Los ojos de Park Jimin prácticamente se estaban cerrando tras la aburrida clase que se estaba llevando a cabo frente a él. Es que, vamos... no era nada divertido ver a un anciano hablar de la manera más lenta posible mientras caminaba entre sus alumnos. Cuando se alejaba de su pupitre, su voz se perdía, y ya a esa altura no tenía idea alguna acerca de lo que tenía que anotar. Bufó, y al ver que faltaban tan sólo cinco minutos para terminar, se marchó del lugar en silencio creyendo no sólo que esos minutos serían eternos, sino también que no se perdería de nada importante.
Con la mochila sobre sus hombros y mientras tarareaba una canción, Jimin iba caminando por los pasillos del departamento de artes de su universidad. Todo se encontraba en orden, todo estaba normal, hasta que vio algo dentro de otro salón que lo hizo detenerse.
Allí dentro, Yoongi hablaba con una chica que parecía tener su edad. Hablaban muy bajo, y a una distancia muy corta. Curioso, él se acercó a la puerta para escuchar con más claridad.
—Entonces, ¿Te gustó?
—Mucho.
Jimin miró hacia otro lado, incómodo. No sabía de qué estaban hablando, pero una parte de él había malpensado todo y no quería saberlo.
Por un momento agradeció haberse perdido una parte mientras pensaba aquello.
—¿Me llamarás luego?
—Por supuesto, te haré saber cuando esté listo.
¿Qué tenía que estar listo?
O sino...
¿Quién tenía que estarlo?
Jimin quiso seguir escuchando, pero al voltear se topó cara a cara con Yoongi, quien lo miraba con el ceño fruncido.
—Ah, hola, hyung —dijo, avergonzado.
—¿Qué has escuchado?
—Nada, ¿Por qué?
—Tu cara me dice todo lo contrario, ¿Sabes?
Jimin bufó.
—En serio, no escuché nada.
—¿Y por qué estabas ahí?
—Estaba esperando a que salieras para saludarte —mintió.
—Vaya, no sabía que éramos amigos tan cercanos.
—No, pero somos conocidos. Ya hablamos varias veces.
—Interesante...
Yoongi comenzó a caminar hacia afuera y se sentó a la sombra en una parte del establecimiento en donde no había nadie. Jimin lo siguió, y él lo miró desde abajo con una ceja levantada.
—¿Qué? ¿Me seguiste hasta acá, y no vas a sentarte?
—Oh, sí, sí, claro.
Feliz, el menor se sentó a su lado. Estiró sus piernas y movió sus pies, algo inquieto. Las puntas de sus zapatillas chocaban entre ellas. Se sentía bien, pues creía que por fin tendría una charla más larga con el pelinegro, y no de dos o tres minutos como cuando se habían cruzado en el campus las veces anteriores.
Yoongi lo miró de reojo y sonrió de manera casi imperceptible. Jimin se veía tierno.
—¿Y bien?
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Two-faced guy [Yoonmin] ©
FanfictionJimin era un experto en sospechar que los demás escondían cosas, pero jamás había imaginado que la persona en quien más había aprendido a confiar le ocultaría una vida llena de secretos.