Cuatro años atrás
Cora estaba en una habitación de hotel lujoso, el más caro de Miami, allí era donde la madre de Regina y Zelena se entregaba a los placeres de la carne, pero últimamente todo lo que sentía cuando estaba con alguien era frustración, nadie la tocaba como la camarera y aquello se reflejaba en su cuerpo que no reaccionaba a caricias de nadie más. Gold, el amante de hacía décadas, estaba encima de la señora Mills, restregándose con el cuerpo semi desnudo, ¡nada sucedía! Aquel trozo en medio de las piernas del hombre parecía no funcionar, ella solo quería olvidar, sacarse de la mente las lujuriosas noches vividas con Mal. Minutos se pasaron en ese vaivén sin sentido, ¿Gold ya no servía ni para tener una erección? Cora sintió asco.
-¿Qué sucede, Gold?- encaró al hombre desafiante, no tenía humor, hacia mucho que había perdido la atracción por ese viejo, pero para garantizar el silencio del empresario consentía aún a esos encuentros.
-Disculpa, querida...¿Puedes esperar un minuto?- en los últimos meses Gold necesitaba la ayuda de la píldora azul, su "amigo" no funcionaba como antes y Cora no estaba tampoco colaborando mucho, reviró los ojos cuando el hombre salió de la cama en dirección al baño.
En pocos minutos el viejo volvió y esta vez Cora no tuvo cómo escapar, fingió el orgasmo cuando Gold se derramó dentro de ella.
Días actuales
Cora dormía serena, en un profundo sueño, se encontraba en un apartamento sencillo en la ciudad de Nueva York, era grande, localizado en la plata alta de un edificio, pero muy cerca del metro, lo que hacía que el sitio temblara a cada minuto.
Mills sintió una suave mano tocar su hombro, sonrió aún con los ojos cerrados, ni el mismísimo ruido del metro fuera la incomodaba, todo era perfecto, hacía cuatro años que no había tenido un orgasmo decente, ni en sus innumerables viajes durante ese tiempo encontró ningún hombre que le diera placer. Palpó la cama buscando el cuerpo de la camarera, pero no estaba acostada y para sorpresa de Cora, cuando abrió los ojos, la sra. Smith estaba vestida impecablemente con uno de sus trajes, la más vieja no entendió, ¿por qué Mal no estaba en la cama?
-Me marcho a trabajar, dejé toallas limpias en el baño, no he preparado café...Así que sugiero que busques una cafetería...La llave está en la encimera, llama a un taxi y deja la llave en la portería...- la rubia cogió el bolso y se dirigió a la puerta del cuarto.
Cora se quedó sin entender, ¿qué estaba pasando? ¿Por qué Mal la estaba tratando con indiferencia? Habían follado toda la madrugada. ¿No estaba todo bien? No. Mal no estaba nada bien, ella no quería sexo, no era suficiente, se había pasado cuatro años pensando en cómo probarle a Cora que podía ser bastante para ella, Mal sabía que la amaba y si tenía que actuar de aquella forma para que la otra lo sintiera, lo haría.
-¿A dónde piensas que vas?- Cora se levantó abruptamente, arrastrando las sábanas para cubrirse el cuerpo, agarró el brazo de la camarera.
-Trabajar...lo he dicho...- respondió soltando el brazo sin ni siquiera mirar a la otra a la cara, sabía que no podía, corría el riesgo de flaquear.
-¿Qué te está pasando? Nunca te fuiste de la cama antes...- Cora creía que todo estaba bien, para ella era así, decía lo que quería y cumplía con lo dicho.
-Ya...Parece que eso ha cambiado...Han pasado cuatro años...Y bueno...Estuvo bien matar el deseo...Qué tengas un buen día...- salió del apartamento con el corazón en un puño, todo lo que más quería era abrazar a la más vieja y decirle que la noche había sido maravillosa, que la había echado de menos, decirle un "te amo", pero nada de eso era opción. Respiró hondo y bajó las escaleras, necesitaba caminar para aclararse la mente.
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Una promesa de amor
FanfictionEs un fic portugés, llamado Una promesa de amor. Su autora es LaisCarolLara. La portada es de SkyeJonhson Cuando una persona lo tiene todo, pero no tiene con quién compartirlo, ¿qué lleva la soledad a hacer a una persona? Una única elección puede...