Érase una vez.... 1ª parte (Ceremonia)

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Regina se reajustaba el vestido al cuerpo. Conocía a su mujer, conocía su forma de ser, su cuerpo, pero no entendía por qué tantos nervios. ¡Emma no huiría! No huyó ni cuando había nacido el hijo de ambas. Era una estupidez que eso pasara por la cabeza de la morena.

Respiró hondo frente al espejo y se tocó delicadamente el collar con una corona que Emma le había regalado casi dos años atrás. Su corazón estaba disparado.

-¿Lista, Gina?- Tinker entró en el cuarto dando saltitos con el ahijado en brazos -¡Wow! ¡Estás...magnífica!- la rubia dejó a Henry en la alfombra y corrió a abrazar a su amiga.

Regina le devolvió un fuerte abrazo, estaba descargando sobre la amiga toda la ansiedad que guardaba en su pecho, sus ojos se humedecieron.

-¡Ei ei, ei! ¡Nada de lágrimas hoy! ¡Es tu día!- Tink agarró las dos manos de la amiga

-¡Está bien, está bien! ¡No voy a llorar! ¡Soy fuerte!- se pasó los dedos por los ojos, con cuidado para no borrar el maquillaje.

-Sí, lo eres...¡Nada de borrar mi obra!- la rubia se refería al maquillaje hecho por ella

-Yo...Pensé que este día jamás llegaría a mi vida...Pensé...que ya estaba vieja para esto...se desahogó, intentando no llorar

-Nunca es tarde para el amor, Gina...¡Tienes mucha suerte! ¡Te vas a casar con el amor de tu vida!- Tinker hablaba entusiasmada

Regina sonrió, a fin de cuentas, era verdad, Emma era su amor verdadero.

-¡Eh, eh! ¡Caballerete! ¡Nada de tocar eso!- Tink corrió tras Henry que se acercaba al enchufe

-¿Hijo? Pórtate bien, Henry...¡Que si no, la tita Tink no va a querer quedarse contigo!- se puso una mano en la cintura

-Me quedo con él el tiempo que quieras, solo mira bien a quién le tiras el ramo ¡Killian tiene que pedirme ya en matrimonio! ¡Mírate! ¡Me has adelantado, no quiero ser la tía solterona!- Tink le hacía cosquillas al ahijado que reía sin parar. Él estaba lindo, con un trajecito gris con una delicada rosa en el pequeño bolsillo del chaleco, un verdadero príncipe.

-¡Tía ya lo eres!- se rió en la cara de la amiga

-¡Re-Gi-Na! ¡No te doy una mala respuesta porque hoy es tu día, pero ya verás!- rió con su mejor amiga y ahijado que jugaba en sus brazos

-¿Vamos hermanita? ¡Los Mills nunca se atrasan!- Zelena entró en el cuarto y miró a la hermana de los pies a la cabeza. -¡Eres insoportable, Regina! ¡Qué vestido maravilloso! ¡Tengo una pizca de envidia!- Zel pronunció irónica la última frase al recordar que su vestido era mucho más raro y el de Regina no era nada llamativo y sí muy elegante.

-¿Cómo estoy?- sonrió hacia la hermana abriendo los brazos

-Pareces una sirena...- rió bromista

-¿Eso es malo?- Regina se asustó ante el comentario de la hermana, ¿era algo bueno?

-No, tonta...- rió –Estás vestida como una reina...¡Solo dije eso por ese culo!- dijo dándole una nalgada a la hermana, que se rió masajeándose la zona -¡Dios! ¿Por qué no he heredado eso también?- fingió indignación meneando la cabeza. Se acercó a la hermana y le dio un apretado abrazo –Estás majestuosa...¡Papá estaría orgullosa de entregarte a aquella rubia descarada!- apretó a la hermana más en los brazos

-Papá...- se emocionó al recordar al padre, humedeciéndosele los ojos una vez más

-¡Nada de lágrimas!- Tinker y Zelena la reprendieron a la vez

Una promesa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora