Yoongi detuvo su auto en un lugar completamente desolado. Jimin, quien lo estaba acompañando, miró con ojos curiosos todo a su alrededor. El sonido del silencio los rodeaba, acompañado del que hacía el viento y algunos pájaros que por allí pasaban. Emocionado por lo que iría a suceder, el menor desabrochó su cinturón de seguridad y bajó del vehículo, frotando al instante sus brazos, pues hacía frío. Yoongi fue el siguiente en haber bajado, y caminó hasta haber quedado junto al otro.
—¿Vinimos aquí para una cita? —cuestionó el pelirrubio— ¿Vamos a tener algún día de campo o algo así?
—Ya quisieras —se carcajeó.
—¿Por qué dices eso? Ambos sabemos que somos... algo. Tener citas sería algo normal.
—Sí, pero hoy no, bonito.
Después de haber pellizcado juguetonamente su mejilla, el mayor caminó unos cuantos metros hasta una cerca. Esta separaba el campo de la carretera, aunque aquellas tierras no le pertenecían a nadie.
—Oye, Jiminnie —llamó y apoyó el peso de su cuerpo en la valla—, trae esas latas de cerveza que trajimos.
—Y después dices que no vinimos a un día de campo... —dijo, yendo a buscar lo que había en el baúl del auto.
—Te escuché. Y no lo es. No trajimos más que eso. Además, están vacías.
Jimin, más que intrigado, llevó la caja que contenía dichas latas y se las alcanzó al mayor. Este, antes de agarrarlas, trepó la cerca hasta quedar del otro lado. Luego, una vez que tomó la caja y la dejó en el suelo, ayudó a Jimin para que hiciera lo mismo. Sin embargo, en vez de haber bajado, el pelirrubio se quedó sentado sobre la cerca de madera, observando al otro chico desde su lugar. Alzó una ceja.
—¿Qué vamos a hacer?
—Pues... hay algo que me pediste hace ya varias semanas. En realidad, yo lo había propuesto como una broma, pero tú seguiste insistiendo con ello. Y a pesar de que haya seguido rehusándome, quise intentarlo. Sin embargo, tuve mucho trabajo; tú, muchos exámenes. Ahora que tenemos un poco más de tiempo, quise aprovechar.
—¿Qué es?
—Te enseñaré a usar un arma.
De pronto, los ojos del más chico se iluminaron como los de un niño que recibe el regalo más bonito de todos. Juntó ambas manos a la altura de su pecho y chilló con alegría.
—¡Sí! ¡Gracias, cariño!
—¡Cuidado!
Yoongi, asustado, colocó sus manos a cada lado de Jimin, sobre su cintura.
—¡No te muevas así! ¡Casi te caes!
—Y después dices que estoy en peligro contigo... —se carcajeó y se inclinó hacia abajo para besar su mejilla— siempre me cuidas.
—Eso no significa nada, pero dejemos eso de lado, por ahora. Bájate de ahí, ¿Sí?
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Two-faced guy [Yoonmin] ©
FanfictionJimin era un experto en sospechar que los demás escondían cosas, pero jamás había imaginado que la persona en quien más había aprendido a confiar le ocultaría una vida llena de secretos.