Capítulo 3.
Cada vez que Kike veía a Abigail no podía dejar de sonrojarse, su corazón se aceleraba y cuando ella lo veía a los ojos se ponía nervioso y actuaba más torpe de lo normal.
Así es, Kike está completamente enamorado de Abigail, pero este chico delgado, de flequillo y anteojos retro, era incapaz de decírselo. De momento, solo se conformaba con verla todas las tardes dando sus maravillosos consejos a través de la vidriera de la cabina mientras ofrecía su programa radial.
La rubia tomó su bolso al finalizar el programa y se acercó al área de los controles.
— Felicidades, el programa de hoy estuvo genial, como siempre... — sonrió él. — Eres estupenda, Abigail...
— Gracias, pero sabes bien que el mérito no es solo mío. Somos un equipo, Kike.
— Pero tú eres la estrella...
— De nada vale ser la 'estrella' como tú dices si no tengo al talentoso operador a mi lado.
Ante aquel comentario, Kike dejó caer los auriculares que colgaban de su cuello, enredándose sin querer en ellos.
— Tú eres tan talentosa, Abigail... — agregó intentando zafarse de los cables. — Tan... Tan... Tan...
— ¿Tan, qué?
— Tan... Tan... — tragó grueso. — ¿Cómo te fue en tu cita de ayer? Al terminar el programa saliste de aquí muy ilusionada.
— ¡Terrible!
— ¿Ah, sí? — sonrió de medio lado.
— Sí, fatal. Era un engreído y a mí no me gustan los engreídos.
— Eso me parece muy bien. Aunque fíjate, yo no soy engreído y aún así estoy soltero.
— La soledad es horrible, Kike — dijo ella. — ¿Puedes creer que hace seis meses terminé con el imbécil de mi ex y en todo este tiempo no he encontrado a alguien que se haya enamorado de mí?
— Bueno, quizás sí hay alguien que esté enamorado de ti... pero tú no te has dado cuenta.
— No, lo juro. He salido con muchos chicos; galanes, apuestos, con dinero, en fin, de todo tipo. Pero siempre queda ahí, en la primera cita. Ninguno me ha llamado al día siguiente.
— Porque son tontos. Si yo estuviese en el lugar de ellos, te habría pedido que fueses mi novia sin pensarlo.
Abigail arqueó una ceja.
— ¿Que tú, qué?
— No... Yo... Eh... Mmm... Quiero decir... suponiendo que yo estuviese... Por ejemplo... En el lugar de ellos... Te hubiese pedido que fueses mi novia... Sí, eso...
— Está bien, entiendo... — dijo no muy convencida. — ¿Quieres que te lleve a tu casa?
— No, no te preocupes. La estación de autobús está cerca, caminaré un poco.
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¡ESTE NO SOY YO!
HumorEsta podría ser la historia de una amistad, una amistad preciosa. De hecho, me encantaría poder contarles la historia de dos chicos geniales, que hace años se hicieron grandes amigos y se quieren como hermanos. Me encantaría poder contarles esa hist...