*Narrado desde el punto de vista de Mangel*
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Sentía como llegaban dehcargah eléctricah a mi corazón pero no llegaba a palpitar del todo, sentía como el mundo se me iba una y otra véh, ehcuchaba a los doctoreh gritar hahta que al final todo acabó, jamáh volvería a ver ni a sentir nada máh, el mundo, mi vida dejó de exihtir pa' siempre...
¿Qué? ¿Qué ehtaba pasando? Volvía a la vida, volvía a rehpirar, mi corazón volvía a palpitar, ehcuchaba todo de fondo, era la voh de Rubiuh, su voh, ehtaba llorando... Le apreté la mano, Rubiuh no se lo creyó y fue a por médicoh o al menoh eso eh lo que pude ehcuchar. Mucha gente vino a mí enseguida, yo ehtaba dehpertando, abriendo loh ojoh de nuevo, veía todo a mi alrededor, loh médicoh que me ponían tuboh finoh en la nariz pa' rehpirar, y multitud de cosah en el brazo, insulina, parcheh por el cuerpo.
-¡Ha despertado! -me encontraba algo confuso, dehpué' de revivíh era normal, ehto era una segunda oportunidáh que me había dao' la vida. La iba a aprovechar al máximo, con Rubiuh a mi lado.
-¿Todo le va bien? ¿Respira bien?
-Sí, todo está perfecto, esto es un milagro. Chico, has tenido mucha suerte -me dijo uno de loh médicoh-. Ahora está algo debilitado, tendremos que dejarlo descansar un poco, por la mañana le traeremos algo de comer y tendremos también que inyectarle los medicamentos.
-¿Seguro que estará bien, doctor? -ví que solamente asintió, los demás abrieron la puerta para irse y escuché la voz de Rubén.
-¿Puedo pasar?
-Adelante.
Vi como Rubiuh se acercaba lentamente, tenía loh ojoh llorosoh, al verme empezó a sonreír y echáh lágrimah por loh ojoh de nuevo, se sentó a mi lao'.
-Joder, Mangel, joder. Eres un hijo de puta, me has dado el puto susto de mi vida. ¿Qué haría yo sin ti? -giré la cabeza hacia él, le miré y sonreí. Por un momento perdí todo lo que tenía y también a la persona que máh quiero en ehte mundo, a Rubiuh-. No me hagas esto en la vida, por favor.
Saqué el brazo un poco pa' que me cogiera la mano, necesitaba sentir su piel, su tacto. Se le veía bahtante cansao', tenía que dormíh.
-Duerme un poco, Rubiuh -pude decíh aunque con una voz casi inaudible. Él se emocionó.
-Y ¿Y si te pasa algo? -yo negué con la cabeza-. Bueno, pero que sepas que estaré aquí.
Se sentó en su butaca y comenzó a cerráh loh ojoh, yo también hice lo mihmo, ahora tenía que descansáh y recuperáh fuerzah pa' ehtar con Rubiuh, pa' al menoh, podéh habláh con él hahta que ehtuviese del todo recuperado.
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Un meh y medio dehpué' me dieron el alta y ya podía irme pa' casa, por fin. Rubiuh, como cada día, siempre ehtaba a mi lao' de la noche a la mañana. Tenía que ir con una muletah ya que aún no andaba del todo bien e iba cojeando, aunque en un tiempo ya podría quitármela. Cheeto vino a buhcarnoh con el coche pa' llevarnoh a casa, Rubiuh ehtaba muy, muy feliz, me alegraba un montón aquello, por lo que me dijo ya recogió todah lah cosah de casa de Panda pa' la nuehtra, era un buen amigo y ayudó siempre a Rubiuh cuando yo ehtaba en el hohpital.
-Joder, que bien, ya nos vamos a casa -era un día maravilloso ademáh, hacía un sol ehpléndido y ehtábamoh ya en junio, lo malo eh que hacía un calóh tremendo.
-Venga, subid -dijo Cheeto con un sonrisa-. Que pasa Mangel, ¿qué tal todo?
-Bien, bien, todo genial.
-Te llamaré Jesús, tío, hah resucitao' -ehtuve al borde de la muerte, bueno, ehtuve muerto pero como dijo Cheeto resucité. Loh treh noh empezamoh a reír. Rubiuh no me soltaba ni por un segundo la mano, no me querría perder nunca-. Bueno, ¿oh ayudo en algo?
-No, gracias Cheeto -dijo Rubiuh, cogió una maleta que se encontraba en el maletero y noh fuimoh al portal-. Ven cuando quieras.
-Venga, hahta luego.
Fuimoh al ascensor, hacía tiempo que no subía.
-¿Estás bien? ¿Te duele la pierna o algo?
-Tranquilo Rubiuh, ehtoy perfectamente. ¿Y Raspberry? ¿Qué tal ehtá?
-Bien, Panda la estuvo cuidando hasta ahora, está más salvaje esa gata... -me encantaba su sonrisa, su mirada, to'. ¿Cómo no vi anteh lo maravilloso que era Rubén? Se acercó un poco a mí, me cogió de la cara y me besó hahta que llegamoh a nuehtra planta.
-Cuanto tiempo sin pisáh ehte piso. Oye una cosa, ¿qué fue de Sandra?
-Se fue a Inglaterra, o al menos es lo que me dijo pero bueno, quiero aprovechar el tiempo contigo al máximo Mangel, después de todo lo sucedido, la vida es muy corta y no hay que desaprovechar nada -entramoh a la casa, Raspberry vino corriendo hacia mí y empezó a olerme y acariciarme con su cola entre mih piernah.
-En casa por fin, dehpué' de tanto tiempo.
-Sí... ahora espero que todo nos vaya bien porque solo han ocurrido desgracias -tenía razón, pocah cosah buenah noh habían pasao'.
-Y ocurrirán cosah buenah, ya veráh, el mundo quiso darme una segunda oportunidáh por algo y yo sé por qué. Para ehtar a tu lao todoh loh díah de mi vida -noh miramoh y comenzamoh a besarnoh.