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-.-


S&N

El calor del día, el estómago lleno y el zumbido monótono de los insectos hacían que fuese imposible resistirse. Y por el momento, a Naruto no le molestaba en absoluto tener que dormir junto al cuerpo fuerte de Sasuke. Cuando despertó, éste aún dormía con un brazo apoyado sobre su pecho. Tratando de no despertarlo, se apartó un poco de él y miró a su alrededor en busca de Yukito. El niño aún dormía profundamente a los pies de su esposo. No pudo evitar volver sus ojos hacia el hombre que dormía a su lado y al hacerlo se sintió invadido por una curiosa ternura. Que diferente se veía...su rostro parecía más suave y había perdido toda su dureza e ironía. Sin siquiera pensarlo, sonrío y rozó la curva sensual de su boca. Él amaba a ese hombre...y a la vez lo odiaba. Yukito se movió entre sueños y Naruto se acercó a él rápidamente.


-Deja dormir a Monsieur; anoche era muy tarde cuando llegó. ¿Vamos a explorar la cascada y la laguna?


Yukito estuvo de acuerdo y ambos se alejaron en silencio. El sol quemaba y por un momento, deseo quitarse el vestido y nadar desnudo en las aguas frescas y cristalinas, pero la presencia de Sasuke lo detuvo. Yukito no se contuvo y rápidamente se quitó la ropa, zambulléndose en la laguna. Fue el sonido de la risa del niño lo que despertó a Sasuke. Éste abrió los ojos y sonrió al verlo que chapoteaba en el agua. Naruto también le hizo sonreír. Por la expresión de su rostro, era evidente que en otras circunstancias también se hubiera quitado la ropa para disfrutar de la laguna al igual que su hijo. Por un momento consideró la posibilidad de sugerirle que ambos se reunieran con el niño. Muy a su pesar, abandonó la idea y se sentó mientras mascaba una brizna de hierba, perezosamente recordó que nunca había visto a su propio hijo jugar con tanto descuido; Sakura no se lo hubiera permitido. Frunció el ceño ante la comparación que se formaba en su mente y apartó aquellos molestos pensamientos casi con furia "¡Maldición! Naruto no era su esposo ni Yukito su hijo ¡Así que no había ninguna comparación que hacer!" Permaneció allí varios minutos mientras disfrutaba con el espectáculo que ofrecían los dos y se preguntaba como reaccionaría el doncel al enterarse de los planes que tenía para el resto del día. A pesar de que él no utilizaba a Yukito para controlarlo, debía admitir que se aprovechaba de su amor por su hijo. Jamás hubiera aceptado pasear a solas con él, pero frente a Yukito...no había podido negarse.


Antes de ver a Naruto en la mañana, revisó su correspondencia esperando encontrar la carta de Neji. Aunque no hubo respuesta todavía de su parte, sí encontró una nota de Mikoto quien le informaba de un baile en honor de Aaron Burr, que se llevaría a cabo en la siguiente velada, y de que quería verlo inmediatamente. Intrigado, fue hacia Barbizón y mantuvo una interesante conversación con su madre, quien le decía que ella había notado que su esposo SOLO tenía tres vestidos, y, que le había ofrecido, con mucho tacto, por supuesto, su costurero para que le hiciera varias prendas de vestir. Sasuke , divertido le preguntó si la negativa de Naruto le impidió seguir adelante; al que ella, sonrojándose, respondió que no, que le pidió a Iruka las medidas, y que necesitaba que esa tarde lo llevara, pues algunas prendas ya estaban listas. ¡Para el niño y Haku también!


Todo había parecido muy simple cuando lo conversara con su madre, pero ahora ya no estaba tan seguro. Al mirar el reloj del cual aún pendía el colgante de cristal de la cadena, notó que faltaba poco tiempo para las tres, hora que lo esperaba el costurero. Se puso de pie con un suspiro y caminó hasta donde Naruto se hallaba vigilando a Yukito. Éste no lo oyó llegar y sólo se percato de su presencia al sentir sus brazos que le tomaban por la cintura.


-¡Déjeme ir, monsieur!-exclamó sobresaltado mientras el corazón comenzaba a latirle con fuerza.


Pero Sasuke lo ignoró y le rozó el cuello con sus labios mientras murmuraba:


-Mmmmm, creo que la próxima vez que vengamos aquí, deberíamos dejar a Yukito en casa ¿no te parece?


Sintiendo el cuerpo cálido de Sasuke detrás y sus brazos que lo sostenían suavemente por la cintura, no supo que responder. Una parte de él deseaba fundirse contra su cuerpo y otra parte estaba furioso por la forma en que manejaba sus sentimientos. Finalmente dijo con seriedad:


-No me gustan sus comentarios, monsieur. Y usted es un imbécil si cree que lo que ocurrió aquí entre nosotros volverá a ocurrir alguna vez.


-¿Eso crees?-preguntó con interés mientras le obligaba a darse la vuelta hacia él.


Naruto observó sus facciones atractivas. No le gustaba nada la expresión risueña que veía en sus ojos negros.


-¡Si, eso creo!-exclamó-estuvimos de acuerdo en que el nuestro no sería un matrimonio normal. Y tengo su firma que lo certifica, monsieur...¡si me obliga, le daré eso también al juez!


-Ah, si.-dijo lentamente esbozando una sonrisa-ya habías mencionado que había otro documento ¿verdad? Realmente debes mostrármelo en alguna oportunidad...mi memoria es lamentable...me temo que lo olvidé todo al respecto.


-¡Su memoria es muy conveniente, monsieur, pero cuando el juez Aburame le ordene devolverme mi dote, dudo de que lo encuentre gracioso.


-No tendremos más remedio que aguardar y ver ¿no crees, cariño?


Naruto hubiera respondido, pero en ese momento se acercó Yukito y tuvo que ocuparse de secarlo y vestirlo. Durante el viaje de regreso mantuvo la mirada fija en el camino y sintió un gran alivio al ver la casa. Lo único que deseaba era poner la mayor distancia posible entre él y su abominable esposo. "Dios mio, es un hombre imposible" pensó con furia, "sonríe cuando debiera estar enfadado y bromea respecto a las cosas más serias". Cuando Sasuke pasó frente a la casa sin detenerse, Naruto se paralizó en el asiento y le dirigió una mirada asesina.


-¿Más sorpresas, monsieur?


Sin apartar la vista de los caballos, respondió:


-No precisamente. Creo que la mejor forma de llamarlo sería "un acontecimiento inevitable".


-¿Y adonde nos llevaría este "acontecimiento inevitable"?-dijo con ojos brillantes de ira.


-A la casa del costurero, por supuesto.

NO ENGAÑES A MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora