*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
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Me desperté en el hospital, con médicos a mi alrededor, me estaban curando las heridas que tenía y eso.
-Al fin despertaste -me dijo un doctor-. Tranquilo, ya hemos acabado, si quieres puedes dormirte otra vez, ahora vendrá una enfermera.
Yo solo sonreí y ellos se fueron, estaba cansado y me dolía mucho la cabeza, costillas y demás partes que me golpearon, entonces cerré los ojos y me dormí de nuevo.
Sentía que una mano me acariciaba la cara y el pelo, fui abriendo los ojos poco a poco y me encuentro a Mangel en frente de mí, sentado. Era ya de noche.
-Mangel...
-Ru-Ru-¡Rubén! -se alegró enseguida al verme y me abrazó-. Joder, que suhto me hah dado.
Yo le correspondí con el abrazo, aunque solo levanté un brazo para rodearlo.
-No te preocupes, estoy bien.
Dios, que alegría tener a Mangel a mi lado, mirándome, acariciándome... era lo mejor que podía pasarme, tenerlo ahí para siempre.
-¿Qué ha pasao' en casa? -se atrevió a preguntar.
-Pues... cuatro hombres entraron a robar y... me quise defender pero ellos empezaron a golpearme.
-Joder... -se mordió los labios inferiores y miró para otro lado.
-No te preocupes, al menos no ha ocurrido nada grave.
El me sonrió de nuevo, joder, me encantaba esa sonrisa suya, esos ojos, todo... ¿cómo podía seguir siendo mi amigo después de aquella confesión?
-Él médico dice que mañana podráh irte a casa.
-¿En serio?
-Sí, pero anteh hay que hablah con la policía, para elloh sabeh que ha pasado. Y ahora te dejaré descansah -se levantó de la silla y fue hacia la puerta-. Mañana poh la mañana vengo a por ti.
Y antes de que se fuera le llamé, mirándolo por última vez aquella noche, los dos nos sonreímos y ya se marchó a casa. Quería volver ya, quería que ya fuese por la mañana, para poder ver de nuevo aquella mirada y aquella sonrisa. Una enfermera entró por la puerta para darme la cena.
-Gracias -y ella se fue.
Cené y tal, luego dejé la bandeja en una mesita que había al lado mío, cerré los ojos y me dormí, deseando que fuera por la mañana.
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"¡Dehpierta hombre!" Se escuchó un grito en mi oreja, me levanté casi saltando del susto que me dio y vi que era Mangel... cabrón.
-Joder en serio, no vuelvas a hacerlo más.
-Venga, levántate que noh vamoh. Ah y te traje ropa.
Me levanté de la cama, al menos podía mantenerme en pie y Mangel se fue para que pudiera cambiarme. Al salir todos los médicos que me atendieron se despidieron y yo dándoles las gracias a todos. Primero tendríamos que ir al cuartel de la policía a explicar todo lo que me pasó.
-Muchas gracias, haremos lo que sea para pillarlos -y por fin se acabó el interrogatorio después de hora y media.
Mangel me esperaba sentado en un bar.
-Vamos o que -le dije.
Él se levantó y los dos nos fuimos para casa. Ya dentro nos recibió Raspberry maullando, eran las doce del mediodía y tendría hambre, cuando quise ir a dar de comer a la gata Mangel me cogió de los hombros apoyándome contra la pared, acercando su cara a la mía y mirándome a los ojos.
-Rubén, ya no lo soporto, te lo tengo que decíh -se puso nervioso.
-¿Q-Qué?
-Joder que te quiero.
Y empezó a besarme, cogiendo con sus manos mi cara, yo le correspondí con el beso, joder Mangel... como te quería. Me separé de él un poco, dejándolo de besar.
-Ma-Mangel... -dije temblando un poco-. Joder... no esperaba esto en serio.
-Me he enamorao' de ti, igual que tu ¿o me lo vah a negar? -preguntó poniéndome sus ojos en los míos.
-Claro que sí y jamás te voy a dejar por nada ni por nadie -y empecé de nuevo a besarle, se sentía tan bien, esos labios finos y suaves... Joder Mangel, te amo.