*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
Fue una de las mejores noches de mi vida, añoraba hacer esto con Mangel joder, le quería demasiado, sentir su calor, sentirlo a él no tenía precio. Al acabar, sudados y cansados nos dormimos, o al menos yo. Por la mañana me desperté por Mangel, estaba abrazado a mí, pasando sus brazos alrededor de mi cuerpo y sentía como su aliento chocaba en mi cuello. Las sábanas blancas nos tapaban la mitad del cuerpo, joder, que bien se sentía así junto a Mangel. Él entonces se despertó.
-Buenoh díah, Rubiuh -me dijo para luego darme un beso en la mejilla-. ¿Qué tal ehtáh?
-Perfecto, Mangel, perfecto -él me sonrió-. Desearía despertarme todas las mañanas así, abrazado junto a ti.
-¿Y quién dijo que no íbamoh a dehpertarnoh así siempre? -empezó a besarme el cuello.
-Ay Mangel, que me haces cosquillas.
Me giré de cara a él, joder, era precioso, era lo más bonito del mundo, le cogí de la cara y comencé a besarlo de nuevo, después me separé de él, seguíamos desnudos, sin nada puesto. Él se levantó entonces, estaba de espaldas, dios joder, que figura más perfecta, cogió algo de que había en una silla y se fue por la puerta seguramente para ducharse.
La sola idea de pensar en su cuerpo desnudo me calentaba bastante así que me quité esas imágenes de la mente y me vestí para desayunar. Preparé tostadas para Mangel y para mí y un café.Al llevarlo al salón ahí estaba Mangel, con una sola toalla cubriéndole, se acercó a mí, cogió los platos del desayuno, los dejó en una mesa y me empotró contra la pared empezando a besarme de una manera apasionada, yo le cogí del pelo, mi lengua jugaba con la suya. Joder, me estaba poniendo de una manera que no era normal, me cogió y me sentó en el sofá, yo le cogí de los brazos para que se pusiese encima mía pero él se separó enseguida y me sonrió, divirtiéndose del calentón que me había dado, al hijo de puta le gustaba hacer esta clase de bromitas. Luego se fue hacia su habitación.
-¡Cabrón! -le grité.
Pegué un brinco, joder, era el puto móvil que estaba sonando.
-¿Sí?
-Hoooola Rubén, soy Alex.
-Ah, hola ¿qué pasa?
-No sé, podríamos hacer algo Mangel, tú y yo, es que... me aburro aquí en casa.
-Vale Alexby -me reí-. Ven a mi casa y lo hablamos.
Y le colgué, Alex era un buen chaval y no le iba a negar que viniera, Mangel ya apareció por la puerta vestido con unos vaqueros y su camisa de cuadros, al menos el calentón se me había pasado ya, hijo de puta en serio.
-¿Qué tal Rubiuh? ¿Con quién hablabah? -se sentó a mi lado.
-No sé, tú sabrás.
Me hice el enfadado cruzándome de brazos, me levanté y también fui a vestirme, con la tontería no me había comido las putas tostadas. Después cuando me vestí Mangel apareció en mi habitación.
-Rubiuh, perdóname por favor -ahora se arrepentía, me gustaba hacerle sufrir.
-No, ahora te buscas a otro a quien calentarle por las mañanas-le aparté para poder salir por la puerta pero él me cogió del brazo y me empotró de nuevo contra la pared.
-No, porque no hay ningún otro como tú en este mundo -me quiso besar, pero yo le tapé la boca con la mano, me las iba a pagar-. Joder Rubiuh en serio.
-Ah, que sepas que viene Alexby -y me giré de nuevo para ir a la cocina y darle de comer a la gata.
Como sufría Mangel, me descojonaba internamente porque cree de verdad que estoy enfadado con él.
-¿Cuándo? ¿Cuándo viene? -seguí pasando de él-. ¡Rubiuh, por dios!
Y pasó media hora, él seguía desesperado porque le hablara, entonces sonó el timbre.