***Cinco años después***
Un día como hoy conocí una hermosa hada y sin esperarlo cambió vida de la manera más inesperada.
Dejándome totalmente expuesto.
Todo deseamos conocer los más grandes placeras de la vida. Los cuales equivocamos el significado de ella.
«Placeres de la vida»
No solo lo puedes encontrar en un sin número de mujeres que compartirían tu cama una noche. No, eso lo puedes encontrar en una sola persona y eso lo descubrir cuando la conocí. El mayor placer lo sentí cuando esos ojos verdes iluminaron mi vida desde que se cruzaron con los míos.
Como todo ser humano testarudo me negué a aceptarlo y cometí un sin número de errores que pudieron costarme lo que hasta ahora tengo.
Tenerla a mi lado.
Ahora soy consciente que el verdadero placer solo te lo puede dar el amor incondicional que te espera con los brazos abiertos en cada momento que te alejas de su lado y al regresar te colma hasta dejarte totalmente exhausto.
—Este placer innegable me espera en casa con tres ángeles que solo con sonreírme me entregan la mayor plenitud que cualquier ser humano puede aspirar a obtener.
La cabina nos anuncia que estaremos aterrizando en él Sea -Tac en unos treinta minutos. Llenándome de esa energía que este viaje había consumido por completo. Quien dirá que unos años atrás el viajar con frecuencia nunca ha sido un problema para mí. Podía pasarme semanas en cualquier lugar y no añorar regresar.
Ahora, sí. Cuando tu vida la complementan tres seres maravillosos se hace una tortura.
Trate por todos los medios que Davis asistirá para no alejarme de mi familia, pero fue imposible y tuve que ir a la XVII Convención de Ingeniería y Arquitectura, en Glasgow, Escocia y fueron las dos semanas más largas de toda mi vida.
Esos días fueron un purgatorio para mí y solo anhelaba regresar para estar con mis amores y al fin, todo ha acabado y podre embriagarme de ese maravilloso aroma que desprenden quienes son mi total debilidad.
El auto se detiene me saca de mi ensoñación, haciendo más real el momento de estar con mi familia.
—Papi, papi, llegaste. —Escucho por el jardín la voz de mi princesa Alexis.
—Mi hada hermosa aquí estoy. — La recibo en mis brazos cuando siento como su pequeño cuerpo se impacta con el mío.
—Te extrañe mucho que hacía que mi pecho doliera.
—Así te eche de menos y solo deseaba estar con ustedes. ¿Te has portado bien?
—Sí, papi. La que siempre se porta mal es Alice y sus berrinches por querer todo y que ninguno de nosotros podremos disfrutar de un día feliz. —Hace un puchero que me ensancha el corazón.
—Debemos entender que las personas no aceptan los cambios igual que otros y no por eso debemos hacerlos sentir mal. Alice no acepta que tenemos un nuevo miembro que necesita de toda nuestra atención. —Beso su mejilla. —Eso no quiere decir que debemos hacerla sentir mal, al contrario, debemos hacerle entender que ella es importante al igual que cada uno de ustedes.
Bufa.
—¿Lo harás y procuraras que tanto Luke y Ted lo hagan? —Sus mejillas se sonrojan.
—Sí, papi.
Escucho unos pasos acercarse y todo mi mundo se enciende al ver a mi hermosa hada sonreír al vernos.
—Fuiste interceptado por una pequeña hada rebelde.
—Así parece. —Camino hasta acortar la distancia que nos separa. —Mi hada mayor ha vendido a rescatarme. Alexis se remueve para bajarla y la vemos correr hacia sus primos. — ¿Me echaste mucho de menos? Yo lo hice como un loco.
—Más de lo que te puedes imaginar. —Gime en mis labios.
La beso con todas estas ganas que acumule las dos semanas que estuve fuera de su cielo.
—Ahora este halcón se siente vivo por volver a volar en tu cielo, hermosa. —Beso su nariz.
—Esta hada siente como toda su pequeña aldea se iluminada teniéndote. —Responde buscando mi contacto.
—Más tarde. —gimo, mordiendo su labio inferior. —Te demostrare que tanto te he echado de menos, hermosa.
—Ansío por ello.
Caminamos hacia donde se encuentra nuestra familia. Observo como ha crecido y como hemos cambiando. De ser los tres hombres más mujeriegos de todo Seattle, nos convertimos en los hombres más amados por nuestras mujeres.
—Princesa, Phoebe tiene un año y necesita de nuestros cuidados y por eso todos estamos pendientes de ella. —Escucho a Edward hablarle a su princesa.
—Phoebe tiene a su papá y tú eres solo mío. — Se cruza de brazos.
Puedo decir que, se ve adorable, pero si no frenamos estos celos nos traerá problemas a futuros.
—Peque todos ustedes están para cuidarla y hacer que este bien. Esa es la función de los hermanos y primos mayores. — Le sonrío. —Cuidarse entre todos.
Alice hace su berrinche al verse desplazada por las atenciones que Phoebe genera en todos. La mini copia de anastasia se gana cada sonrisa y suspiro con solo mirarte a los ojos.
Eso es algo que la mini copia de Mia no entiende.
—No lo acepto. —Grita, sale corriendo hacia los brazos de Christian quien sonríe al ver la cara de preocupación de Edward.
Bufa.
—Esto nos dice que Alice Steele, nos dará muchos dolores de cabezas con sus celos por atención. —Le digo a Edward. —Sobre todo por lo apegada que esta de Christian.
—Soy consciente de ello.
~*~
Entramos a su antigua habitación entre besos y caricias. Se separa de mis brazos para deslizar su vestido por sus hombros quedando completamente desnuda.
—Por fin solos. —Dice.
—No podía esperar más para ello. —Correspondo deshaciéndome de mi camisa con prisa y continuar con mis pantalones. —Ven aquí, hermosa.
Mis labio la besan con desesperación haciéndole sentir cuan necesitado estoy de ella. La hago mía como aquel día que llego a mi puerta pidiendo consuelo. Esa noche que acepte que pertenecía aquel cielo y el cual no fui capaz de dejar que se aparatara de mí.
Me levanto con ella en mis brazos y me dirijo al cuarto de baño. La pongo con cuidado en el lavabo y abro el grifo para llenar la bañera con agua tibia y la vuelvo a tomar en mis brazos y entramos despacio. Me coloco detrás de ella y dejo que el agua caliente nos lave disfrutando del amor que nos tenemos junto a nuestros hijos.
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Enamorada de un Dandy (#2) Sin editar
FanfictionUna tarde de baile y vinos su amor nació y se convirtió en la adición más grande que ellos algún día pudieron imaginar. Elliot & Amy: Querer volar tan alto como el halcón sin imaginar que jamás había volado más alto que el cielo de esa hada. Ellos s...