Diecisiete

334 58 14
                                    

No podía ser cierto. No, para nada. Se suponía que yo le gustaba. Se suponía que él me gustaba a mí. Se suponía que... simplemente fue como si empezara a perder el poco sentido que tenía.
Yo no quería aceptarlo. No podía. Era bastante ridículo que fuera una de esas cosas por las que Ben hiciera un berrinche. Algo que quería obtener. Pero de repente empezó a tener sentido.

No sabía cómo, pero en resumen parecía que Ben me había hecho escoger entre salir con él o no ser su amigo más. Yo, naturalmente, había aceptado salir con él, pensando que era porque me gustaba... sin embargo, ¿Y si no era así? ¿Y si inconscientemente sólo me aferré a la mejor opción que tenía para no perderlo?

— No es así— dije, tratando de no perder la cordura—, me gusta Ben.
— ¿De verdad?— preguntó—, no lo creo.
— Él me gusta...
— ¿Has dudado alguna vez sobre esto?— preguntó—, porque a mí me parece que sí. Antes no sonabas muy convencido sobre el futuro de la relación. No te culpo. Ben debió chantajearte de alguna forma. Inconcientemente, desde luego. No es una mala persona. No lo odies por eso. Pero entiende que tú eres la motocicleta de esta ocasión. Puedo jurar que hasta tú ya te diste cuenta de que lo que digo tiene sentido.
— Es que no puede ser...
— Acéptalo— dijo—. Él no te ha tomado en serio y tú tampoco. Lo sé porque alguien enamorado habría defendido su relación argumentando su amor. Pero tú sólo has dicho que estan “tratando” de llevar su relación. Hasta tú internamente sabes que no es como si tuviera un futuro todo eso. No tiene nada que ver que ambos son hombres, cosa que sí es importante realmente ya que por sí sola es toda una cuestión, si no que en verdad son tan diferentes que jamás funcionaría algo así.

Lo observé. Cada vez entendía más. Pero no comprendía qué me pasó. Cómo pude ignorar todas esas cosas. Cómo no pude pensarlas.

— Dile a Ben— me dijo—. Todo estará bien. No se enojará. Al menos no le durará mucho el enojo. Se ha enojado muchas veces antes conmigo pero al final siempre vuelve a ser el de antes. No lo perderás como amigo, te lo juro. Y yo estaré con ustedes en todo momento. Pero debe terminar.

Lo observé. Tenía todo el sentido del mundo. Era lo más lógico. Lo mejor que se podría hacer. La solución más fácil. Pero no me gustaba. No me agradaba para nada.

— No creo poder hacer eso— dije afligido—. No creo poder ver a Ben así...
— Si quieres yo puedo decirle— me dijo mientras tocaba mi hombro—. No hace falta que lo veas.
— Es que... siento como si hubiera vivido una mentira... una en la que no recuerdo haber llegado...
— Está bien que esto sea difícil— me dijo—, pero no odies a Ben. Él en realidad tampoco lo sabía. Pero todo estará bien ahora. Yo estaré con ustedes.

Lo observé. Logan era inteligente. Se dio cuenta de muchas cosas antes que yo. Antes que Ben. No me sentía usado porque realmente no era así, pero mi corazón se sentía aplastado, como si me hubieran golpeado.

— Debes ir a casa— me dijo.

Asentí. Tomé mis cosas aún sin saber realmente qué hacía. Caminé fuera del salón de clases. Muy rápido, hasta llegar a mi auto.
Todo se sentía tan irreal, como si fuera un sueño. Uno horrible. Uno terriblemente doloroso.

Conduje hasta mi casa. Todas las piezas encajaban. Yo había sido sólo algo que Ben quería. Como las muchas otras cosas que solían gustarle. Probablemente no lo sabía. Probablemente sus sentimientos no eran reales. Se convenció a sí mismo de que sí. Me convencí a mí mismo de que debía quererlo. O quizá sí lo quería. Lo que era peor, mucho peor.

No lograba entender lo que estaba pasando. ¿Estaba con Ben porque lo quería de verdad o porque él me dio a entender que no volvería a ser su amigo si no lo hacía? En su momento pareció real pero Logan decía que no era así. Además, ¿En algún momento lo tomé en serio o sólo era un intento desesperado por conservar al amigo más cercano que tenía?

La vida con Benny era mejor. Mucho mejor. Quizá temía perderlo. Quizá en verdad él me hizo elegir entre él y el olvido. O quizá yo lo elegí. Quería pensar que yo lo había elegido. Que no era tan patético como para besar a alguien sólo porque no quería que se fuera. Pero era creíble que así hubiera sido. Yo estaba solo. Sin nadie. Habría hecho lo que fuera por mantener a Ben a mi lado.

Seguí pensando. Cada vez me asustaba más.

Llegué a mi casa. Entré. Cerré la puerta. Entonces, lo entendí.

Dolía. Mucho. Demasiado. No sólo pensar en que Benny probablemente me había usado, si no que pensar en que no lo vería de nuevo. No así.
Todo de él me gustaba. Todo lo que conocía de él. Yo no podría haber fingido así. No sabía a dónde iba esa relación porque tal vez Logan tenía razón y no estaba enamorado pero... eso no significaba que Ben no me gustara.

Probablemente él me gustaba. De alguna manera que no lograba entender. O quizá me estaba engañando a mí mismo. Ya no sabía qué creer. Ya no sabía qué era mejor o qué era peor. Ya no sabía qué pensar.

Ya no quería pensar.
Sentía que me dolía tanto el corazón que no podía respirar.

Así que hice lo que no había hecho desde hacía mucho tiempo: lloré. Ahí, recargado en la puerta de mi casa, dejándome caer al suelo.
No sabía qué de todo dolía más, pero no podía parar. Sólo dolía. Mucho.

Después de un rato, me levanté mareado del suelo. Caminé a la cocina. Me dolía la cabeza.

No dejaba de pensar en qué se suponía que debía hacer. En qué debía pensar. En qué debía sentir.

Benny me gustaba. Por eso dolía mucho. Probablemente yo no le gustaba en realidad. Pero era mejor así porque no debíamos estar juntos. Desde el principio no debió ser así. Pero dolía.

Dolía como nunca.

Café por la mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora