Rehab. -Machine Gun Kelly.

17. Cincuenta sombras de Kells.

Maratón 4/5.

Jade.

Sábado, 27 de Mayo. 8:46am.

—¿Y a dónde lo llevarás?

—Vamos a ir a desayunar en Starbucks.

—¿Hablas enserio?

—No. —digo riendo.

—Iremos a patinar sobre hielo. Con Casie.

—¿No era una cita? —dice Elena.

—Lo es, su hija está incluida.

—Después de todo serás su madrastra. —dice Xu.

—Suena tan fea la palabra Madrastra.

—Eso serás tú. —dice riendo.

—No me gu... —el sonido de mi celular me interrumpe. —Disculpen. —veo la pantalla. >>Kells<<. —Debo atender la llamada.

(Llamada telefónica)

—Hola Richard.

—Hola Nena, dijiste que debía pasar por Casie ¿cierto?

—Si.

—Ya llegamos a Cleveland, voy rumbo a su casa. En cuanto pase por ella nos vamos a tu casa.

—De acuerdo, dile que traiga ropa de invierno.

—¿Hablas enserio? No hace tanto frío.

—Tú sólo hazlo.  Y también abrigate.

—De acuerdo. Nos vemos más tarde.

—Adiós.

(Fin de la llamada)

—¿Siempre son así de cortantes?

—Va en camino a casa de su hija. No puedo tomarme la libertad de hablar horas con él.

—¿No crees que se moleste cuando sepa que un chino se está quedando a dormir en tu casa? —pregunta Elena.

—Espero que no. Es mi casa.

—Pero eres su chica. —dice riendo.

9:48am.

Termino de vestirme. Pantalones negros, sudadera blanca, tenis adidas blancos con lineas negras.  Cabello suelto, sin maquillaje.
Tomo mi celular, mis llaves y mi cartera. Salgo de la habitación y camino escaleras abajo.

—¿Así vas a ir a una cita?

—Si. —digo y Xu se ríe. —¿Esperabas que fuera en vestido a patinar sobre hielo?

—No, pero... Bueno. MGK está acostumbrado a verte desarreglada.

—Te odio. —le digo riendo. Me siento al lado de Xu.

—¿Cuánto tiempo libre tendrá?

—Sólo dos días. Tiene un evento el veintinueve.

—Que aburrido. —dice Elena y se levanta. Cuando lo hace suena el timbre. —Yo abriré. —Camina hasta la puerta. —Hola. Está en la sala, pasen. —dice y luego se va hacia la cocina.

—¡Jade! —dice Casie en cuanto me mira. Me levanto para abrazarla. Observo a Kells. Su mirada está perdida.

—¿Cómo estas? —le digo sonriendo.

—Bien, papá llegó de sorpresa.

—Hola. —digo caminando hacia él.

—Hola. —parece serio. Baja su rostro y besa mi frente.