*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
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Estaba en una pequeña habitación iluminada solo por una bombilla casi imperceptible, los tres sujetos se encontraban ahí en la sala conmigo.
Atado y sentado en una silla vieja de madera, no tenía movilidad alguna y tampoco forzaba las cuerdas para desatarme, no tenía ninguna posibilidad de escapar y menos si estos tíos iban armados.
-Vaya, tu noviecito estaba muy preocupado por ti -dijo el que parecía el líder.
Era un tipo de unos treinta y pocos años, cabello castaño y ojos negros, vestía camisa y pantalón negro acompañado de una pistola sostenida en su mano derecha, tampoco podía percibir todos los rasgos de su cara por la pésima iluminación y tampoco me importaba mucho en ese momento, los otros dos estaban cubiertos y no se les podía ver el rostro.
La cabeza empezó a dolerme dándome punzadas, era insoportable, en mi lado derecho también sentía dolor por los golpes que me propinó el supuesto líder mientras hablaba por teléfono con Mangel.
Mi Mangel que está sufriendo de nuevo, por mi culpa.
-¿Cómo sabías que era mi novio? -pregunté con rabia-. Jamás te dije nada.
Empezó a reírse y a mirar a uno de los secuestradores.
-Díselo a él, venga quítate esa capucha y enséñale quien eres.
Y así hizo, obedeciendole, se quitó la capucha y pude observar su cabello, su cara, su...
-No puede ser... -dije quedándome boquiabierto, no podía creerlo, ¿él? ¿Por qué?- Tú eres...