*Narrado del punto de vista de Rubius*
--------Después de charlar y divertirnos casi toda la noche nos fuimos a dormir, yo estaba que me moría de sueño y en cuanto me acosté a la cama me dormí en menos de un minuto.
Por la mañana, serían las diez u once, escuché ruidos en el salón suponiendo que era la gata. Me levanté a mirar sigilosamente y vi que Mangel se estaba arreglando para salir.-¿A dónde vas tan pronto? -pregunté bostezando y pasándome la mano por el ojo.
-¿Eh? ¿Yo? Nah, a ningún sitio, solo... a comprar -respondió algo nervioso.
-Ya...
Y me fui de nuevo a la cama. ¿A dónde iría el cabrón de Mangel? Me picaba la curiosidad, entonces me vestí lo más rápido que pude y sin peinarme ni nada cogí las llaves y salí a la calle. Mangel se había ido ya hace unos diez minutos.
Y entonces lo vi por la calle con un paso acelerado cuando de pronto entró dentro de una cafetería. ¿Y para esto se levanta? Enserio Mangel..., nadie te comprende. Yo, como no, fui acercándome a aquella cafetería a ver lo que veía por la ventana. Sorprendido, vi a Mangel sentado en una mesa riéndose con una chica, ¿quién sería? Observé lo mejor que pude pero no la conocía, no tenía ni puta idea de quien era.Y para joder, por que yo soy especial, entré dentro.
-¡Ey Mangel! ¿Qué tal? -cogí una silla libre y me senté en la misma mesa-. ¿Y quién eres tú?
Miré a Mangel parecía cabreado, y la chica no pudo evitar reírse. Era bastante mona, morena de ojos verdes, justo la descripción que me dio Mangel de la chica de la discoteca, pero no me dijo que le dio su número.
Y de repente Mangel me cogió del codo levantándome de la silla al igual que él y, llevándome hacia el pasillo de baño, me apoyó contra la pared poniendo su mano en mi hombro y acercó su cara hacia la mía bastante enfadado.-Oye, no se lo que quiereh, pero si solo vieneh a joder lárgate de aquí, ¿me entiendeh?
Joder, jamás vi a Mangel así de cabreado conmigo, me daba miedo incluso. Dios, y además me estaba poniendo bastante nervioso tenerlo tan cerca de mi. Notaba su aliento cerca de mi boca, sus labios finos y... ¿Pero qué coño estaba diciendo?
Aparté enseguida a Mangel y él se fue otra vez con la tía esa y me fui yo también de la cafetería corriendo, no sin antes mirar a aquellos dos y guiñarle un ojo a la chica.-¡Qué te pireh joder! -gritó Mangel.
Y sin poder evitar echar una sonrisa me fui.