Accidente

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Regina ya estaba cerca de sus 36 años, y eso la incomodaba, sabía lo que quería, y se consideraba preparada para dar el próximo paso. No debería ni podía esperar más.

-¿TÚ QUÉ?- gritó Zelena que se atraganta con el zumo

-¡Lo que has escuchado, hermanita!- dijo Regina animada

-¡No puedes estar hablando en serio, Regina! ¿Te has vuelto loca?- dijo Zelena incrédula

-No, no Zel, lo he pensado mucho, y es lo mejor que puedo hacer. Como ya te he dicho, no necesito a un hombre para ser feliz, y he tomado mi decisión- intentó convencer a la hermana

-Bueno...Tú sabrás entonces- se encogió de hombros

-¿Cómo está ese nuevo miembro de la familia que está de camino?- cambió de tema acariciando la barriga de la hermana

-Ay, hermanita, está cada día más pesada ¡No deja de dar patadas! Le dije a Robin que había salido a él, ¡agitada! Cuando estaba esperando a Roland no tuve tantas molestias. A parte de las nauseas que parecían no tener fin- le puso mermelada a la tostada y la devoró.

-¡Tita Regina! ¡Cómo te he echado de menos!- Roland despertó entusiasmando y saltó a los brazos de la tía

-Yo también, mi amor...¡Ven aquí! ¡Que te voy a llenar de besos!-atacó al niño haciéndole cosquillas

-¡Ja, ja! ¡Tía Regi...Ja. ¡Ganaste, ganaste!- se carcajeaba

-¿Ah sí? ¡Pero si ni siquiera he comenzado, crápula!-él salió corriendo por la casa y se detuvo tras las piernas del padre.

-¡Socorro, papá, ella me quiere coger!- dijo riéndose

-Buenos días Robin- Regina saludó sin entusiasmo desviando la mirada, aún le era difícil aquella situación.

-¡Qué buenos días tan desangelados, Regina! ¿No estás feliz de verme?- dijo dándole un abrazo apretado levantándola del suelo y rodando con ella.

Regina decía que ya no sentía nada al ver a Robin, pero en el fondo no le había perdonado que la hubiera traicionado con su hermana. Fue a comienzos del noviazgo, sin embargo había sido su pasión más fuerte tras la muerte de Daniel. Ella creía que finalmente formaría una familia con Robin. ¿Amor? Juzgaba que no era necesario, que le gustara y sentir atracción era suficiente. Robin era maravilloso, amable y sabía cómo agradarla a la hora del sexo, quizás esa fue la parte más dolorosa para Regina, pillar a su hermana mayor en la cama con su novio. Está claro que había perdonado a su hermana después de unos años, y consecuentemente a su ex y actual cuñado, parecía que él quería mucho a Zelena, lo que dejaba a Regina menos mal, miraba a su hermana de una manera completamente diferente a como la había mirado a ella, así que decidió dejarlo estar y seguir adelante. Cuando llegara el momento también ella tendría su propia familia, marido e hijos. Por lo menos era lo que pensaba cinco años atrás. Sin embargo, las cosas no han salido como ella imaginara. Y ahí estaba ella, lista para cometer la mayor locura de su vida.

-¡Déjame en el suelo, insolente! ¡Nunca estoy feliz de verte!- habló seca

-¡Wow! ¡Pensé que ya habíamos dejado atrás esa fase!- se apartó, fingiendo dolor con las manos levantadas en señal de rendición.

-Sí, la pasamos, pero mi antipatía hacia ti continúa...Bueno...Zel, tengo que irme- fue en dirección a su hermana para despedirse y volvió a mirar a Robin.

-Tengo que cerrar un negocio en la empresa, que por cierto es de tu interés, Sr. Locksley. ¡Así que no te atrases!- lo miró con su mirada sugestiva, su tono era autoritario.

Una promesa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora