le petit

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Una vez obtenido el consentimiento de Fugaku para usar Le Petit, Sasuke no perdió tiempo y se dispuso a preparar la casa de inmediato. Kakashi ya se hallaba escaleras arriba ordenando su ropa. Fugaku le había asignado varios de lo criados de Barbizon y además Sasuke había ido en busca de los sirvientes de Naruto. Abuela Chiyo había dejado claro que eran gente libre que solo servían a Naruto, pero Sasuke sabía ser encantador cuando quería y muy pronto logró convencerla de que trabajase para él. Los otros le siguieron diciéndose que aunque Le Petit no era el castillo Namikaze, podrían vivir muy bien allí.

Fue una mañana muy ajetreada, pero Sasuke estaba bien organizado y la casa no tardo en verse habitable. En las caballerizas ya había varios caballos incluyendo a Sharingan, Abuela Chiyo ya se hallaba en la cocina junto a dos ayudantes y el resto de los criados colocaban las cosas que venían de Barbizon. Para cuando Naruto despertó,se encontró que para que lo único que le faltaba a la casa era su traslado, junto con Yukito y Haku...

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El niño se había despertado temprano, y Haku había logrado mantenerlo ocupado casi toda la mañana, pero Yukito era muy inquieto para mantenerlo encerrado y ansiaba salir fuera para explorar. Al principio había escuchado atentamente la explicación de como habían llegado a la casa mientras él dormía. Luego, se había dedicado a mirar por la ventana, observando fascinado las idas y venidas de los criados.

En el momento en que Haku comenzaba a pensar que le resultaría imposible retenerlo por más tiempo, un criado había llamado a la puerta para anunciar que los dueños de la casa deseaban ver a su nieto. Haku se sentía invadido por el pánico y estuvo a punto de correr y despertar a Naruto. Pero entonces recupero la compostura y con una serenidad que no sentía, tomo al niño de la mano y siguió al criado hasta la sala.

La prueba no resultó tan difícil cómo él había temido. En la encantadora Habitación azul y dorada solo se hallaba Fugaku y Mikoto y ambos lo trataron con gran cordialidad...además, Yukito acaparaba toda la atención.

El niño se sentía muy a gusto. Él era el centro de atención y estaba fascinado por ello. La abuela le dio un dulce, lo cual le hizo pensar en lo bueno que era tener abuelas, y gritó de alegría cuando el abuelo Fugaku lo hizo girar en el aire. Fue Mikoto le informó a Haku sobre el traslado a Le Petit, y este se preguntó como reaccionaría Naruto ante la noticia, más Yukito se mostró encantado con la idea.

-¿Viviremos con mi papá?¿tendremos nuestra propia casa?¿ y papá me comprará un potrillo, oui?

-Creo que podemos hacer algo al respecto-le aseguro Fugaku, riendo. Aunque no había creído la historia de Sasuke, volver a ver al niño calmaba sus dudas. Le resultaba mas sencillo creer que su hijo había actuado de manera irresponsable que pensar que había abandonado a su esposo e hijo.

En cambio Mikoto acepto la explicación sin objeciones. Cuando terminaron de hablarle sobre Le Petit, ya se encontraba tironeando de la mano de Haku diciéndole:

-¡Apresúrate, debemos contarle a Maman!

-Muy bien, ve a decírselo a tu maman ¡Se sentirá muy feliz!

Naruto se despertó en la cama con sabanas de seda, tan cómodo como nunca en su vida estuvo. Pensaba en lo ocurrido en la noche anterior ¡oh, nada había salido como había planeado! y ahora se encontraba en una magnifica habitación, con la familia de su esposo, y...

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una pequeña tromba que se arrojó sobre la cama. La sonrisa de Naruto se acentuó, haciéndolo brillar, y comenzó un juego que era solo de los dos y que lo hacían cada mañana. Jugaban a buscarse bajo las sabanas y a golpearse con las almohadas, riendo ambos con una risa cristalina que embrujo a Sasuke, quien se hallaba parado en la puerta que Yukito había dejado abierta. Les miraba casi con envidia, experimentando una profunda emoción...,algo que hacía mucho tiempo que no sentía.

Admiro la figura de Naruto bajo ese viejo camisón casi transparente, esa hermosa sonrisa que hacía que brillara, con la cabellera despeinada. La prenda solo era sostenida por dos cintas delgadas, y sus hombros dorados se veían muy tentadores mientras Yukito lo atacaba con una almohada.

-¡Como te atreves a tratarme de ese modo, mon fils!¡te azotaré y te encerraré en el granero por comportarte así!-le amenazo riendo-Pero primero te haré cosquillas durante una hora, ¿oui?

-¡Ah, maman, te quiero!-dijo de forma impulsiva.

-Yo también te amo, mon fils-le aseguró Naruto.

Yukito se apartó un poco de él y preguntó con una ligera nota de ansiedad en la voz:

-¿Y papá también nos amará?

Naruto vaciló un momento, pero no alcanzó a decir nada porque fue Sasuke quien le proporcionó la respuesta.

-No veo como podría resistirme.-dijo desde la puerta.

Naruto se paralizó y la alegría desapareció de su rostro. Reclinado contra el marco de la puerta y de brazos cruzados, tenía un aspecto tan masculino que sintió como se aceleraban los latidos de su corazón. Las palabras de Sasuke parecieron flotar en la habitación durante un segundo y entonces Yukito preguntó mirándole con sorpresa.

-¿Eres mi papá?

La mirada suplicante de Naruto se clavó en él.

-Asi dicen. ¿te gustaría ser mi hijo?

Inconsciente de la tensión entre los adultos, contestó con cautela.

-Puede ser bueno, ¿oui?

Sasuke sonrío y se acercó a la cama para acariciarle la cabeza.

-Eso creo ¿te parece que lo intentemos?

-¡Oh, oui!¡nunca antes había tenido un papá!

A pesar de lo que pensaba Naruto, Sasuke no pudo resistirse a la personalidad seductora de Yukito...Shisui había tenido casi su edad al morir. Él no iba a hacerle daño al niño simplemente porque su padre fuese un pequeño zorro astuto.

-¡Ven, juega con nosotros!¡estamos haciendo una guerra de almohadas!

Naruto se paralizó ante la invitación de Yukito y entonces tomó consciencia de que aún llevaba puesto el camisón.

-¡Non!-dijo rapidamente-tu papá debe estar ocupado y yo debo vestirme.

Sasuke se sentó en el borde de la cama, con un brillo irónico.

-¡Oh!pero me gustaría mucho jugar con vosotros.

-Esta mañana no- dijo deseando que su detestable esposo se fuera para poder así poder vestirse. Nunca antes había sido tan consciente de su cuerpo, y aquellos ojos negros sobre él lo perturbaban profundamente.

Sasuke disfrutaba con la situación y decidió aprovecharla. Se tendió en la cama con las manos detrás de la cabeza y murmuró con ironía:

-Protesto, mi querido esposo. Hacía años que no recibía una invitación tan deliciosa...¿nos negaras el placer a Yukito y a mí?

No sabía que decir. Yukito, con un grito de guerra, arrojo una almohada al rostro de su papá. Este lanzó una risita ahogada y durante los siguientes minutos la cama se convirtió en un caos, haciendo que no notara que Naruto se mantenía tieso y lo más apartado posible. Con un brillo malicioso en la mirada, Sasuke se arrojó sobre Naruto y antes de que pudiera reaccionar se encontró tendida sobre la cama con Sasuke a su lado.

-Buenos días, esposo-dijo mientras ignoraba las almohadas que le arrojaba Yukito, se inclinó para besarle en la boca. Sin ninguna prisa, exploró su boca suave y provocativa, y se sintió recorrido por un estremecimiento de deseo.

Naruto estaba demasiado sorprendido como para reaccionar de inmediato. Su cuerpo parecía actuar por voluntad propia, estrechándose contra el de él, y además, ¡el beso no le resultaba en absoluto repulsivo!

NO ENGAÑES A MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora