Escribe ahí

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Como dije en el capítulo siete, cada cierto número de capítulos, la autora inserto unos capítulos especiales, y este es uno de ellos. Espero que os guste.


-¡No sé lidiar con esto, vale! ¡Ni sé si quiero esto para mi vida! ¡Es una vida...una vida entera por delante!

Dijo Emma sin pensar. Se sentía desesperada, no era eso lo que quería decir, pero salió. Algo que estaba en su subconsciente, pero que infelizmente había salido, no era eso, y ahora sería difícil explicar. Quería al hijo de Regina, quería estar con la morena por encima de todo y estaba dispuesta a cambiar por ella, por una familia con la que había empezado a soñar con su novia.

-¡Pues entonces sal de mi casa, Swan! No me puedes tener sin tener a mi hijo. Somos uno. ¡Y yo moriría por él! Si no puedes convivir con eso...¡Vete! Y que encuentres lo que estás buscando. Aquí no hay sitio para ti.

Regina se dejó llevar por el dolor al escuchar aquellas palabras, confió en la rubia, le dio su amor, aunque sin decirlo con palabras, se permitió sentir y ahora lo creía todo un error. Había sabido desde el comienzo que esa hora llegaría, el hijo que estaba esperando era de ella, solo de ella. No podría, no debería querer a otra persona para compartir algo que había decidido sola.

¿Quién se creía Regina que era para echarla de esa manera? Emma no iba a permitir tal trato, no necesitaba a la morena, tampoco al hijo que era solo de ella, quizás la rubia se había precipitado. ¿Quería aquella vida? No. No la quería. Y lo sabía, había sido cruel.

-¡Soy yo la que no quiero este tipo de vida! ¡Nunca quise!

Escupió las palabras de forma fría. Los ojos de Regina se humedecieron, sintió como si un puñal atravesara su pecho, estaba sangrando por dentro, pero no se iba a permitir mostrarse débil.

-¡Es mi HIJO! NO TUYO. ¡NUNCA LO HA SIDO! ¡Y JAMÁS LO SERÁ! ¡NO TE NECESITO! Coge tus cosas...

Una lágrima testaruda insistió en caer, Regina la secó rápidamente, se giró, bajó a la recepción y salió a la calle. Necesitaba despejarse, respirar, procesar lo que acababa de pasar. Se acabó. Todo lo que había vivido en esos meses acabó. Todo lo que estaba queriendo, incluso permitiéndose amar. Miró al cielo nublado. El día estaba gris. Su alma estaba negra.

Te falo tanta coisa

Enquanto tento segurar a lagrima

Que insiste em cair

Emma descendió las escaleras con algunas cajas, no tenía muchas cosas. Puso las cosas en el escarabajo, cerró el maletero con fuerza y golpeó la puerta al entrar. Fingió no ver a Regina ahí, arrancó el coche, pero no se marchó, necesitaba decirle una última cosa, necesitaba demostrarse a sí misma que no la necesitaba, que seguiría su vida sin la morena. Paró el coche frente a Regina.

-¡Eh!- la llamó, una lágrima solitaria resbaló de su ojo -¡Te voy a olvidar a Regina! ¡Y solo serás una sombra en mi pasado, así como tantas otras!

Dijo alto y claro, solo para que la morena lo escuchase, pero para sus oídos, las palabras de Emma fueron un puñetazo en la cara. ¿Cómo podría Regina olvidar? La morena no lo conseguiría y era consciente de ello. Tuvo la certeza de que había sido mejor así.

Entro no meu carro, abro o vidrio

E antes de ir embora

Eu te digo: olha aquí

Ainda vou te esquecer

Escreve aí

Regina cogió el ascensor y volvió a su apartamento, su armario puesto patas arriba, ninguna prenda de Emma se encontraba ya ahí. Se acerca al espejo y se miró, su expresión era dolor, su dolor era más que emocional, era físico, todo dolía, sintió que una parte de ella se había ido con la rubia. Se miró el brazo derecho. La pulsera, se la arrancó con cierta violencia del brazo, sus colgantes cayeron al suelo haciendo ruido.

Una promesa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora