Capítulo 58

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Continuo sin querer dejar que Elliot se acerque, en algunas ocasiones cierro con llave mi puerta y así no podrá entrar para dormir conmigo

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Continuo sin querer dejar que Elliot se acerque, en algunas ocasiones cierro con llave mi puerta y así no podrá entrar para dormir conmigo. Las palabras de esa mujer se quedaron grabadas y por mas que intento olvidarlas es imposible. Se han sumado al dolor que alberga mi alma por la pérdida de ese ser especial que no está conmigo me ha dejado completamente rota.

—Amy, ese estado de tristeza en la que te has encerrado no les hace bien.

—Nuestro ángel se fue y pides que deje atrás el dolor que siento. —Camino a la cama totalmente agotada.

—Tienes dos que te necesitan, Amy... —Su voz es baja. —Al igual que yo.

—Tú has cambiado.

—Déjame estar contigo.

—Vete, Elliot. —Abrazo con fuerza la almohada. —Hoy no quiero estar con nadie, por favor quiero dormir sola.

Se hace un silencio.

—Esta bien. Descansa. —Eso en momentos lo enoja.

Escucho sus pasos alejarse y sin poder evitarlo empiezo a llorar. Como lo he hecho ahora. Pasan dos horas y mis padres vienen a verme y con una sombra de enojo cubriendo sus rostros y sé que, es debido a mi proceder con Elliot. Con ese mismo patrón pasa una semana. Una semana sin permitir que Elliot pase una noche a mi lado. Solo puedo ver su rostro de preocupación y accediendo a mi negativa de dormir juntos. En ocasiones ha sugerido irnos a su casa o irnos a pasar unos días a la playa y mi respuesta siempre ha sido la misma.

No quiero.

Pasa la semana y esto lleva a mis padres a reprenderme por ello.

—Amy, esa actitud no es la correcta y provocarás que los alejen más de lo que están.

—Es algo más fuerte que... no puede evitarlo.

—Ese dolor lo superaran solo estando juntos, Amy. ¿Crees que la única que sufres? No es así, Elliot sufre por los dos y es muy injusto de tu parte comportarte de esa manera con él.

—Quiero estar sola. —Les digo.

Me miran con desaprobación y salen de la habitación dejándome sola..

Ha pasado una semana y media del encuentro con esa mujer y una semana desde que me ha pedido que me vaya con el y poder pasar tiempo juntos.

Me pregunto, ¿Para que me quiere a su lado?

Me he negado y por mas que a insisido para llevarme a su apartamento, se que eso le ha molestado, pero no quiero salir de aquí. Su enojo le duro dos dias sin venir casa y solo se comunicaba por breves minutos, con simples palablas.

¿Como te sientes?

¿Has sentido molesta?

¿Has comido bien? Me he negado a recibirlo en las dos ultimas ocasiones, con unas breves palabras.

—Sigue llamando como has hecho. Ed, dice que me estoy comportando de manera inmadura, pero nadie entiende lo que estoy pasando y los miedos que ha provocado el encuentro con aquella mujer.

Anoche estuvo aquí y no quise recibirle como viene siendo costumbre. Lo que provocó que Anastasia se enojara por comportarme como una niña.

—Eres la menos indicada para hablarme de un comportamiento inapropiado.

Mi respuesta la sorprendió y salió sin decir una palabra. Me dolió decir aquello y ahora no sé cómo decir «Lo siento». sin verme como esa niña que teme a cualquier rechazo.

~*~

Llega el día de mi consulta y por mis padres sé que Elliot tuvo que viajar hace dos días con Christian a Aspen y no podrá acompañarnos. Tengo 12.6 semanas y en la próxima cita realizará una ecografía para poder ver a mis bebes. Cuando está por finalizar mi consulta me detengo un momento para preguntarle lo que me inquieta.

—Dra. Smith, quisiera saber, ¿Sí puedo volver ir a trabajar? —Pregunto ansiosa. —Aunque sea medio día.

Sé que si Elliot se entera que estoy pensado en volver a trabajar, eso nos llevará a una discusión de escalas mayores.

—No es lo más recomendable por la carga de estrés y el tipo de embarazo que presentas, Amy, te aconsejo que evaluemos como se desarrolla el embarazo y después decidiremos si puedes hacerlo media jornada.

—Comprendo y mis como usted ha recomendad. —La observo dudando si hacer mi siguiente pregunta o dar por terminada la consulta.

—Tienes alguna otra día y no te atreves a preguntarme? Amy estoy aquí para ayudarte y aclara cualquier que tengas.

— Es algo que no se, pero quisiera preguntarle ¿Si mi cuerpo está listo para volver a tener relaciones? —Mis mejillas se sonrojan.

—Tu cuerpo está listo para ello. —sonrie de manera maternal y empiezo a relajarme. —Las relaciones te ayudarán durante el embarazo y hasta el momento del parto. Les recomiendo que deben ser cuidadosos.

—Lo tendremos.—No puedo ocultar mi felicidad.

—Amy, si sientes incomodidad o dolor lo más recomendable que se detengan y esperen dos semanas más y me llaman cualquier eventualidad.

—Asi sera. Muchas gracias. —Agradecida por su información, salgo del consutorio.

Estoy en el sillón observando cómo va cayendo la noche. El sonido de auto irrumpe la tranquilidad de la noche veo a Elliot bajar del auto. Sus preciosos ojos azules se encuentran con los míos y una hermosa sonrisa da la bienvenida, sin pensarlo mucho desvio la mirada.

Según, Anastasia regresaría después del fin de semana de su viaje. ¿Que habrá pasado? Después de unos eternos minutos mi puerta se abre.

—No entiendes que no quiero verte. —Susurro sin mirar. —¿Por qué has venido?

—Porque amo a mi mujer como a nada en este mundo. —Su voz se escucha risueña.

—Por eso haría lo que sea necesario por ella y para estar a su lado.

—Por favor, Elliot. —le pido.

—Hermosa, te he dado el espacio que has pedido y aunque no este de acuerdo con ello. Te echo de menos.

—Sigo deseándolo. —Por mas que le doy vuelta al asunto no encuentro la razón de tu proceder y porque me estás alejando. Deberíamos estar más unidos.

—Vete a volar muy alto halcón. —Susurro con la mirada fija en el cielo.

—¿Qué estás diciendo?—Su voz se eleva.

—Ve a saciar tus necesidades.

—¿Mis necesidades? ¿Quién te esta metiendo ideas equivocadas? de verdad que no entiendo.

—Quiero estar sola.

—Me estás sacando de tu vida, Amy. —Su voz se escucha con dolor. —Me estás privando de estar con mis hijos y no sé el porqué. —Su voz es ronca. Me volteo para enfrentarlo y Edward está parado detrás él.

—Elliot... —Me mira fijamente y sus ojos azules están dolidos y cansados.

Yo también, te echo de menos.

—No quiero ser el culpable de que tengas una recaída. —Niega con la cabeza. —Descansa. Se da la vuelta y sale de mi habitación sin decir nada más.

—Ed. —tiene la mandíbula apretada y me mira enojado.

—Esa que esta sentada en ese sofá no es mi hermana. Mi princesa Amy, nunca había lastimado al hombre que ama del modo que lo estás haciendo. —Sus palabras salen duras.

Mi pecho se oprime con fuerza y por primera vez al darme cuenta que me comporté de manera equivocada y lo lastime tantos en dias y quisiera no haberlo hecho sentir mal.

—Por favor, Ed. —Suplico apunto del llanto.
¿Porque que las palabras de esa mujer nos alejen y no lucho con esa fuerza que se rehusa a tenerlo cerca?

¿Por qué no le cuento lo que paso aquel dia?

¿Por qué no dejar que vea cómo este dolor me quema poco a poco?

Teniendo la certeza que él esta sufriendo más que yo. Sé que no es correcto, pero lo que no deseo es que vea la profundidad de mi dolor.

—Ese hombre a cambiado por ti y te ha demostrado una y otra vez que eres su vida, esta sufriendo al igual que tú o puedo asegurarte que más. Elliot, está llevando su dolor y el tuyo. —Sollozo.

—Dueee..le.

—Imagino que debe doler y no esta a discusion, Alexis, pero has sumado uno mas grande sobre sus hombros y es tu rechazo.

—Duele mucho, Edward.

—¿Crees que a Elliot no le duele igual? Sí, Amy le duele y mucho, porque ama a su mujer y no lo deja estar a su lado.—Se coloca en cuclillas. —Harás que se aleje y cuando quieras recapacitar será tarde, ¿sabes, porque? —Pregunta con voz dura.
Niego con la cabeza porque no aceptar lo que dirá.

—No lo digas. —Suplico.

—Porque lo habrás perdido y otra le dará lo que le has negado, Amy Alexis. —Se da la vuelta y cierra mi puerta de un fuerte portazo.

—Elliot...—Mis lágrimas no dejan de salir. — No puede. Me ama tanto como lo hago yo. —Digo mirando hacia la puerta. Me levanto para ir tras él y al llegar al pie de la escalera me doy cuenta que estoy en pijama. —Todo está mal y no puede seguir así. —Vuelvo a mi habitación para vestirme.

—Amy, ¿Qué ha pasado? —Pregunta mi madre al entrar con una bandeja en las manos.

—Soy una tonta, mamá. —La abrazo y lloro. —Volví a correr a Elliot y ahora me arrepiento.

—¿Por qué hiciste eso, cariño?

—Quiero estar con él y termino echándolo... El dolor me.. Esa mujer tiene la culpa.

—¿Que mujer? —Pregunta confundida.

—El dia del centro comercial se acerco una antigua a... amiga de Elliot y me dijo que un hijo no lo amarraria y que terminaria buscando a sus amigas...

—Eso no es cierto, Amy. Esa mujer esta resentida porque estas en el lugar que ella deseo siempre estar.

—Soy una tonta por dejarme enredar. Ahora se fue y todo por mi miedo.

—Debes dejar que su amor te ayude a sanar. El viene para estar contigo porque no puede estar separado de ti. —vuelvo a sollozar.. Ese muchacho ha dejado todo por estar a tu lado, te ama y te lo ha demostrado de todas formas.

—Mamá, tengo miedo que deje de quererme por no darle lo que necesita y por dejarme arrastrar por este dolor. —Confieso entre llanto.

—Eres todo lo que él necesita, Amy. Solo tienes que verlo a los ojos para darte cuenta. —Sonríe, limpiando mis lágrimas.

—Llévame con él, por favor. —Imploro, veo que quiere replicar.

—Madre, necesito hablar con él y disculparme. —Hay duda en su rostro.
—Solo si estas tranquila y comes todo lo que he traido. —Asiento sonriendo.

Escuchamos voces mientras bajamos las escaleras con cuidado y una sonrisa se plasma en el rostro de mi padre y Ed al verme.

—Todo volverá a la normalidad. —dice papá cuando nos despedimos.

El camino hacia su apartamento se hace eterno y siendo como mis nervios incrementan mientras nos acercamos a nuestro destino.

—Escucha a tu corazón. —Besa mi frente. Le digo que me quedaré con él esta noche y se va, no sin antes hacerle prometer que me cuidaré.

—Estas aquí, Amy. —Me animo, con una sonrisa en los labios presiono el botón para llamar el ascensor.

—Elliot.—Lo llamo, pero no recibo respuesta.

Entro con el corazón acelerado. Por un momento pienso que tal vez se habría ido a otro lugar, pero no importa porque lo esperaré toda la noche si es preciso. El apartamento está en completo silencio y los recuerdos de aquellos momentos más ardientes llegan a mi mente.

—Este es mi lugar. —Me descalzo y subo con cuidado las escaleras que me llevan a su habitación. Abro la puerta y una suave melodía armoniza el lugar y ese aroma que tanto amo me da la bienvenida.—¡Está aquí!—Sonrío feliz, sabiendo que no necesitó nada más que mi compañía, por eso prefirió estar solo y venir a su apartamento. Sobre la cama veo su pantalón pijama y la luz del cuarto de baño encendida. Camino despacio y escucho el agua de la ducha, asomándome para veo tras la mampara. —Como extrañaba ver su cuerpo desnudo y es momento de sentirlo bajo mis dedos. —Susurro.

Me deshago de mi ropa delandola caer al suelo y sin perder ningun detalle de su cuerpo, abro la mampara tratando de hacer el menor ruido para entrar a la ducha.

—¿Cómo puedo hacer para llegar a ti, mi Amy? —Susurra.

Me acerco con cautela, mis manos tiemblan al levantarla para poderlo tocarlo. Acaricio con suavidad su espalda, sintiendo cómo sus músculos se tensan y como su respiración cambia.

—No tienes que hacerlo. —Despacio se voltea, su rostro expresa total sorpresa.

—¿Qué haces aquí? —habla con voz ronca, recorriendo mi cuerpo desnudo.

Enamorada de un Dandy (#2) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora