cap 35

2.7K 111 3
                                    

*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
-----

Dios, mientras escuchaba Mangel hablar por teléfono y reírse se me venían todos los celos encima, ¿quién coño sería para que sonriese así y estubiera tan feliz? Colgó, y luego me lo dijo todo. Era su madre, quería que fuese al pueblo a pasar algunos días y yo me viniese con él.
Mientras ordenábamos la casa con la música a tope alguien llamó a la puerta. Mangel abrió y era la puta vecina que no paraba de molestar.

-¿Queréis bajar esa música? Me gustaría estar tranquila alguna vez.

-Vale señora, lo siento -contestó Mangel cerrando la puerta. Al final tuvimos que bajar el volúmen.

El día nos fue muy tranquilo, recogimos todos, la maleta la hicimos y llamamos a Cheeto para que se encargase de Raspberry estos días.

-Bueno, voy a ducharme -dijo Mangel.

Joder, iba a ducharse, iba a estar mojado y desnudo y... joder, mejor dejar de pensar en esas cosas por que me iba a dar un calentón...
Me fui a la habitación apartando todos esos pensamientos de mí. Tener una noche de sexo con un chico pasaba factura, mi culo pasaba factura... y mejor sería dejarlo por un tiempo.
Encendí el ordenador ya que no tenía otra cosa que hacer. Puse un juego, el de DreadOut, hoy tocaba noche de terror. Pegué algunos gritos ya, Mangel apareció en la puerta enseguida con una sola toalla cubriéndole.

-¿Qué ha pasao'? -preguntó asustado.

-Na-Nada, estoy jugando y... tu ya sabes que soy un miedica.

-Joder Rubiuh pueh me has asustao', creía que te había pasao' algo.

Joder, era perfecto. Su cuerpo, sus labios, sus ojos... todo. Tenía la mayor suerte de tenerlo a mi lado todos los días. Me quedé observándolo embobado. Me levanté y fui hacia él para abrazarle.

-Joder Mangel.

-¿Qué te pasa ahora? -preguntó agarrandome de la cintura.

-No me dejes nunca por favor -y le abrazé más fuerte, cerrando los ojos.

-¿Pe-Pero a qué viene ehto ahora? -me apartó y me cogió de las manos-. ¿Por qué ehtás llorando Rubiuh?

-Por que no quiero perderte nunca -me sequé las lágrimas y le miré.

-Mira que ereh tonto eh -me abrazó de nuevo y luego me besó-. Vamoh a jugáh un rato anda.

Los dos entramos a mi cuarto, él cogió una silla que había por ahí y se sentó conmigo. Jugamos un par de horitas, gritando, asustándonos y sobre todo riéndonos. Cuando el reloj daba la una y media nos acostamos los dos juntos, me abrazó y me dio las buenas noches, parecía un crío de 9 años y Mangel es la mamá que me cuida, le quería tanto... Al final acabamos dormidos.
Los gritos de Mangel acabaron por despertarme.

-¡Venga Rubiuh! Que tenemoh que cogéh el tren.

-Que voy.

Me levanté perezosamente y fui al baño para asearme. Me vestí y nos fuimos de casa sin desayunar ni nada.

-¿Lo tienes todo? -le pregunté.

-Si pesao'.

Cogimos un taxi para ir a la estación, al llegar vimos que el tren salía dentro de diez minutos y fuimos corriendo a por los billetes. Cogimos el tren, nos esperaban unas horitas largas para llegar...

mangel y rubius gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora