*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
----Me cogió de la muñeca y me llevó frente a ellos, tenía unos nervios que no podía con ellos, el corazón me latía a mil y estaba empezando a sudar.
-¿Qué pasa Mangel? -preguntó la madre.
-Vale -suspiró-. No se lo digáih a mi hermana, ¿ehtá claro? -los dos asintieron, noté que Mangel se ponía muy nervioso y empezó a apretarme la mano-. Mamá, papá... Rubén y yo somoh pareja -dijo rapidamente mientras miraba al suelo. Los padres se quedaron con una cara de "¿Qué coño has dicho?"
-¿Qué? -preguntó la madre mirando a su marido extrañada.
-Lo que has oído mamá. Que Rubén y yo somoh pareja -respondió, pero esta vez mirándola.
-¿Esto es de coña no? -habló de repente el padre.
-No joder. Que no me guhtan lah mujereh, me guhtan loh hombres y Rubén eh mi novio -usó la terminación "novio", sonreí un poco, Mangel me consideraba su novio, joder es perfecto. Los padres se miraron entre ellos, algo sorprendidos por la confesión de Mangel, su padre se levantó de repente, acercándose a nosotros.
-¿Qué me estás diciendo? ¿Qué tu eres gay, desde cuándo? -me hizo una mirada de arriba a abajo-. No lo llego a comprender. ¡De toda la puta vida a tí te han gustado las mujeres! -gritó golpeando a la mesa-. ¿Y ahora me vienes con esto? ¿Qué tu "novio" es tú mejor amigo? Esto es de locos...
Se cruzó de brazos y andó de un lado a otro, la madre no dijo nada.
-Pues lo tienes que aprobar sí o sí papá.
-¡NO! -golpeó de nuevo la mesa, yo retrocedí un poco asustado-. Tú no eres mi hijo, joder. Y tú -dijo señalándome a mí-. Tú eres el puto causante de todo esto.
-¡Pueh lo quierah o no así es! ¡Y prefiero mil veceh ehtar con Rubén anteh que ehtar con un dehgraciao' como tú! -chilló Mangel, a lo que el padre reaccionó de mala manera y le dio un bofetón en la cara bastante fuerte. Mangel solo agachó la cabeza-. Vamoh arriba Rubén, aquí no hay nada máh que habláh.
Nos subimos rapidamente al piso de arriba, la hermana salió de su cuarto preguntando que ha pasado y que eran esos gritos.
-Nada, a ti no te importa -y nos encerramos en la habitación.
Mangel se sentó en la cama, apoyó sus manos en la frente y empezó a llorar. Me acerqué a él y le abrazé.
-Mangel, no te pongas así.
-Tú no lo comprendeh joder. Tú no sabeh como eh mi padre y lah cosah que puede llegar a hacer -me miró-. Si anteh ya le caía un poco mal, ahora ya...
-Por favor no llores, odio verte así, no lo aguanto -me miró y se lanzo a mi cuerpo abrazándome, lo más fuerte que pudo, yo le correspondí.
-Te quiero máh que a nada Rubiuh, pase lo que pase jamáh te dejaré.