*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
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Le dije unas palabritas bien claras al padre de Mangel y, antes de que pudiera decir nada, aparecieron su madre y su hermana por la puerta, a lo que él se fue pegando un portazo. Nosotros en cambio, nos fuimos arriba para vestirnos y pasear al perro.
Ya en el patio Mangel desató a Rufo, era un pastor bastante grande y precioso.
-¿No le pones la correa? -pregunté.
-No hace falta, él viene solo.
Al salir por la puerta el perro salió lanzado, yéndose por la carretera al otro lado. Este sitio era bastante tranquilo, además Mangel vivía un poco apartado del pueblo y alrededor nuestra había campo y bosque. Apenas pasaban coches. Hacía un poco de fresquito ya que eran las diez de la mañana.
-¿Quiereh ir al bohque? -preguntó Mangel entonces.
-Por mi bien.
No hizo falta que llamara a Rufo ya que venía solo. Fuimos por un camino hasta llegar al bosque que había cerca de casa. Parecía profundo y tenía muchos pinos.
-Que, ¿tieneh miedo, Rubiuh?
-¿De qué?
-De perderte -se rió el muy cabrón.
-Si es contigo, iría hasta el fin del mundo -Mangel no supo que contestar, solo se quedó mirándome con cara de pasmarote-. Dame un beso tonto.
Me apoyó en un árbol y empezó a besarme cogiéndome de la cintura yo en cambio, le pasé mis brazos por el cuello y le cogí de la nuca para acercarlo a mí. Íbamos dándonos besos cortos, mirándonos y sonriendo. Luego Mangel empezó a besarme más apasionadamente, jugando con nuestras lenguas y dejándome casi sin aliento.
-Será mejor que noh adentremoh ya -me sonrió-. ¡Vamoh Rufo!
El perro se fue por ahí corriendo. Fuimos andando hacia la profundidad del bosque, nos divertíamos por que había rocas que escalar y cosas así, me reía un montón con lo torpe que era Mangel, el pobre se resbaló y se hizo una pequeña herida en el tobillo.
-Eso no es nada Mangel, no empieces a llorar vale.
-¿Pero quién te ha dicho que iba a lloráh? Tampoco me duele tanto.
-Vale, vale tranquilo -empezó a reírse el muy hijo de puta.
Hasta que escuchamos un trueno muy cerca de nosotros, no veíamos el cielo ya que estaba tapado por las hojas de los árboles pero intuíamos que iba a caer una buena también, empezó a hacer aire.
-Será mejor que volvamoh si no quiereh que noh moje la lluvia.
-¿Sabes volver? -pregunté un poco asustado, ya que habíamos caminado durante dos horas y exactamente no sabía por donde ir.
-Pueh... la verdad eh que... no.
-¿Me, me estás vacilando? -no contestó, nos quedamos parados ahí un rato. ¿No sabía volver? ¿Qué coño? ¿Nos habíamos perdido, y ahora qué?