Viaje

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La noche estaba fría, el invierno se acercaba. Ariel fue a pasar la noche con la prima, otra maratón de series.

Antes de ponerse a ver las series, Ariel le resumía entusiasmada sus aventuras en la cocina de la chef Swan. Mérida reviraba los ojos, no quería saber nada de la casi esposa de Regina. Le pidió a la prima que cambiara de tema, pero la pelirroja no hizo caso y continuó hablando de la rubia.

-¿Te gusta esa Emma? ¡Como solo hablas de ella! ¿Eh?- la pelirroja de tirabuzones reviró los ojos otra vez

-¡No me gusta! ¡Es mi jefa!- dijo como si fuera obvio

-¡Gran cosa! Regina es mi superior...¿Y?- tomó un sorbo de refresco y cogió un puñado de palomitas en la mano

-Ah, Mérida...Creo que es muy atractiva, y bonita...Pero solo eso...Sé que Emma ama a Regina y a su hijo, he visto cómo ella ha cambiado...- Ariel no tenía interés amoroso en la rubia, admiraba a Emma como profesional.

-¡Buag! ¡Siento asco de esa Emma!- hizo una mueca

-¡Tienes envidia! ¡Eso sí! ¡Porque querrías estar en su lugar!- Ariel confirmó lo obvio

-¡Cierra la boca, Ariel! ¿Cómo eres tan entrometida?- se irritó

-Apuesto a que a esta hora de la noche, Regina debe estar llamado, clamando por Emma. ¡Oh, Emma! ¡Oh, Emma! Hazme mujer...- Ariel intentó imitar a Regina solo para provocar a la prima –Así...sí...sigue...

-¡Para con eso! ¡Para!- le tiró una almohada a la cara

-¡Ya paró, tonta!- Ariel se reía a carcajadas de la cara de la prima

-¡Ah, Ariel! ¡No me vengas con esas! ¡Emma no es tan perfecta como dices! ¡Por favor!- Mérida dijo indignada ante la payasada de la prima

-¡Deja a Regina en paz, trasto! Ella fue bien clara, no quiere una relación extra conyugal contigo...- Ariel intentaba, de alguna forma, meter juicio en la fértil cabeza de la prima. Conocía lo ocurrido en el almuerzo de las dos.

-¡Emma! ¿Qué es lo que esa Emma tiene?- se levantó del sofá, caminaba de un lado a otro

-¡Necesitas follar, Mérida! ¡Es eso! ¡Busca a alguien para aliviar esa tensión!- buscó la solución

-¡No quiero! La quiero a ella...quiero a Regina...- dijo con mirada enamorada

-¡Y venga Perico al torno! Nunca te he visto así, lo único que me faltaba: tenerte a ti enamorada de esa Regina...- balanceó la cabeza negativamente

Mérida se sentó en el sofá con expresión triste. Era exactamente eso. Su corazón latía de forma diferente por la morena.

-No te pongas así, prima...Ella no es mujer para ti...- Ariel intentaba consolarla al darse cuenta de que la cosa era seria –Si tuvierais alguna aventura, quién saldría herida serías tú...Es mejor así...- le besó lo alto de la cabeza

-¿Cómo es esto posible? Nunca la he besado...¿Cómo se puede amar a alguien que ni te ha tocado?- Suspiró

-¿Amor?- Ariel desorbitó los ojos -¡Prima! ¡No puedes amar a Mills!- reprendió a Mérida, solo podía estar loca

-Lo sé...- lloriqueó –Nunca seré correspondida...- suspiró, irritada –Es extraño este sentimiento...Yo no estoy acostumbrada a querer y no poder tener...-era un desahogo, necesitaba echarlo para fuera –Ella es perfecta...absolutamente perfecta...Y lo digo no solo por la inquietante belleza que posee...lo digo por su forma de actuar y pensar...Es tan divina...- hablaba con la mirada distante, parecía maravillada solo por pronunciar el nombre de la morena.

Una promesa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora