cap 49

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*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
Panda ---> David
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Me cogí a Raspberry, las maletas y algunas bolsas que tenía más. El taxi llegó y le dije la dirección en la que tenía que ir, estaba deprimido y solo miraba por la ventana, con un nudo en la garganta de las ganas que tenía de llorar. La gata iba en una jaula así que no molestaba.
Al llegar pagué al taxista y cogí todas mis cosas. Llamé a la puerta del piso y tardaron un minuto en abrirme, ahí estaba mi madre, delante de la puerta, solo pude abrazarme a ella y empezar a llorar de nuevo.

-¿Qué pasa cariño? -entonces me apartó de su lado, cogiéndome de los hombros.

-Nada, una tontería -almenos intenté sonreír para ella. Entré en casa y mi hermanita se acercó corriendo a mí, yo la cogí para abrazarla y darla un beso, se alegró mucho al verme. También vi al padrino que me saludó, aquí había un ambiente muy agradable pero no sé si superaría lo de Mangel, era imposible olvidarlo...

Fui a una habitación que había vacía, donde dejé todas mis cosas y me encerré para llorar de nuevo, me senté apoyando mi espalda en la puerta y rodeando mis piernas con los brazos, acurrúcandome, con la cabeza agachada y comencé de nuevo a llorar, quería que esto solo fuera una pesadilla, que jamás hubiera pasado esto...
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Pasaron dos semanas desde que llegué a casa de mi madre, la verdad no había cambiado mucho, lo único que hacía todo el día era estar sentado en mi cuarto mirando a la ventana, pensando en nada... Apenas comía y dormía y mi madre ya estaba empezando a preocuparse.

-Hijo, llevas dos semanas igual, sin hablar, sin comer, tienes ojeras y muy mala cara ¿Qué te pasa? -yo seguía mirando a la ventana, ni me giré para mirarla-. Te estás quedando en los huesos y lo último que quiero es verte en el hospital.

-Nada... -no me apetecía conversar con nadie-. Vete por favor.

No dijo nada más, suspiró y se fue cerrando la puerta. Necesitaba a Mangel, que estuviese a mi lado, abrazándome, mirándome y sonriéndome... Comencé a echar lágrimas por los ojos de nuevo, me levanté y tiré todo lo que había encima de la mesa, con rabia, y luego dando un golpe bastante fuerte encima de ella. El móvil comenzó a sonar, vi que lo tiré pero lo cogí rapidamente, las lágrimas no me dejaban ver quien era.

-¿Quién es? 

-¿Rubén? -esa voz...-. ¿Qué pasa? ¿Por qué no vienes a Bgames? Mangel me ha dicho que te habías ido de casa...

-Hola Panda... Mira, ahora no estoy en condiciones de hablar -mencionó el nombre de Mangel, joder-. Mejor que no llames más.

-¡Espera! 

-Que.

-Sé lo que te pasa, sé que Mangel y tú eráis pareja -me quedé callado, sin saber que decir-. A ver, me acuerdo que hicisteis un directo, y lo ví pero no lo subisteis luego a ningún sitio. Creía que ibais de coña pero estaba equivocado, veo que te ha afectado bastante pero ¿qué ha pasado para que Mangel esté con ella?

-No te importa... -todo lo decía sin ganas, hasta no me sorprendió que Panda dijera eso.

-Te puedo ayudar Rubén, en todo lo que quieras, solo ven...

Antes de que pudiera decir nada más le colgué, ¿por qué me querría ayudar Panda? Bueno, era un amigo y se preocupaba por mí, alomejor... tendría que hacerle caso, tendría que salir de todos estos pensamientos, empezar una nueva vida pero no podía... no podía dejar de recordar la sonrisa de Mangel, su voz, su mirada, todo.
Por la tarde lo tuve decidido, llamé a Panda.

-¿Qué me querías decir antes? 

-Rubén... -hizo un breve silencio-. Que puedes venirte a vivir a mi casa el tiempo que quieras, joder tío, se te echa en falta aquí.

-Bueno... iré, ¿cuándo puedo ir?

-Vente ahora si quieres.

-Vale, en dos horas estoy ahí -colgué de nuevo.

Cogí la maleta del armario, dentro estaba toda la ropa que no coloqué. Sí, Panda tenía razón, él me iba a ayudar. Aunque me será imposible dejar de pensar en él, en Mangel, en lo que significó y significa para mi vida, lo seguía queriendo y eso jamás cambiaría. Cuando tuve todo listo cogí a Raspberry del salón y la metí dentro de la jaula, mi madre y mi hermana miraron un tanto extrañadas.

-¿Dónde vas hermano? -se acercó mi hermana a mi.

-Me tengo que ir, gracias por todo -dije desanimado-. Adiós.

Cerré la puerta, me daba pena mi madre, ella me había ayudado mucho pero no le iba a contar que Mangel y yo éramos pareja. Mientras bajaba en el ascensor me vi en el espejo, tenía razón mi madre, estaba fatal, había adelgazado mucho y mis ojos tenían ojeras además de que estaban hinchados y tampoco se puede decir que tenga una genial cara.
El taxi llegó a los diez minutos. Como a la hora llegué a la dirección donde vivía Panda. Ya era de noche pero no creo que le importase mucho.
No sé de donde sacaba las fuerzas para llevar todas las cosas, dos bolsas, dos maletas, a la gata...

Llamé a Panda para que me fuera a ayudar.

-Joder, estás horrible -comentó-. ¿Cuánto hace que no comes?

Le miré, pero no respondí. Su piso era bastante espacioso y dejé mis cosas de momento en una habitación que no usaba. Joder, aquí la gente tenía habitaciones libres por todas partes.

-Gracias, David -pude decirle, luego le di un abrazo.

-No hay de qué. ¿Irás conmigo mañana a Bgames?

mangel y rubius gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora