harás que me corra. —Gruño al sentir como busca aliviar su quemazón. —Hermosa, despacio quiero disfrutarme.

—Elliot, por favor. —Suplica impulsando sus caderas para llegar a las mías.

Esto es para ella y así se lo daré.

—Joder. —Gruño. Agarro sus caderas y aumento mis movimientos dándole todo lo que ella desea.

—Oh, sí. —Grita. Cuando sus paredes se aprietan alrededor de mi pene haciendo que mi cuerpo se tense. —Elliot. —Maúlla. Encarnando sus uñas en mi espalada.

Los espasmos se apoderan de ella mientras se corre de una manera jodidamente deliciosa y arrastrándome con ella.

—Joder joder, Amy. —Grito. Mientras la agarro por las caderas y me muevo con desesperación vaciándome por completo.

Esta gatita me agotó.

—No importa si lo haces lento, duro o con desesperación, Hawk lo importante es que nos entregamos por completo cuando lo hacemos. —Dice besando mi hombro.

—Tienes razón, pero disfruto mucho cuando me tomo mi tiempo adorando tu cuerpo. —Digo besando su cuello. Sus manos se aferran a mi cuerpo y mis manos viajan por su delicada espalda.

La acomodo en mi cuerpo por ver el cansancio en su hermoso rostro. Beso su cabeza y su pequeña mano se coloca donde se encuentra mi corazón.

Enamorada de un Dandy (#2) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora