81. Si, cómo no.

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Jade.

Viernes, 16 de Noviembre. 9:07am.

Estoy en casa de Kells, esperando a que en cualquier momento se abra la puerta y muestre a mi bello hombre.

El tour finalizó hace dos días. Esos días Kells asistió a dos entrevistas en Australia. En cuatro días tendría una pero la canceló debido a que interviene en el viaje.
Muero por verlo. Estoy emocionada y en verdad quiero verlo. Llevamos semanas sin vernos y nuestras charlas por teléfono y vídeollamada eran escasas y cortas.

(Mensaje de texto)

De: Kells.

Espero que estés en mi casa, viendo la puerta vistiendo unos Jeans comunes acompañados de alguna camiseta mía y que por debajo de todo eso uses un juego de ropa interior lindo y sexi. Con tu cabello suelto y ni una gota de maquillaje. Llegaré en 30 minutos. Voy saliendo del aeropuerto. Te amo nena.

Al leer el mensaje me quedo asombrada. ¿Me está vigilando? ¿Cómo sabe lo que uso? En lo único que falló fue en traer una camiseta suya, pero eso se puede arreglar.

Camino hasta su habitación y voy directo al armario. Busco una camiseta, algo que me quede bien. Kells es delgado así que sus camisetas suelen quedarme ajustadas como si fuesen mías. En lo único que fallamos es en el largo de las camisetas, mi chico tiene el torso más largo que yo.

Veinte minutos. Antes de venir compre vino para beber. Pero Kells debe tener hambre. El viaje de Australia a USA es largo, demasiado de hecho. Además de hacer dos paradas.

Demonios por qué no pensé en eso.

[...]

Escucho cómo suena la cerradura de la puerta. Me levanto del sofá y corro para estar frente a ella.

–Tal como pensé. –dice al verme.

–Fallaste en una cosa. Pero esta bien. –Observo como su guardaespaldas coloca sus maletas dentro de la casa.

–Moría por verte. –se acerca a mí y me abraza.

–Nos vemos luego MGK. –dice el guardaespaldas. A él no lo conozco. Normalmente nos llevan otros.

–Gracias, nos vemos. –contesta Kells. El guardaespaldas sale de la casa.

–¿Tienes hambre? Pensaba preparar algo pero era poco tiempo el que tenía.

–No te preocupes por eso. –dice y besa cortamente mis labios. –¿Qué te parece ir a comer fuera? ¿Columbus?

–¿Estás loco? Debes estar cansado. No necesitamos ir tan lejos. Hay lugares buenos aquí.

–No estoy cansado. Dormí todo el vuelo, sólo desperté en las paradas y ya. Muero de hambre y quiero que vayamos a comer en aquel restaurante de Columbus. Donde venden comida asiática  y eso. Es un buen lugar.

–Hay lugares aquí.

–Bien. Entonces come aquí, yo iré a comer en Columbus. –dice y camina hacia las escaleras.

–¿Es enserio?–digo asombrada.

Acaba de llegar, esperaba más cariño de su parte. Que quisiera estar conmigo. No esto. Viajar a comer a otra ciudad, y molestarse.

–Totalmente enserio.

Espero a que regrese. Baja las escaleras después de quince minutos. Al parecer tomo una ducha. Viste distinto ahora y su cabello se ve húmedo.

–¿Sigues aquí?

Grosero.

–¿Quieres que me vaya? –me levanto del sofá. –Eres un imbécil. –camino hasta la puerta.

Rehab.    -Machine Gun Kelly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora