Treinta y ocho

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— ¿George?— dijo Madie, desde la puerta.

Me acerqué. Era él. Venía con Lucille y con Will.

— ¿Madie?— dijo George confuso—, ¿Qué haces aquí? No te he visto desde aquel día en el que te secuestré.
-—¿Qué?— dije.
— ¡Lou, felicidades por ganar!— dijo Lucille mientras se lanzaba a abrazarme.

Lucille era otra amiga de la universidad, al igual que George, Will, y Madie. Pero hacía mucho que no los veía juntos... porque se suponía que no se hablaban. Habían tenido problemas, realmente no sabía bien porqué pero... parecía que lo habían resuelto.

— Lou, te vi en todos los medios de comunicación que conozco— dijo Will—, estoy muy orgulloso de ti.
— Gracias— dije confundido—, creo que me perdí de algo. ¿No tenían problemas?
— Los resolvimos— dijo George—. Sólo tuvimos que secuestrar a Madie.
— ¿Qué?— dije.
—También querían secuestrarte a ti— dijo Lucille mientras acomodaba su largo cabello rojo—, así que tienes suerte.
— Es una larga historia— dijo Will—. Pero no venimos a eso.
— ¡Hay que festejar!— dijo George—, ¡Traje todo el alcohol que encontré en la casa de mi hermana!

Me enseñó muchas botellas.

— ¡Sí, quiero embriagarme!— dijo Madie.
— No parece una buena idea— dije—, mañana debo ir a trabajar.
— Lou, debes festejar— me dijo George—, porque no sólo festejaremos que te volviste famoso.
— ¿No?— pregunté.
— No— dijo Lucille feliz—, lo que pasa es que... ¡Vamos a casarnos!

Ella extendió su mano y nos enseñó su anillo.

— ¡Oh por dios!— dijo Madie emocionada—, ¿Te casarás con George?
— Me lo pidió y no puede negarme— dijo ella feliz.
— ¿Te amenazó con una arma o qué?— preguntó Madie.
— Madie, por favor— dijo George—. Soy un galán, no necesito amenazar a nadie para que se case conmigo.
— Creo que también ayudó que Lucille estuviera en medio de la nada— dijo Will.
— ¡Lo sabía!— dijo Madie.
— Es una larga historia— dijo Will.

Nos sentamos. George nos contó todo. Nos reímos mucho. Ella y George habían sido novios antes pero habían terminado. Sin embargo, como si se tratara de una película, se reencontraron y volvieron a salir hasta llegar a un momento en donde se dieron cuenta de que se amaban. Lucille vivía cerca de Will, así que eso explicaba porqué él lo sabía. Hacía tanto que no habíamos estado todos juntos. George se veía más alto. Lucille tenía el cabello más largo. Will usaba anteojos. Parecían los mismos con los que fui a la escuela pero... diferentes.

— ¿Por qué ustedes están juntos?— nos preguntó George—, ¿Están saliendo?
— Prefiero la muerte— dijo Madie.
— ¿Hay algo peor que la muerte?— pregunté—, porque prefiero eso.
— ¿Entonces porqué Madie está aquí?— preguntó Lucille.
— ¿Recuerdan a mi padre?— dijo Madie.
— Sí— dijo George—. Es un señor grandote y rubio.
— Está saliendo con su madre— me señaló ella.
— ¿Significa que son hermanos ahora?— dijo George asombrado.
— Algo así— dije.
— Técnicamente vivo aquí— dijo Madie—, cuido que no haga tonterías.
— ¿No sería al revés?— dijo George.
— ¿Qué insinuas?— dijo Madie enojada.
— ¡No, nada!— dijo George asustado.

Lucille nos contó sobre lo que había estado haciendo después de que dejamos de vernos. Había cumplido su sueño de ser profesora. George era periodista. Will tenía su propio consultorio médico.

— En verdad han pasado muchos años— dije.
— Sí— dijo Lucille—, ¿Qué nos pasó? En la universidad éramos inseparables.
— El tiempo pasó— dijo Will—. Teníamos cosas por hacer.
— Es cierto pero... ¿No se han sentido solos en todo este tiempo?— preguntó George.
— ¿Solos?— pregunté.
— Sí— dijo George—. Como si de repente supieras que todo lo que haces no es más que trabajar. Como si estuvieras solo contra el mundo, tratando de avanzar.
— Sin saber porqué— agregó Lucille.
— Sé cómo se siente eso— dije.
— Lo entiendo— dijo Madie—. Nos enseñaron que debemos trabajar duro para ser alguien en la vida. Nadie nos dijo lo terriblemente solitario que sería eso. Nadie dijo que al final serías importante, pero no para las personas que quieres.

Café por la mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora