Las horas pasaron volando esa noche para Jungkook y Taehyung. Ambos seguían en el cuarto del mayor finalizando sus obras, sumergidos en un cómodo silencio. El más chico de los dos, cada tanto, espiaba sobre su lienzo para observar al otro joven. Cuando este lo notó, alzó una ceja.
—¿Qué miras tanto? ¿Tan guapo soy?
—Sí.
Incómodo, aunque sintiéndose más que halagado, Taehyung carraspeó y continuó su obra. Jungkook se carcajeó, se paró y se estiró, pues había estado sentado en la misma posición durante mucho tiempo.
—Terminé ¿Te falta mucho a ti?
—De hecho, no. Sólo faltan unos detalles.
—Te esperaré, entonces. Iba a mostrarte mi pintura, pero será mejor que lo hagamos al mismo tiempo —sacó su celular de su bolsillo y encendió la pantalla—. Ya son las tres de la mañana, ¿Lo sabías?
—Ni siquiera me había dado cuenta —rió— ¿Crees que los demás sabrán que nos fuimos?
—Lo dudo.
Taehyung se carcajeó suavemente y le dio una última pincelada a su obra de arte. Una vez que estuvo terminada, se puso de pie, siendo visto por el otro joven.
—¿Ya está? Eso fue rápido.
—Te dije que no faltaba mucho.
—Está bien, a la cuenta de tres, los damos vuelta.
Después de que el mayor rodara sus ojos con diversión, comenzaron la cuenta regresiva. Y fue grande la sorpresa que se llevaron al haber visto lo que el otro había hecho.
La pintura de Taehyung no era nada concreto. Un fondo negro con detalles azules que daban cierta sensación de oscuridad y temor. Sin embargo, a medida que se llegaba al centro, los tonos eran mucho más claros y vivos. El negro había desaparecido por completo, pasando a gris y este, a blanco; y entre el color celeste que había quedado del azul y un tono rosado muy, muy pálido que se mezclaban en el medio, se podían ver dos pequeños puntos, como si fueran luces o estrellas.
Por otro lado, Jungkook había hecho un retrato de Taehyung. Este, al haberlo visto, quedó boquiabierto y sonrojado a más no poder. No esperaba que el otro fuera a dibujarlo. Tampoco esperaba que fuera tan bueno. Cada pequeño trazo y cada pincelada habían creado la pintura más preciosa que el otro había visto en su vida.
—¡Vaya! Ya entendí por qué presumías tanto acerca de tu talento con la pintura.
—No creo que exista algo así como el talento. Cuando dibujas, expresas lo que sientes por dentro. Si eso se asemeja o no a algo de la vida real, es un tema aparte. Pero sí, soy muy bueno —alardeó—. Es para ti. Como... un regalo por haberme escuchado hace un rato.
—Lo adoro, Jungkook. Muchísimas gracias —sonrió.
—De nada. Y acerca de tu trabajo... tengo que decir que es la segunda vez que veo una de tus obras, y volviste a dejarme impresionado. Pero no logro comprender bien su significado.
—Somos... nosotros. Es nuestro camino a ese hogar, esa casa que habías mencionado, el lugar en el que estamos bien y somos felices. Aún cuando parece que esto no existe y a pesar de todas las cosas malas... creo que ese lugar siempre vive dentro de uno.
—Ah, eres cursi —arrugó su nariz—. Me agrada mucho su significado.
—También pensaba regalártelo —admitió, tímido.
—Gracias, pero no, gracias. Mejor déjalo para la próxima. Tengo algo en mente.
—¿Qué cosa?
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Two-faced guy [Yoonmin] ©
FanfictionJimin era un experto en sospechar que los demás escondían cosas, pero jamás había imaginado que la persona en quien más había aprendido a confiar le ocultaría una vida llena de secretos.