Confirmación

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No, no, no. Era lo que pensaba Regina. Después de mirar a la caja de tampones fue a la farmacia más cercana y compró un prueba de embarazo, compró más de una, de marcas diferentes. Necesita tener la certeza. Llamó a Tink desesperada, le pidió que fuera a su casa. Regina dejó la puerta abierta, sabía que Tinker llegaría rápido, no vivía muy lejos, solo a cinco manzanas de distancia. Tinker entró en el apartamento gritando

-¡Regina!

-Estoy aquí...- lloriqueó, estaba sentada en la taza del váter con una mano en la cabeza y la otra agarrando el test de embarazo.

-¿Qué ocurre?- Tinker se arrodilló frente a su amiga para mirarla a los ojos. Observó el test en la mano de la morena y enseguida entendió lo que estaba pasando, pero Regina tendría que estar feliz, ¿no era eso lo que quería? Decidió preguntar. Regina no decía una palabra y su mirada estaba distante.

-Estás embarazada...- afirmó, vio el resultado en el test. Regina solo balanceó la cabeza en señal de positivo

-Pero, ¿no era eso lo que querías? Me contaste toda entusiasmada lo de la inseminación- dijo intentando entender la mirada de la amiga

-Sí, Tink...Pero...¡Lo olvidé! ¡LO OLVIDÉ, OK! YO...YO...- gritó desesperada con los ojos llorosos –Conocí a alguien...Una persona maravillosa...Ella me hace sentirme vivía de nuevo...¿Cómo voy a llegar a ella y decirle que estoy embarazada?- ahora lloraba.

-Calma, Gina...Esto es una prueba de farmacia, no es garantía- intentó consolarla. Regina rió entre lágrimas y señaló al lavabo. Ahí había cinco test más, todos positivos.

-¡Wow! Entonces...Creo que de verdad es positivo...- por primera vez no sabía cómo consolar a la amiga.

-¡Ay, Tink!- apoyó la cabeza en el hombro de la rubia, aún lloraba, era una mezcla de alegría y tristeza al mismo tiempo, deseó esto por mucho tiempo, quería un marido para engendrar un hijo, pero nunca le gustó nadie lo suficiente para ello, tardó en entender que no necesitaba un hombre, sería madre soltera. Y entonces aquel día conocía a la torpe rubia en el aparcamiento del hospital, el mismo día en que había concebido a ese niño en su vientre.

-Yo...yo...No pensé que saliera bien a la primera, en la mayoría de los casos no...- seguía llorando

-Calma...Tienes que contárselo...a ver cómo reacciona- intentó una solución.

-¿Co....cómo? Yo...Ah, Tink, estoy enamorada de ella...- confesó –Y ni sé si le gustan los niños, o mejor dicho, no sé nada sobre ese tema, nunca hemos hablado ni de noviazgo, solo estamos conociéndonos...- lloriqueó

-Pues entonces, trata de contárselo rápido, para que no te estés haciendo más daño. Porque ese hijo que estás esperando es tu sueño. Y si a ella le interesas de verdad, compartirá este sueño contigo- señaló la barriga de la amiga

-Es verdad...- sonrió por primera vez acariciando su barriga –No estoy triste por estar embarazada, Tink, estoy preocupada por lo que pueda pasar...o mejor dicho...por lo que NO pueda pasar a causa de esto...

-Bueno, creo que solo lo sabrás si se lo cuentas..¡Y otra cosa más...Si ella no quiere estar contigo por esto es porque no te merece!- fue sincera

-Pero Tink...Ponte en su lugar, apenas nos conocemos, digamos que acepte...Nos saltaremos una fase importante de una relación, si es lo que tenemos...- lágrimas corrían por su rostro –No le puedo exigir que comparta esto conmigo...que sea madre de mi hijo, ¿entiendes?- concluyó pesarosa, no tenía esperanzas.

-¿Entonces? ¿Qué tienes en mente?- preguntó Tink afligida

-Pasaremos este fin de semana en la casa de campo de su familia, me las arreglaré para tocar el tema de niños y familia, saber qué piensa...Ah, no sé...¿Ves lo que digo, Tink? ¡Realmente he perdido la cabeza!- se reprendió en voz alta

Una promesa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora