cap 43

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*Narrado desde el punto de vista de Rubius*

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Me quedé en la habitación para esperar a Mangel, joder, algo se escuchaba y parecía que habían empezado a discutir porque se oyó que algo se rompía en el suelo, un vaso o algo así. Me asusté un poco, aunque no había nada por que preocuparse, Mangel entró en la habitación de repente y pegó un portazo.

-¿Estás bien? -tartamudeé.

-¡Calla joder! -se sentó en la cama de espaldas a mí-. ¡Todo ehto eh tú culpa! ¿Por qué coño tuvo que ocurríh ehto?

Me callé, y ninguno de los dos habló más. Mangel... ¿Acaso ahora está diciendo que fuesemos pareja no era lo correcto? ¿Que esto no debía ocurrir? Joder... me acosté en la cama tapándome del todo y comencé a llorar en silencio, con los ojos abiertos y mirando a la nada. ¿Ahora qué? ¿Mangel me iba a dejar? No sé lo que haría sin él, sin su sonrisa, sus besos, su mirada... Jamás podría olvidarlo, en la vida. Al final me dormí.

Cuando me desperté lo primero que hize fue desperezarme, joder, me dolían los ojos seguramente de llorar. Miré a un lado y ahí estaba él, acostado. Me dieron ganas de abrazarlo, besarle por el cuello y que siempre estuviésemos juntos. Me levanté para coger las cosas del armario y meterlas en la maleta, cuando de repente una mano me cogió por el hombro, girándome.

-Lo siento de verdá, Rubiuh, no quería gritarte ni decirte eso. Ehtaba demasiao' cabreao'... perdóname -se le veía bastante arrepentido-. Sabeh que ereh todo pa' mi.

Acercó su cara a mí lentamente, apoyó su nariz contra la mía, mirándome y cogiéndome de la cintura para luego besarme, un beso intenso y perfecto. Yo le cogí de la nuca, acercándolo más, no quería soltarle en la vida. Me besó el cuello, mordiéndolo, cerré los ojos para disfrutar más. Seguía cojido a mí cintura, joder, sus besos me excitaban. No pude evitar la erección y Mangel lo notó, joder, los pantalones me molestaban mucho en este momento. Mangel se arrodilló y me bajó los pantalones del pijama despacio, el hijo de puta me hacía sufrir. Cogió de mis calzoncillos para quitarmelos también, no podía aguantar, lo quería ya, pero en ese mismo momento la puerta sonó. Mangel se levantó enseguida y yo me fui al baño, subiéndome los pantalones de nuevo.

-Soy yo cariño -era la voz de su madre.

Joder, Mangel me había calentado en un momento así que me metí en la ducha para quitarme el calentón. Ya tenía claro que me quería y no me iba a dejar jamás.

Al preparar todo nos metimos en el coche para que su madre nos llevara a la estación y así volver. Los billetes los compramos ahí mismo, nos tocaba dos horas y media de viaje.

-Entonces vienes el viernes por la noche ¿no? -preguntó su madre.

-Sí mamá, yo te avisaré, bueno, noh vemoh -su madre se despidió de los dos con la mano y ya se fue.

En el tren nos dormimos las dos horas que tardaba, así que no hicimos gran cosa, al llegar cogimos un taxi para que nos dejara en casa. En el ascensor Mangel me besaba.

-Te quiero -me sonrió-. Tendremoh que pedirle a Cheeto que noh devuelva a Raspberry ¿no?

-Sí, pero eso ya por la tarde. ¿Qué hacemos ahora?

-¿Quiereh ir a comer por ahí?

-Sí, me parece bien.

Entonces salimos de casa en busca de un buen restaurante. Con Mangel iría a cualquier sitio.

mangel y rubius gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora