cap 82

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Sólo noh faltaban cuatroh díah y la policía aún no encontró el paradero, hubo algunah pihtas que dehcubrieron en un callejón que coicidían con el ADN del Rubiuh y de otrah treh personas que loh policíah no llegaron a verificar del to'.

Elloh tenían un plan en mente y yo era el que lo realizaría sin importar el riehgo, esa gente tenía que llamar para lo del dinero, pa' saber el lugar y la hora, ehtaba seguro.

-¿Estas seguro de que lo harás? No sé yo si es muy buena idea...

-Sí, papá, lo tengo decidío', todo saldrá bien, sé lo que debo hacer.

-Hijo, no quiero que arriesgues tu vida... -le miré.

-Todo irá bien -sonreí.

-Entiendo... -suhpiró-. Sólo te pido que cuando estéis juntos de nuevo, vivid lo mejor que podáis -me sorprendí un poco al ehcuchar decir eso a mi padre, incluso sonrió y entonceh yo asentí.

Dehpuéh él se fue y yo en una hora tenía que ir al cuartel por si esoh malnacios' llamaban, tarde o temprano tenían que hacerlo pa' que yo supiera la hora y lugar donde entregar el dinero y así la policía activar el rahtreador.

-Rubiuh, muy pronto.

Recordé todoh aquelloh momentoh con Rubiuh, cuando noh conocimoh y noh hicimoh amigoh, dehde aquella novia que tuve llamada Sandra, cuando él me confesó que me amaba, también cuando casi muero y Rubén ehtaba siempre ahí, jamáh olvidaré loh buenoh momentoh que pasé con él, nunca.

Cuando todo ehto acabe, pienso llevarmelo lejoh, muy lejoh de ehte lugar y empezar una nueva vida, sí, era eso lo que quería.

Ya pasada la hora comencé mi marcha hahta la policía, ya ahí entré en la sala donde ehtaban invehtigando el rapto del Rubiuh y me senté.

-¿Todo bien? -preguntó Eduardo.

-Sí, graciah.

Entonceh, empezó a sonar mi teléfono y toda la gente que ehtaba ahí se giró.

-¡Rápido! Antes de que cuelguen -gritó uno-. Atiende, Miguel.

Yo asentí.

-¿Ho-hola? -pregunté por el teléfono.

mangel y rubius gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora