Una promesa de amor

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16 años después

-¡Estoy yendo a recoger el traje de tu hija rubia!- dijo Regina bromista conduciendo su clásico Mercedes recién puesto a punto.

-¿Ahora es Mi hija?- respondió Emma a la llamada de voz dentro de su escarabajo, aquel viejo escarabajo amarillo -¡Y yo yendo a buscar a TU hija a casa de su novio pelirrojo!- reviró los ojos

Con tantos muchachos en el planeta tierra, Lana fue a enamorarse precisamente por uno de los gemelos de Mérida.

-¿No estarás yendo en el proyecto de abeja...no?- preguntó temiendo la respuesta, pero ya lo sabía

-¡Pues claro que sí! ¿Con qué coche iría a buscarla? Tú estás con tu Mercedes y Henry fue a buscar a su novia con el BMW...- usó como disculpa

Emma no soltaba aquel coche por nada, si antes era el ojo bonito de la rubia, tras el nacimiento de su hija pequeña el escarabajo fue promovido a amuleto de la suerte. Destino.

-¡Cielos! ¡No cambias, Emma!- rio mirando por el retrovisor

-Ciertas cosas no cambian, Regina...- Emma rio –Como el encantamiento de la pelirroja por ti...¿o será por Lana?- rió –Para mí, Mérida planeó ese romance entre los dos. ¡No es posible! ¡Nunca me libraré de la infeliz!- bromeó

-Tú y tus manías con ella...- Regina se puso las gafas de sol para mirar mejor. El sol brillaba fuera aunque no hacía calor –Mérida es de la familia ahora...- dijo a propósito, quería escuchar la reacción de la esposa

-¡Por Dios, amor! ¡Hubert es de la "familia", aquella pelirroja llena de pecas es la suegra de Lana! Yo no entro en eso-hizo la señal de la cruz como si se reprendiese por ese pensamiento desagradable.

-Engáñate todo lo que quieras...- Regina se burló

-Si ese hijo de su madre hace algo que no debe con Lana...¡acabo con la cara de aquella pelirroja!- apretó los dedos en el volante

-¡Wow! ¡Qué enfado, amor...!- la morena aguantó la risa –Creo que Mérida le ha dado una buena educación a los muchachos. Ahora...- cortó el asunto de raíz, no era el día para que Swan se estresase –Vamos a volver al tema del proyecto de abeja, ya es hora de que lo reformes. La última vez fue en el nacimiento de...

BI, BIP, BIP

-¡Espera!- Emma comprobó la llamada en el panel del coche -¡Ah! ¡Me está llamando! ¡Después te llamo!- colgó la llamada sin darle oportunidad de despedirse

-Ok, amor...- Regina meneó la cabeza negativamente

Sabía que Emma amaba a sus dos hijas, pero su rubia era, de hecho, su predilecta, hacía de todo por aquella muchacha. Swan se volvió más boba que la morena, tenía celos alocados de las hijas, al contrario que Regina, que siempre celó más a Henry.

El día estaba claro, el otoño coloreó las calles con los amarillos y naranjas, algunos árboles secos, otros soltando sus hojas. Un día lindo. Un día perfecto para celebrar la tan soñada fiesta de los 16 años de las muchachas. Toda muchacha americana sueña con ese día y ellas no serían diferentes. Se juntaron para pedir solo una fiesta, incluyendo a la "prima" Ruth, que en realidad era tía abuela de las muchachas, sin embargo siempre se trataban como primas debió a la edad cercana.

Henry tenía 22 años, un hombre formado, inteligente, guapo y educado. Ya no vivía con las madres desde que había entrado en la universidad, pues vivía en Harvard. Estudiaba literatura con la intención de hacerse escritor. Siempre había escrito y tenía algunas obras publicadas con su nombre, ya de joven, Henry poseía un rico bagaje cultural. El orgullo de sus madres, sobre todo de Regina que al hablar del "pequeño" príncipe sacaba pecho emocionada.

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