Érase una vez.....Segunda parte. Fiesta

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Las novias Swan Mills aún se besaban como si no hubiera un mañana. Los aplausos y silbidos estallaron.

Ellas pararon el lento beso en cuanto el aire se hizo necesario, en realidad, se habían olvidado de que necesitaban respirar, sonrieron la una a la otra con mirada apasionada. En seguida, Regina cogió al hijo en brazos y lo besó repetidas veces, él sonreía ante aquella agitación. Emma se juntó a la esposa e hijo en un abrazo acogedor, besó la cabeza de la morena e hizo lo mismo con Henry.

-Tenemos la familia más hermosa del mundo...- susurró envolviendo a los dos en el abrazo

Regina sonrió convencida con aquel comentario, iba a decir algo, pero fue interrumpida por los labios de la esposa. No tuvo tiempo de hablar, cerró los ojos dejándose llevar por el beso que tanto le agradaba.

-¡Ok! ¡Ya basta vosotras dos! Mi cuota de veces de veros intercambiando saliva acabó en el "puedes besar a la novia"- David se acercaba bromista.

-Creo que podéis esperar a la luna de miel...- recordó Mary –el mundo no irá a acabar hoy, hijas...- besó la cabeza a la nuera –Estás majestuosa, Regina...- elogió el vestido, no había podido hacerlo debido al retraso.

-Gra...gracias...- respondió tímidamente la morena

-¡Cuida de mi princesa!- abrazó a la nuera fuertemente. Mary era intensa

-¡Será tratada como tal! ¡Lo prometo!- Regina buscó aire en el sofocante abrazo donde Mary ya lloraba.

-¡Hermanita! Pero, ¿qué beso fue ese, eh?- llegó Zelena quien agarró a la hermana y haciendo que Mary la soltase. Regina no sobreviviría a todos aquellos apretones.

-Zel...Me aprietas...- dijo

-Disculpa, Gina...¡Es que ha sido todo tan cautivador! ¡Qué lindos votos! ¿Y tú, rubia entrometida?- se giró para mirar a la cuñada que parpadeó mientras era sofocada en el abrazo de la madre -¡Si besas la boca de mi hermana de esa manera, no quiero imaginar el resto!- rió ante las palabras de doble sentido

-Felicidades, Regina...- Milah felicitó a la morena –Por cierto, tu mujer es muy bella, pero no tanto como tú...- besó la mano de la morena

-Gracias...Por cierto...un bello discurso- agradeció formalmente –Quédate a la fiesta...- la invitó –Si no tienes otra ceremonia que realizar, claro...- añadió al ver la sonrisa tímida de la jueza.

-Bueno...En realidad no, me quedo si me concedes un baile...- pidió maliciosa

-No sé bailar, señorita Milah...- brotó una sonrisa sarcástica en los labios de la recién casada

-No fue eso lo que me pareció dos noches atrás...- recordó el baile caliente que tuvieron en la despedida de soltera

-Está bien...- sonrió

-¿Viste, hermanita?...Esta morena hizo un hermoso discurso- Zel se entrometió en la conversación.

Emma cogió a Henry y se lo presentó a los primos a los que veía con menos frecuencia. Todos encantados con el hijo de la rubia.

-Si te digo que se parece a ti, ¿vas a pensar que estoy mintiendo, prima?- comentó uno de los primos de la rubia

-¡Sonríe de forma traviesa como tú!- dijo otro pariente. Emma adoró aquello, que reconocieran expresiones faciales entre ella y el hijo era un regalo.

-Un hermoso discurso, sí, Zelena...- Regina continuó la conversación

-¿Hermanas? ¿En serio?- Milah pareció sorprendida

Una promesa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora